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Hmmmm mi cabeza pierde el sentido... ¿D-dónde estoy? Uffff, mis muñecas y mis tobillos me aprietan... ¡Auchhhh! ¿Por qué no puedo moverme? Oh Dios mio. ¡No puede ser! Creí que estaba teniendo una pesadilla..  ¡No veo nada! Me han drogado. ¡¡Malditos hijos de puta!!¿Qué quieren? No tengo nada...-Pienso sin cesar.

Mis lágrimas recorren mis mejillas húmedas y acaloradas. Pero aún así no pierdo las esperanzas y empiezo a gritar "auxilio", desesperada...esperando un milagro, esperando que alguien me escuche o me venga a buscar. Nunca pensé que algo así de espantoso podría ocurrirme a mi, ¿Qué hice para merecer esto? Matenme. Quiero morir. No quiero que me torturen, deben terminar con esto de una vez.  O dejarme ir.

Estos pensamientos hacen que continúe llorando como una desquiciada. Solo se escucha un gran silencio. Un vacío en mi pecho se agranda.

Esto me hace intentar calmarme por unos segundos. Quizás me estén haciendo una broma de mal gusto. No creo que alguien me haga algo tan horrible...quizás me dejaron sola aquí. ¿Por qué harían algo así? No entiendo. ¿Serán mis colegas? Algunos al que no les haya caído bien. No lo sé. No sé que hacer, no puedo moverme, estoy atada sobre alguna silla incómoda y ruidosa. Me siento asfixiada.

Al poco rato, escucho unas voces de fondo a lo lejos. Preferí callarme. Por los pasos, infiero que se acercan a mi. Por lo cual... empiezo a temblar como nunca por los nervios, mi corazón late a mil por hora, creo que me esta agarrando un ataque de pánico o un infarto, no puedo respirar siento un nudo en mi garganta que me sofoca más y más. Están cerca, cada vez más, lo sé. Lo sé porque los presiento a mi lado, callados, supongo que mirándome. Por Dios, espero que no me hagan daño, no quiero sufrir. Oh Dios, ayúdame, lamento haberte dejado de lado, pero por favor, te ruego que me protejas y libres de esta situación. Por favor......

¡Zaaaaas! - Me quitan la tela o bolsa oscura. Veo todo blanco, es tan penetrante la luz que me quita la visión normal por unos pocos minutos.

-Hola Samanta. ¿Cómo te sientes? - Pregunta una voz masculina grave de forma despectiva, se siente en su entonación.
A lo que le respondo con mucha seguridad y confusión:
-¿Sam.. Samanta? -Mientras recupero la vista casi a la perfección, junto con mis fuerzas. Logro visualizar al hombre que me está hablando, se encuentra frente a mi, parado y mirándome seriamente con su máscara. Solo puedo ver que tiene un bigote marrón que combina con sus ojos marrones. Decido contestarle con rabia. -¡¡Yo no me llamo, ni conozco a ninguna Samanta, maldito idiota!! ¡¡Sáquenme de aquí ahora mismo!! -Le grito con furia y rencor. Oigo varias risas detrás mío.
-Tiene carácter... -Dice uno de ellos. Pero quién se dirige a mi, parece estar demasiado molesto. Tanto que... se me acerca sin más y ....

¡¡PLAFF!!- Me pega una cachetada que me deja aturdida. Grité levemente por el dolor. Mi mejilla arde por la fuerza.
No nos tomes por tontos, perra estúpida! Dinos dónde guardas tu dinero o te mato. - Agarra un arma de su pantalón y me apunta sin más. Me quedo atónita, sin habla y sin aire. Aún así me reincorporo para contestarle de la mejor forma posible.

-¿Dinero? ¿Pero quién te crees que soy? Me llamo Kate y no tengo dinero, a penas tengo para comer y para comprarme algo. - Parezco fuerte pero tiemblo por dentro sin control alguno.
-Esa no es la respuesta que quiero escuchar. ¡¡PLAFF!! -Nuevamente me golpea y me largo a llorar. - Primero nos respetas y si nos haces caso, no te haremos daño. ¿Entendiste, Sam?
-No me llam...
-¡¡PAREN TODO!! Altooo.. -Se escucha de fondo otra voz grave y masculina. ¿Será la policía? Viene otro sujeto de negro. Todos estos están vestidos como militares pero sin él camuflado. No es la policía. Este hombre se pone al lado del más grandote, ambos son musculosos. No reconozco sus voces. -¿Le pegaste? -Asiente quién se ha dirigido a mi hasta ahora. Parece ser que llegó el jefe. - INÚTIL, TE DIJE QUE NO LA TOCARAS. Se equivocaron de persona. Les dije que hagan bien su trabajo ¿Y qué hacen? Me traen a otra persona. ¿¡Y ahora, qué!? -Yo escucho pero no digo nada. Espero que me dejen ir... -UNA COSA LES PIDO Y LO HACEN MAL. Encima la golpeas, ¿Por qué? ¿Qué te dije de que a las mujeres no se les levanta la mano?
-La tipa me insultó.... aunque haya tenido la razón. ¿Qué diferencia hay, si después son asesinadas? -Esto último, me estremece por completo el cuerpo y el alma. Me arrebata la más mínima esperanza en mente.
-¡¡¡UGH!!! Largate de mi vista. -Dice el supuesto jefe disgustado ante la situación pero aún así quien me amenazó, no se mueve. -¿Acaso no me oíste? ¡¡LÁRGATE. AHORA!! -Lo obedece con sus puños cerrados. -¡TODOS FUERA! -El resto, que son tres, le hacen caso al instante. El grandote se larga frustrado, arrojando objetos hacia a no sé donde, no puedo llegar a ver.

Aprovecho el tiempo para tomar aire. Respiro para calmarme. El "jefe" mira hacia la pared de mi lado derecho, parece estar pensando un plan. Mis piernas aún tiemblan.

-OK. -Dice y se me acerca, poniéndose en cuclillas frente a mi. Solo veo sus ojos verdes y sus labios carnosos. -No tengas miedo... -Me acaricia el rostro, justo donde recibí las cachetadas. Me mantengo inmóvil. Estoy aterrorizada. - ¡Es un animal! Siempre me trae problemas innecesarios... Lo lamento muchísimo. Lastimar a una chica bonita como tú... -Se calla. -Nunca permito hacerle daño a las chicas y este desquiciado arruina todo. Dime tu nombre.

-K-Kate... -Mi corazón se paraliza, pero lo siento latir casi como si quisiera arrancarse de mi pecho. Trato de volver a mi juicio racional. -Hmm, por favor.... me quiero ir aquí. -Él se levanta del lugar observándome de arriba. -No tengas miedo. -Expresa con mucha calma.
-Dejame ir. Por favor. Te lo ruego. -Le digo rápidamente y miro hacia abajo. Avergonzada.
-Lo haría pero... cariño, tú podrías ir a la policía y eso no estaría nada bien. Estoy seguro de que tienen la capacidad para imaginarte lo que te pasaría si lo haces. -Tiemblo aún peor de lo que mi cuerpo podría soportar, tanto que él mismo lo observa. Oigo que resopla con una leve sonrisa maliciosa que se borra en segundos. Camina detrás de mi, oigo que arrastra algo junto a él. Al verlo de costado, noto que es una silla. Por suerte. La coloca frente a mi y se sienta muy cerca, tanto como para sujetar mis manos con las suyas.

-Entonces no tengo escapatoria. Te conviene matarme. Si no es ahora, ¿Será cuándo me dejes ir? Es lo más absurdo que escuché en mi vida. No tiene sentido. -Reprocho sin más, harta, decepcionada, sin esperanza alguna. Ya no salen más lágrimas de mis ojos.
-Se que tienes miedo, y que aunque te diga que no tiembles, es tu cuerpo el que no dejará de hacerlo, por más que lo desees. Ok. Ya que morirás.... -Eso hace que no le quite la mirada. - ...Según como tú lo dices... hahaha
-¿Qué te causa gracia? -Pregunto indignada. -Se que está situación cotidiana para ti, te debe parecer divertido y placentero.... no tienes derecho alguno de tomarme el pelo. -Atónito por mi respuesta. Quita sus manos de las mías, pero vuelve a sonreír por unos segundos más que la anterior.
-Ok, Kate. - Me mira, con su risita irritable y se quita la máscara. -¿Qué? ¿No dirás nada? Te dejé sin habla. Me sorprende. -Me peina su cabello castaño rubio que se encontraba despeinado. No tendrá más de treinta años. Aún así luce joven. Sus ojos verdes brillan con la luz de alguna ventana detrás mío. -¿Me escuchas? -Asiento con la cabeza. -Te dejaré ir Kate, con la condición de que te quedes aquí hasta que busquemos una solución. ¿ok?
-Pero....
-¿Pero?
-No diré nada. Yo no te vi. Lo prometo. Por favor, no me hagas esperar, yo no tengo nada que ver con lo que ustedes buscan.
-No puedo Kate, debes entenderme.
-POR FAVOR, TE LO SUPLICO. -Me largo a llorar desesperada. Pero él se levanta y se empieza a alejarse. -¡¡POR FAVOR!!
-Cuando te calmes, vendré a hablarte.

Ahí, sola sin saber dónde estaba, supe que no saldría de este infierno, nunca más.

Maniático AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora