Lexi.

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Domingo, 4:20 de la mañana.

-Ey, Lexy, ¿qué tal con la chica? ¿ya te la has tirado?- Preguntó Ian mientras se le salían prácticamente los ojos.

+Mira que eres basto, Ian, solo iba a hablar con ella.

-Pero no mientas, Lexy. Te hubiese encantado tirarte a la chavala con pintas de buenaza.

+Qué va, anda. Cállate un rato. ¿Dónde está Jaden? Necesito irme a casa.

-Pues no , creo que se quedó con Adam en la pelea.

+¿Pelea? ¿qué pelea?

-Abril otra vez sintiéndose lo más atractivo del mundo, se tiró encima de él y él se aparto. Entonces ella toda ofendida, fue a contárselo a las cerebro de Cartón. Y éstas se inventaron que Adam había querido hacerlo con ella y la había obligado. Ya puedes imaginarte cómo se puso el ex de Abril. - No podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Usualmente pasaba de todo y de todos. Pero con mis amigos no se metía nadie.

-Yo me las cargaba, te lo juro. Qué asco de personas. - Salí de la casa de un portazo y me conduje a la casa de Jaden, imaginando que ya estarían allí.

Y no me equivocaba, casi nunca lo hacía. Tenían un aspecto espantoso, pero extrañamente se reían a carcajadas.

-Lexi, no veas la paliza que les hemos dado. Para que luego digan que los maricas no sabemos pegar- Dijo Adam con una sonrisa triunfal.

-¿Pero qué paliza, si estáis llenos de moretones? Y creo que incluso tienes una brecha en la cabeza. - Esto de hacer de madre para 3 chavales, contando a Ian, es muy cansado.

Después de ponerle un par de puntos de pega a Ian y curarles un poco las heridas, me tiré rendida en la "cama" (un colchón tirado en el suelo) y me dio bastante igual que al siguiente día pareciese un mapache por el maquillaje.

Lunes.

Me levante y cómo no, vi a Adam y Jaden en la misma cama. No son pareja, Jaden ni siquiera es gay. Pero pasaban buenos ratos juntos y yo no me oponía para nada. Bueno, cuando hacían mucho ruido, sí.

Yo estaba en un momento en mi vida en el que no me preocupaban las relaciones, ni el sexo, ni nada en cuanto el contacto con otras personas. Demasiadas cosas tenía ya en mi cabeza. Demasiadas preocupaciones.

Cogí el coche y meditando sobre las relaciones y las parejas, me la encontré. Iba corriendo, con la mochila, con pasos torpes y poco agraciados. Pero sonreí, me parecía tan graciosa.

La chica de la nevera entró en mi camioneta después de que la invitase a entrar. Tenía aspecto refunfuñado, lo que le hacía ser aún más graciosa y ...¿adorable? Lo que sí sabía es que no podía parar de reír. No sé por qué, pero me encantaba picarla.

-... y no es eso lo que siento cuando te miro.- Espera, espera, ¿qué? No me cuadraba. ¿Cómo que eso no era lo que sentía? Buah, da igual.

Me lo tomé a broma, como todo. Siempre intentado tomármelo todo como si no me afectase.

Y se fue. Tal vez dejando más vacío que el del asiento de copiloto, pero no lo tuve en cuenta.

Don't go away.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora