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Al entrar a la casa, Thomas estaba más activo y hablando por teléfono.  Parecía tomarse en serio cada palabra que decía, se veía tan lindo que no escuchaba ni una palabra que decía. Me senté en el sillón y lo observaba, caminaba de un lado a otro... haciéndome ver su bendita espalda. Este chico es perfecto, no cambiaré nunca ese pensamiento. Siento que me está gustando cada vez más y no quiero. No quiero sufrir, no quiero lastimarlo.
Finalmente cuelga, se queda quieto, pensando. Vuelve a la realidad y al girarse de mi lado, no me quita su vista de encima. Yo miro a mis piernas sonriendo.

-¿Se te pasó el enojo? -Dice él.
-No lo sé, averigualo vos mismo. -Le digo sería. Se me acerca un poco más.
-Te vi afuera, estabas..
-¿Qué? -Sacude la cabeza. -No hacía falta que me espiaras.
-Fue intencional. -Responde cortante. -¿Pedimos pizza? -Miro el reloj que estaba detrás de él y casi eran las doce del medio día. Asiento.

Mientras el pide los gustos, yo miro la televisión. Nunca faltan esas películas románticas o de acción. No daban nada interesante, así que pongo en mute lo que fuere que estén dando. Me levanto del sillón y justo Thomas corta la llamada.

-En quince minutos vienen. -Yo abro una de las estanterías, buscando algo tonto para acompañar pero no había nada. -¿Estas bien? -Me pregunta y cierro la pequeña puerta. Me quedo mirando la pared, pensando la respuesta.
-Yo... si.
-¿Segura? -Siento unas manos agarrandome de la cintura, hasta hacerme dar media vuelta. Respiro algo entrecortada. Casi ni lo había escuchado tan cerca mio. -No me mientas. -Miro su pecho pero no me atrevo ver sus ojos hasta que el con una de sus manos, suavemente...logra hacer que lo mirara.
-Emm... -Siento que algunas lágrimas están a punto de salir, ya no se a donde mirar que no sean esos hermosos ojos tan intimidantes. -No.. no se. -Digo casi como una obligación.
-Todo estará bien, se como te sientes.
-No. No lo sabes, crees saberlo. -Le digo decidida. No se esperaba ese tipo de respuesta. Nos quedamos quietos ambos, mirándonos amenazantes pero de un abrir y cerrar de ojos, él empujandome lentamente.. me rodea con sus brazos. Tengo mi rostro al lado de su cuello, sintiendo su perfume de hombre, sintiéndome protegida. Cierro mis ojos y yo también lo abrazo con todas mis fuerzas. No estoy sola. Muevo mi cabeza para que quede cómodamente sobre su pecho mientras estamos los dos parados. Escucho sus latidos rápidos y siento un beso de él sobre mi cabeza. No quería que me soltara, por nada en el mundo. Él es mi ángel guardián, caminando por todo mi infierno sin quemarse... protegiendome del mal. Creo en el amor, volví a creer en él.  Estoy completa y locamente enamorada de Thomas.

Estuvimos un rato así hasta que el timbre sonó y ambos nos despertamos. Salgo de mi posición y lo miro, le sonrio un poco y él me la devuelve de oreja a oreja. Rápidamente se dirige a la puerta con el dinero en la mano hasta que no logro verlo. Yo me siento en la mesada y tapo mi cara con ambas manos. ¿Esto está pasando de verdad? Quiero gritar de la felicidad.

-Bueno.. acá está la pizza. -Se siente un rico aroma en toda la cocina y me quito mis manos de la cara, apoyándolas en la mesa.
-Muero del hambre.
-¡Somos dos!

Al terminar de comer, limpie los platos mientras que Thomas se cambiaba para encontrarse con uno de sus contactos. "No tardare mucho" dice y cierra la puerta.
Tengo toda la casa, sola para mi. Ahora si puedo saltar de la alegría cuando se me cante. Pensar en el momento en el que nos abrazamos, me hace querer hacerlo una y otra vez. Juro que no me cansaría. Es tan lindo y tierno. Realmente valió la pena todo este asunto del secuestro.

Pasaban las horas y no sabía que hacer del aburrimiento. Estaba algo tranquila pero preocupada, ya que el tiempo estaba corriendo, bastante.
Por suerte escucho las llaves abriendo la puerta, me calmo. Estaba acostada en la habitación, escucho que el sube las escaleras y al instante estaba en la puerta del cuarto.

-Hola.. -Digo.
-Hey.. ¿Todo bien? -Se apoya contra el marco de la puerta.
-Sip.
-Traigo malas noticias.
-¿Qué sucede? -Me siento rápidamente.
-La mano negra, no era el jefe de la mafia.
-¿Cómo?  Era el mismo tipo que mató a mi hermano y..
-Si si. Eso es verdad pero él solo era un matón favorito del verdadero jefe. Nos hicieron caer en la trampa de que ese imbécil era el capo de todo esto. -Dice con ira.
-¿Y entonces?  ¿Qué... Qué pasará ahora? O sea.. -Digo desesperada, asustada con mis manos sobre la cabeza.
-Tranquila, Kate. -Se me acerca hasta sentarse y tocar con su mano mi pierna. -Mirame. -Le hago caso. -Vamos a estar bien, ¿Ok? -Asiento. -Debes calmarte, no sirve de nada que te alteres. Claramente nada cambió y ahora somos un objetivo para ese tipo, ya planearemos todo. Estoy seguro que le costará encontrarnos, va a tardar. Eso nos da la ventaja de tener más tiempo y organizar todo al pie de la letra. ¿Ok? -Observo sus ojos y trago saliva. -¿Confías en mi?
-Si, por supuesto. -Respondo sin dudar. Parece estar aliviado de escuchar eso.
-Entonces todo ira de maravilla. Vos no te preocupes, nos encargaremos de todo.
-¿Y yo que haré? -Se ríe un poco.
-Ya veremos que se nos ocurre. -Le pego suavemente.
-No me tomen por débil.
-Estoy seguro que no lo eres. -Dice tranquilamente hasta levantarse de la cama. -Este cuarto... -Mira detenidamente los detalles.
-¿Qué?
-Nada. -Dice angustiado. -Iré a tomarme un baño. -Camina hasta alejarse. Me tranquilizo y a la vez me pongo nerviosa. ¡No se puede estar en paz! Me da bronca. Ellos deben estar muy acostumbrados pero para mi esto es una gran molestia.


Maniático AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora