Dos besos.

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Estuvimos hablando bastante rato, pero se me pasaron las horas volando y menos mal que no tenía una madre demasiado estricta con las hora.

Además, ya tenía 18 años, podía estar hasta la hora que quisiese.

Lexi me estuvo hablando de sus grupos favoritos, de lo mucho que le gustaba viajar, de lo que estudiaba, de lo que le gustaría ser. Y en realidad me encantaba que confiase en mí y me contase lo que le gustaba.

+Y bueno, ¿no te tienes que ir a casa?- pregunté mirando el reloj. Wow, ya eran las 4 de la madrugada.

-Realmente no tengo hora, últimamente duermo en casa del chico pelirrojo que viste antes.-Y mil preguntas me vinieron a la cabeza, sin querer solté la que más me reconcomía por dentro y la más "sutil".

+¿Es tu novio?- y ella se rió. Yo no entendía nada.

-Wow, chica de la nevera. Creo que se te han congelado las neuronas.- Ahora sí que no entendía nada, creo que prosiguió por mi cara de confusión.- Soy lesbiana, no tengo novios.

No sé si esa sensación de felicidad era buena o mala. No entendía por qué me había sentido tan mal al pensar que podía tener novio. A mi madre o mi mejor amiga les hubiese vuelto locas que estuviese a esas horas con una chica que acababa de conocer, una chica lesbiana. Abril siempre había hablado mal de ellas, porque claro, para ella lo que fuese sexo sin un pene, no merecía la pena.

A mí siempre me había parecido muy monas las parejas homosexuales y para mí el respeto era muy importante. Pero yo no era homosexual, claro que no.

-¿Qué te pasa? Te has quedado muy callada.

+No sé, me ha sorprendido, solo eso.

-¿Por qué? ¿No te sientes cómoda al estar conmigo?-Y lo remató con una sonrisa torcida.

Claro que no, no me gustaban las chicas. No me podían gustar, ¿no?

+Lexi, creo que me tendría que ir a casa. Se está haciendo bastante tarde. - No me quería ir, por supuesto que no.

+Pues te llevo a casa.-Fui a negarme, pero se me adelantó.- No, ni se te ocurra, te llevo.

Me dejó en la puerta de mi portal y nos despedimos con 2 besos. Por primera vez no me había molestado el roce de alguien y se me hacía raro, muy raro.

Dejé de pensar en ello, abrí la puerta del piso, subí las escaleras, entré en casa y me tiré en la cama. Bueno, mañana sería otro día.

Don't go away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora