Una visita demasiado inesperada.

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Salí corriendo de casa, ya llegaba tarde y el autobús estaría en 3 minutos en la parada. ¿Lo malo? Que yo tardaba 5 en llegar, aumenté la velocidad. Una furgoneta que me resultaba familiar pasó por delante de mí y un grito salió de la ventanilla.

-Ey, chica de la nevera.- ¿Cómo no? Me la tenía que encontrar a ella.- ¿Llegas tarde?

+No, es que me encanta correr con la mochila todas las mañanas, es muy sano,- levanté una ceja- ¿tú que crees?

Ella me abrió la puerta y yo me monté en su coche, era muy incómodo. De verdad que no sabía donde meterme. Para rematar, ella no paraba de echarme miraditas y sonreír.

+¿Qué tiene tanta gracia?- pregunté con un tono demasiado seco.

-Tú.- Ah, genial, encima se reía de mí.

+No tengo ningún problema en bajarme e ir andando, por lo menos así nadie se ríe de .

-Tan solo me preguntaba cómo puedes juntarte con Abril, el otro día se la lió demasiado a mi amigo Adam. Estoy intentando adivinar si tú eres tan homófoba y poco empática.

+¿Perdona? Si fuese homófoba, no me hubiese montado en el coche. Ni podría mirarte sin que me dieses asco y no es eso lo que siento cuando te miro.-Mierda, ¿por qué a veces era tan sincera? ¿no me podía callar? Siempre acababa diciendo demasiado.

-Oh, ¿y qué sientes?-otra vez la sonrisa torcida.

+Mira, ahí está mi instituto. Gracias por traerme- y me bajé corriendo.

Menos mal, quién hubiese pensado que me aliviaba llegar a clase.

En clase estaba como en otro mundo y mi compañera de mesa lo notaba, no paraba de taladrarme a preguntas. Ruby es un poco mayor que yo, tendrá unos 25. Es lo que tiene acabar la ESO y meterte a cursos o estudios para ampliar tu conocimiento sobre a lo que te quieres dedicar, que te encuentras a gente mayor y mucho más centrada. En mi caso quería estudiar algo relacionado con la ayuda a las personas que lo necesitasen. Personas con trastornos alimenticios, sin techo, discapacitados, ancianos, mujeres maltratadas.

Ruby me caló a la primera, es una persona demasiado sensorial.

-A ti te gusta alguien. -y sonrió.

+Que va, no te inventes cosas. Solo estaba pensando en...el próximo examen.

-A mí no me engañas, sé cómo eres y tú no te preocupas demasiado por esas cosas. Eres una persona inteligente que puede afrontar los estudios. Y ahora dime, ¿cómo es él?- "Él", claro. Ni con lo "inteligente" que era, podía afrontar que fuera "ella". Había estado con un par de chicos, con los que no había durado demasiado ni habían llegado a llenarme ni a hacerme realmente feliz. Pero ella no me gustaba, claro que no, es más, la odiaba. ¿Por qué tenía que venir ahora y descolocarme de esta forma?

Sonó la campana y logré huir de Ruby.

Iba andando tan normal hacia mi casa, cuando noté que alguien me seguía, no quería girarme de forma muy cantosa, pero un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Notaba como andaba detrás de mí y por el sonido de sus pasos, no estaba muy lejos. Me sudaban las manos y al final alguien me dió la vuelta violentamente y me arrinconó en la pared más cercana.

Era una chica de llameantes ojos verdes, pelo corto castaño y una mueca de odio grabada en sus facciones.

- No te vuelvas a acercar a ella, ¿me has oído? - dijo, recalcando cada una de las palabras. No podía estar más asustada, notaba que me iba a desvanecer de un momento a otro.

+No...te...entiendo.-logré pronunciar con el miedo latente en mis palabras.

-¿Te sientes bien al venir aquí e ir robando novias? No sé quién te crees, pero no puedes ir poniendo esa cara de buena a todo el mundo y luego tirarte a las chicas de los demás.-dijo a voces. No sabía donde meterme, sus ojos me amenazaban de una forma que no pudo salir ni un sonido de mi boca. Ni siquiera cuando su puño acabó en mis costillas.

Se marchó, como si nada. Pero antes me volvió a advertir de que ni mirase a Lexi. Y mi odio hacia ella aumentó, sabía que no me traería nada bueno. No era en un sentido homofóbico, era ella, su actitud.

Don't go away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora