Una vida realmente interesante.

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Era domingo y hubiese empezado el día bastante bien si no me hubiesen despertado los gritos de Abril. Me había llamado, a las 8 de la mañana, qué manía tenía esta chica con madrugar.

Estaba indignada, resulta que el tal Adam es gay. No sé que le molestaba más, que fuese homosexual o que no hubiese sucumbido a sus encantos. Lo más probable es que fuera esto último.

Me tenía que plantear seriamente eso de cambiar de amigos. Abril y yo de pequeñas éramos almas gemelas, pasábamos el día juntas. Era como una hermana para mí. Jugábamos a lo que nos apetecía, vestíamos con cualquier cosa y no nos importaba nada lo que pensasen los demás. Esas cosas de la infancia. Pero en cuanto empezamos el instituto, dió un cambio radical, se preocupa ahora demasiado por lo que llevar y no por cómo es realmente. No sé, supongo que mi Abril se perdió hace tiempo.
Yo siempre le había dicho que si quería encontrar el amor (cosa en la que estaba empeñadísima), esa persona se enamoraría de todas las cosas que la formaban. También debería concentrarse más en embellecerse por dentro.

No fue un día demasiado interesante, los domingos no me gustaban demasiado. Me parecían tristes y aburridos. Pasé la tarde, repasando lo que daríamos al día siguiente en el instituto y buscando alguna película interesante que ver. Me topé con "La vida de Adele" y me pareció interesante, aunque las escenas de sexo me ponían algo nerviosa (demasiado). No debería haberla visto, me pasé la noche pensando en ella, en Lexi, aunque no lo quisiese reconocer llevaba el día entero en mi cabeza.

Sonó la alarma, a las 7.30 como todos los días de instituto, ya era lunes (qué asco dan los lunes).

Me puse mi camiseta de Paramore y unos vaqueros. Luego me fui al baño arrastrando los pies y me topé con el espejo. A veces me miraba detenídamente y en realidad mi cara es bastante normal. El pelo cortado a media melena, con algún tirabuzón rebelde, de un color rubio ceniza demasiado apagado para mi gusto. Nariz respingona, ojos de un tono entre ámbar y avellana y una piel clara, manchada con algunas pequeñas pecas. No me molestaba mucho en peinarme, pero a veces, me echaba algo de rímel y para las ocasiones especiales, pintalabios. Puede que no fuese la persona más coqueta del mundo, pero tenía 836392 pintalabios y me encantaban.

Don't go away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora