CAPSIZING || Justin Bieber

Capítulo 9

- Y me imagino que aquí trabajas - dice la misma sonrisa descarada de siempre continuando su camino. Cruza la calle y abre su auto dedicandome una señal de tipo militar pero más relajada y solo con dos dedos que rozan su frente; señal que en mi mente quiere decir 'Hasta la vista' 

Lo sé, es un poco dramático, peso dice mi mente. No puedo creerme que he vuelto a quedarme muda ante su presencia, sigo con lo stacones clavados al asfalto de la acera y algunos transeuntes me mira con desprecio al pasar por mi lado; los ojos se me van a salir de las órbitas y me pellizco fuertemente la muñeca para salir del trance, cuando miro de nuevo, ya ha desaparecido el bugatti y continúo mi camino con rumbo indefinido, perturbada y aturdida.

El poco control de mi mente que había logrado recuperar con unas horas de trabajo se ha ido por el retrete; llego a un pequeño negocio, cuyo olor casero llama mi atención; entro y por un momento siento mis fuerzas recompuestas. Una chica un poco mayor que yo en su aspecto, me saluda con una sonrisa y me ofrece la carta; es un sitio pequeño pero acogedor, cálido y gratificante. 

Pido un plato de Scothbroth; necesito algo que me reconforte y una sopa típica parece ser la mejor opción y cuando termino la deliciosa sopa, la chica me ofrece la carta de postres, preguntandome si he disfrutado la sopa. - Es lo mejor para un día complicado - dice y me tenso de pies a cabeza, no recuerdo que el letrero afuera también dijera que hay pitonizas aquí dentro y comienzo a pensar que debí haber entrado con un aspecto horrible. Me doy cuenta que no he respondido y que llevo 2 minutos solo sonriendole. - Estaba deliciosa. Gracias. - digo aceptandole la carta de postres.

Me decido por el Cranachan y cuando pruebo la nata con la miel, el paladar me agradece y suelto un pequeño gemido de satisfacción. Hace un año no comía postres.

Finalmente la mujer me trae un vaso pequeño de wishky y por alguna razón desconocida se lo acepto y me lo bebo de un sorbo. Ella sonríe y le pido la cuenta pensando en su expresión de satisfacción.

Solo pago 4 libras por el exquisito manjar y me dirijo de nuevo a mi lugar de trabajo sin estar completamente segura de que podré trabajar en éste estado de nerviosismo en el que me encuentro. Rezo por no tener que ver a Clinton, y porque obviamente el misterio de ojos miel no vaya a aparecer diciendome que ahora sabe dónde voy a almorzar. Maldigo en mi mente al recordar su rostro perfecto haciendome esa señal cuando miro al sitio donde hace unos minutos lo vi alejarse y entro al vestíbulo dando zancadas largas y fuertes que hacen que mis tacones suenen como trombones. Me subo al elevador y mis nervios se vuelven furia después de pasar la puerta de mi oficina. 

Agradezco que no hay nadie aún, la hora del almuerzo sigue para la mayoría. Observo la nota de Dara que tengo en el escritorio 'Tardaré solo 1 hora y cuarto. Llámame al movil si me necesitas. Dara'. 

Me parece milagroso que aun tenga un tiempo de soledad y me recargo en la puerta cerrando con seguro. Me dejo caer deslizandome por ella y como una adolescente inexperta, las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. Es ahí, donde me doy cuenta que definitivamente, aún sin que hubiese sucedido nada. He perdido el control.

Me levanto del suelo después de 15 minutos, un poco más liviana y poco menos desesperada. Me enjugo la cara con mis pañitos húmedos y me pongo a trabajar. Me concentro por un par de horas en el ordenador y Dara entra a mi oficina después de tocar un par de veces. Ya ha pasado un poco la hinchazón de mis ojos y no temo mirarla a la cara, fingiendo la más absoluta tranquilidad.

- Señorita, he tenido un pequeño problema familiar ¿Sería posible que me permita salir ya? - dice con algo de angustia y yo frunzo el ceño con preocupación. - Claro, claro, ve, luego me cuentas. - le digo con prisa y sale casi corriendo de mi oficina, después de agradecerme.