C A P I T U L O 3 ¿Princesa?

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Nos quedamos conversando de ningún tema en específico, simplemente cosas de chicas casi dos horas seguidas, realmente no se cómo podemos estar tanto tiempo conversando. Bueno, por algo somos mejores amiga ¿no?
~.~.~.~.
A la mañana siguiente me desperté mucho más temprano de lo habitual, jamás he sido una persona que le gusté levantarse temprano, pero esta vez no se lo que pasó simplemente no podía seguir durmiendo. Baje a la cocina y me prepare un rico sándwich con jugo de manzana para desayunar -buenos días- saluda Niall detrás de mi.
-hola- respondo con una sonrisa mientras pongo mi sándwich en un plato
-¿como dormiste?- me pregunta y yo algo confusa respondo -em... Muy bien ¿y tu?-
-bien en realidad- responde y yo salgo de la cocina, pero el me detiene -me preguntaba si querías ir a tomar helado ahora... Ósea, en un rato, después de que te vistas claro- dice arrastrando su mano por su sedoso cabello con nerviosismo, yo suelto una carcajada mientras asiento con la cabeza.
Se que quede de ir al centro comercial con Jay, pero no estaría mal ir a tomar helado -comeré esto, me visto y vamos- le aviso y el asiente sonriente. Subo a mi cuarto y le envió un mensaje a Jay cancelando nuestra salida al centro comercial. Podremos salir otro día.
Luego de comerme todo, tomó unos shorts y una polera algo suelta y me visto para después bajar con mis converse negras puestas -¿y ustedes donde van?- pregunta Liam cuando nos ve abrir la puerta -iremos a tomar helado- respondo mirándolo fijamente
-recuerden volver antes de...-
-del almuerzo, lo se- lo interrumpo con una sonrisa y luego salimos.
Gran parte del tiempo mientras caminábamos hasta la heladería no pude evitar ver su perfil.
Su perfecta nariz respingada, es una de las muchas cosas que me gusto de el. Es como si hubiera sido moldeado a la perfección y de algún modo eso me molesta y me encanta a la vez.
Caminamos en silencio hasta el pequeño parque en dónde hay un señor de unos 40 o 45 años el cual vende unos ricos helados artesanales.
-¿que sabor quieres?- me pregunta Niall viendo los sabores -vainilla y café- respondo al segundo -bien, si quieres puedes ir a esperarme en alguna banca- sugiere y yo asiento de acuerdo.
Camino hasta la banca más cercana y miro con atención a los pequeños niños jugar, sus padres preocupados de ellos para que nos les pasen nada. La alegría que los pequeños irradian es tanta que estoy segura de que puedo llegar a sentirla, algún día me gustaría poder cuidar a uno de ellos, a un pequeño niño o niña que me llegara a decir mamá, me gustaría poder estar con el ahí apoyandolo y aconsejándole en todo lo que pueda -toma- dice Niall interrumpiendo mis pensamientos de madre y pasándome el sabroso helado de su mano -gracias- respondo cortésmente -¿has probado el café irlandés?- me pregunta y yo lo miro divertida mientras niego con mi cabeza -te sugiero que lo pruebes y sería perfecto si lo haces en Irlanda, es toda una delicia- dice y yo suelto una pequeña risita de mis labios -espero poder llegar a probarlo en Irlanda, aunque se ve difícil la verdad- respondo con sinceridad y el sonríe -algún día te llevare y lo probarás- dice y yo le sonrió dándome cuenta de que aquel chico toma confianza realmente rápido. Paso mi lengua por el helado y luego dejo que el sabor se esparza por mi boca -¿tienes novio?- pregunta tomándome con la guardia baja. Que directo.
Jamás espere esa pregunta y menos en este momento -en verdad no y no pienso tener por ahora- vacilo antes de responder y bajo mi cabeza con incomodidad -¿porque?- pregunta de inmediato. No lo miro, pero si a los juegos y a los pequeños niños en ellos -jamás me a ido bien en el amor y me hice una ridícula promesa de no enamorarme después de que mi último novio me rompiera el corazón de la peor manera posible- suelto de una vez.
Niall también me da confianza de alguna manera -lo siento- dice y yo le sonrió -no lo sientas, estoy muy bien ahora, ya lo supere- el sonríe y me como lo último que queda del cono del helado -vamos a columpiarnos- digo caminando rápidamente a los columpios con Niall atras de mi -amo los columpios- sonrió dándome vuelo con las piernas -¡yujuu!- grito cuando voy ya con más velocidad -Niall ¡vamos! Cierra los ojos es muy divertido si lo haces- grito con mis ojos cerrados, pero no escucho respuesta de su parte -¡yujuu! ¡Niall! ¿Los has cerrado?- pregunto, pero el silencio de su parte sigue. Abro mis ojos algo ya preocupada y me encuentro con aquel chico de ojos azulados mirando fijamente mis movimientos, como recordando algo o tratando de memorizar alguna cosa. Su boca se encuentra entré abierta formando casi una sonrisa y su cabello despeinado igual que ayer. Yo dejo de sonreír y el comienza a hacerlo para terminar estallando a carcajadas. Lo miro sonriente y confusa al mismo tiempo -¿que es tan divertido?- pregunto y el me mira nuevamente -nada, nada, tu solo... Sólo columpiate- responde y yo le hago casó, se que actuó como una niña pequeña, pero la verdad no me interesa lo que piensen los demás y no me importa lo que digan de mi si no son Jay, Harry o Liam. Suelto una risita y niego con la cabeza, pero luego bajo la velocidad -¿tu tienes novia?- pregunto mirándolo directamente a sus bellos ojos -no. He tenido unas cuantas, pero no ahora- eso de unas cuantas no me gustó para nada, no es que este celosa o algo por el estilo, sólo no me gusta como suena -oh- digo y miro mis pies colgando sin topar el suelo -se qué es muy temprano aún, pero creo que estoy esperando a mi princesa- dice mirándome y yo lo miro confusa.
-¿princesa?- el asiente con la cabeza -será el apodo para la mujer que quiera conmigo el resto de mi vida- dice y mi pecho se aprieta nuevamente, pero esta vez el dolor es más agudo y doloroso. Trato de ignorarlo y lo logro con éxito -eres muy tierno- las palabras salen de mi boca antes de a verlas procesado en mi cabeza y un rubor cubre mis mejillas al darme cuenta de lo que dije -gracias- dice sonriente.
Nos quedamos conversando casi unas dos horas más, de cualquier estupidez que se nos venía a la mente. Realmente es muy agradable estar con Niall y no demoré en tomarle confianza. Caminamos de vuelta a casa y al llegar un rico olor a lasaña invadió mis fosas nasales provocando un rugido de parte de mi estómago -llegan justo a tiempo- dice Liam cuando entramos a la cocina -vallan a sentarse a la mesa, yo llevare esto. No olviden lavar sus manos- dice justo como lo decía mi madre. Le obedezco y lavo mis manos en el baño de abajo -listo mami- me burlo de Liam y Niall ríe cuando Liam frunce el ceño para mi -no soy tu madre- reclama y yo me río mientras me siento en una de las sillas en la mesa -oh, perdón papi- me corrijo riendo -no soy ni mami, ni papi, soy Liam tu hermano. No vuelvas a decirme así- me regaña y yo como un trozo de lasaña -lo siento, sólo suenas como ellos- digo y sigo comiendo mi comida en silencio.
La tarde la pasamos viendo películas y conversando. Jugando juegos de mesa y al juego de las 20 preguntas para poder conocernos mejor ya que Niall sería nuestro hermanastro desde ahora y tenemos que conocerlo tanto, como el tiene que conocernos a nosotros.
El día siguiente no paso nada en especial, la mañana y la tarde se pasaron increíblemente rápido y la noche llego de sorpresa cubriendo todo el cielo de negro y con pequeñas y millones de estrellas luminosas en el.
Antes de acostarme me bañe y lavé mi cabello sin algún tipo de apuro.
Cuando iba caminando del baño hacia mi cuarto ya con mi pijama puesto, distinguí un sonido de una guitarra a unos cuantos metros, lo seguí y me sorprendió al ver que los hermosos acordes y un bajó pero audible canto provenían del cuarto de Niall.
Con mucho cuidado camine hasta llegar a su cuarto, me puse al lado de la puerta y ahí si podía escuchar mejor ya que esta estaba entreabierta.
Después de estar unos segundos parada, puede darme cuenta de que canta realmente bien, tiene una voz angelical, hermosa, capaz de hacer sentir que el tiempo se puede detener con tan sólo escucharla, cada palabra proveniente de sus finos labios son una dulce e imposible tentación para los míos.
Decidida abro la puerta y me apoyo en el marco de esta.
Lo observo unos segundos tocar, con su guitarra en sus manos y un libro a su lado, se da cuenta de mi presencia y deja de tocar al instante -lo siento, no pude evitar escuchar lo que tocabas... Cantas muy lindo por cierto- le sonrió algo tímida y el me devuelve una linda sonrisa en forma de agradecimiento -gracias- responde -no sabía que tocabas, jamás lo dijiste- digo y el me mira coqueto
-hay muchas cosas de mi que aún no sabes- dice. Yo río por su coqueteo tan particular.
Asiento con la cabeza y luego respondo -lo se, lo se... Pero quiero descubrirlas- sigo su juego y el ríe divertido con mi respuesta
-no creo que lo logres- dice y yo le lanzó una sonrisa malvada -¿quieres apostar?- pregunto.
Las apuestas son lo mío, siempre apuesto con Jay y Harry y siempre gano yo. Si se considerara un don ganar apuestas, creo que ese sería el mío -bien- sonríe y se para dejando su guitarra y su cuadernillo a un lado
-¿que gano yo si pierdes?- pregunta cada vez más cerca de mi.
Mi corazón comienza a acelerarse y los nervios comienzan a surgir, doy unos pasos hacia atrás, dándome cuenta de que esto no es correcto y luego pregunto -¿que quieres ganar?-
Toco la pared detrás de mi, ya algo agitada y preocupada. Mis manos buscan el marco de la puerta desesperadamente, pero no la consiguen encontrar -no lo se... Harás todo lo que diga por un día- dice a unos cuantos centímetros de mi. Corro la cabeza hacia un lado para evitar cualquier cosa que quiera hacer y también para evitar ver sus ojos de cerca, por más que quiera verlos la verdad. Trago con una pequeña dificultad cuando su respiración choca delicadamente con mi cuello y rápidamente cuando mis manos encuentran el marco de la puerta, me corro hacia otro lado quedando a su espalda -de acuerdo, y si yo gano tendrás que pagarme con 50000 pesos- digo casi sonriente. El asiente con su cabeza de inmediato -bien, trato- estira su mano y yo la mía para cerrar la apuesta. Sus manos se sienten calurosas en la morena piel de las mías. Le sonrió por última vez y salgo de su cuarto pensando en cuál pudo haber sido el porque se acerco a mi de esa manera y cual abría sido el final de todo esto si jamás me hubiera alejado.
Jamás alguien había hecho eso y me puso muy nerviosa a decir verdad, demasiado. Comienzo a pensar en las posibles razones y llego a la conclusión que quizá, después de todo, quería ver si yo era fácil, no lo creo. Primero que todo, Niall no se ve como ese tipo de chicos mujeriegos que solo buscan sexo por una noche. Y segundo el no tendría razones para ponerme a prueba y ver si soy difícil o no.
Sinceramente no soy la chica más difícil del planeta, pero con mi promesa lo he logrado ser y además, a mi me cuesta ceder a cambio de otras chicas que se dejan llevar, no soy así, ni siquiera con Harry y es mi mejor amigo. Y también no soy una puta, no comienzo a babear como otras chicas las cuales babean por cada chico que alcanzan a ver sus ojos.
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Al día siguiente nos levantamos temprano, nos arreglamos y nos fuimos al instituto. Al bajarnos del auto al llegar, millones de ojos se centraron en el chico de ojos azulados que camina a mi lado.
Niall sonreía, pero pude notar en su rostro su incomodidad al ver a tantas cabezas dadas vuelta para poder mirarlo.
Las múltiples chicas le sonreían y le lanzaban miradas llenas de deseo y lujuria. Ridículas. Pensé. Algunos chicos lo miraban como sí tuvieran un cartel en sus frentes con la palabra envidia escrita en el, pero otros lo miraban amistosamente con gran simpatía, como sí sólo fuera un alumno más de la escuela, lo que en verdad es.
Y otros ni siquiera se daban cuanta de su presencia.
Una incómoda y odiosa sensación, pero no desconocida me invadió al ver a la puta de Megan morderse su grueso labio mientras lo observaba. La mire directamente y ella ni se inmutó al verme, rodó sus ojos y le sonrió a Niall. Rodé mis ojos esta vez y sin poder evitarlo apreté mi mandíbula mientras mire a otro lado.
No se me ocurre como no le da vergüenza ser como es, que todo el colegio se haya metido entre tus bragas no debe ser nada cómodo, pero al parecer para Megan sí y no se cansa de su estúpido juego.
Después de pensarlo, creo que no hay nada que hacer, en todos los lugares hay una puta y espero con toda mi vida que Niall la rechace. Deje todo lo malo de lado mientras Niall y Liam siguieron su camino hasta su sala y yo me quede en la mía.

El nuevo chico de intercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora