Capítulo Dieciséis: Sí que lo vale...

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Camila aprieta las sábanas en sus manos, mirando fijamente al techo mientras siente su cuerpo retorciéndose por el placer y las cosquillas. Lauren da otro beso por encima de su ombligo, sonriendo contra la piel de la morena. Desliza sus manos con delicadeza por el vientre de Camila en subida, hasta llegar a los pechos de la morena.

–Lauren– murmura Camila.

La ojiverde no sabe muy bien si la morena pronuncia su nombre con lujuria o como un llamado de atención, así que aprieta ligeramente los pechos de Camila en sus manos para comprobarlo. La siente dar un pequeño respingo y la oye suspirar. Lujuria, definitivamente. Camila enreda levemente sus manos en el cabello de la ojiverde, mientras ésta sube dando besos cortos y en línea recta por su estómago y su esternón. En cuanto alcanza su boca, la morena enreda sus piernas en la cintura de Lauren y de un ligero empujón la hace recostaste sobre ella.

–Puedo detenerme cuando quieras, Camz– murmura en su oído.
–No quiero que lo hagas– su voz es ronca.

Un nuevo beso en el cuello llega mientras Camila escabulle sus manos entre la camiseta de Lauren y su estómago. Deslizándolas hacia arriba, se topa con el corpiño de la ojiverde, y se detiene, sintiendo la boca de Lauren descender nuevamente por su cuello. La ojiverde le da una pequeña mordida en el hombro y Camila por inercia cierra levemente sus manos sobre los pechos de su novia. Escucha a Lauren sonreír sobre su cuello y siente las mejillas rojas en cuanto su novia sube a darle un beso. Camila siente sus manos temblar mientras desliza sus manos hasta la espalda de la ojiverde, llegando al broche del corpiño.

–Será mejor que primero me quite la camiseta, Camz– murmura.
–Si– responde tragando en seco.

Lauren imita la acción anterior de Camila y se sienta sobre las caderas de la morena, quitándose la camiseta y dejando que Camila la observe todo lo que quiera. Le sonríe ampliamente en cuanto estira la mano para acariciarle el vientre y le produce ligeras cosquillas. Se agacha para darle un nuevo beso, tomando las manos de Camila y llevándolas nuevamente hacia el broche de su corpiño. La ojiverde siente las manos de su novia temblar, y la ayuda, llevando sus manos al broche de su corpiño y desabrochándolo de un solo movimiento.

El corpiño cae al suelo y los ojos de Camila viajan al pecho desnudo de Lauren, quien se ha sentado sobre las caderas de la morena de nuevo. Los labios de Camila se abren ligeramente en cuanto la ojiverde toma su cabello para tirarlo hacia atrás, dejándolo caer por su espalda. Sus pechos se tambalean ligeramente y las manos de Camila van a parar a la cintura de Lauren.

–Ven aquí, mi amor– pide Lauren.
–Si– asiente Camila, incorporándose en la cama.
– ¿No crees que estamos siendo un poco imparciales?– juega, sonriendo.
–Yo...– Camila suspira, llevando sus manos a la espalda de Lauren y atrayéndola para que la bese. –Desnúdame, Lauren– susurra en su boca.
–Párate al lado de la cama. Ahora–

El tono autoritario ha vuelto y Camila tiembla bajo la mezcla de emociones. Obedece sin perder el tiempo, y Lauren se para detrás de ella y recorre su espalda con sus manos. Le rodea el vientre mientras le besa el cuello con delicadeza, dejando alguna que otra mordida. La cabeza de Camila cae contra su hombro, con ambos ojos cerrados y Lauren aprovecha para subir sus manos hasta el corpiño de su novia. Sigue besándole el cuello y la oreja en movimientos lentos y sensuales, mientras comienza a masajear lentamente los pechos de Camila.

–Lauren– murmura Camila, extasiada.
–Amo como suena eso en tu boca– confiesa en su oído y Camila gime.

Lauren voltea a Camila en un movimiento rápido y la besa con hambre, pegándola a su cuerpo. La morena gime en cuanto sus lenguas se chocan y antes de darse si quiera cuenta, Lauren la ha dejado completamente desnuda de la cintura para arriba. Siente un escalofrío en cuanto sus pechos se rozan con los de su novia y profundiza aún más el beso –como si eso fuera posible–.

–Cama– murmura Camila en su boca.
–Lo que quieras, preciosa–

Lauren se sienta en la cama y engancha la cinturilla de los pantalones de Camila, atrayéndola a ella. La morena cubre sus pechos y Lauren se muere de ternura por la vergüenza que siente. Le besa el vientre con delicadeza y, poco a poco, Camila baja sus manos y las coloca entre su pelo. La ojiverde acaricia su espalda y su cintura, antes de luchar por unos segundos con el botón de su pantalón. Lauren siente que va a perder el control en cuanto desliza el pantalón por las piernas de Camila y va tocando su piel suavemente.

–Siéntate– le sonríe.

La morena se sienta sobre su novia, con ambas piernas rodeando la cintura de Lauren. Inician un nuevo beso, mucho más lento por la falta de aire de Camila. Entonces la ojiverde corta todo tipo de contacto que sus bocas tienen y la mira.

–No quiero hacerte daño– susurra, mirándola a los ojos.
–Has dicho mucho esa frase estos meses– sonríe Camila.
–En serio, Camz– susurra, apoyando su frente en la de su novia.
–No vas a dañarme– murmura.
–Te mandé al hospital una vez por ponerte nerviosa. ¿Qué hago si te pasa lo mismo ahora?– pregunta.
–Lauren, estaba en recaída en ese momento– confiesa. –Cualquier cosa me hubiera mandado al hospital. Había ido hacía pocos días porque estaba nerviosa por el examen–
–Ahora estás el triple de nerviosa, Camila– murmura, fijando su vista en el pecho de su novia. Camila se sonroja enseguida, cubriéndose.
–Los ejercicios de la doctora me ayudan a calmarme– explica. –Sé cuando debo parar. Y voy a decírtelo. Lo prometo–
– ¿Lo juras?–
–Estás arruinando el momento, Jauregui– sonríe. –Solo bésame–

Sin embargo, es Camila quien vuelve a besarla. El beso se vuelve salvaje ante los pensamientos de Camila, quien se atreve a subir las manos y ponerlas suavemente sobre los pechos de Lauren. La ojiverde se tensa y sonríe sobre su boca.

–Recuéstate– pide.

Camila obedece, olvidándose de la vergüenza por un momento. La ojiverde se arrodilla a sus pies y la morena siento el rubor cubrir todo su cuerpo. Sin embargo, solo aprieta levemente las sábanas entre sus manos, evitando taparse.

–Eres preciosa desde cualquier ángulo–

Lauren se acomoda sobre Camila una vez más, cubriéndose a si misma y a su novia con las frazadas de la cama. La piel desnuda de Camila está caliente, incluso más que la suya y eso la enloquece poco a poco. La morena, completamente desnuda, tiembla en sus brazos ante la necesidad de tener a Lauren en todos los sentidos.

–Lauren– gime.

La ojiverde le sigue besando el cuello lentamente, mientras desliza su mano derecha por el vientre de Camila. La morena se retuerce y corta el beso, respirando sorprendida en cuanto los dedos de Lauren se deslizan sobre su zona más sensible. Lauren siente los dedos de Camila apretarse en su espalda, y luego las uñas deslizarse por la misma, mientras ella traza pequeños círculos sobre el punto de la morena.

–Relájate– pide.

Los gemidos de Camila inundan la habitación más rápido de lo que Lauren esperaba en cuanto ésta se encarga de bajar a besar el pecho izquierdo de la morena, atrapando el pezón en su boca. Con una mano de Camila apretando las sábanas y la otra su cabello, Lauren acelera los movimientos circulares sobre el clítoris de Camila, quien se retuerce con más impaciencia ahora. Un beso en los labios, Camila le devora la boca a Lauren, intentando evitar que su cuerpo de convulsione. Pero en cuanto Lauren da un pequeño pellizco en el pezón derecho y aumenta aún más los movimientos de su mano, Camila siente su cuerpo colapsar.

– ¡Lauren!– chilla, aferrándose a ella en un abrazo.
–Eso es, mi vida– sonríe Lauren, besándole la frente sudada.
–Lauren– murmura Camila, extasiada aún.
– ¿Por qué no descansas un momento?– propone. –Son las 6:30, y tenemos muchas cosas por hacer en adelante– le guiña el ojo, a pesar de que Camila tiene los ojos cerrados. –Tenerte desnuda y sudada es mejor de lo que pensé– murmura en su oído.
–Gracias por... Eso– murmura adormilada Camila.

La morena cae rendida ante su primer orgasmo, como Lauren predice. Atrae a Camila más a su cuerpo y la abraza, sintiendo todo el esplendor de su cuerpo pegado al de ella. Vale la pena aguantar la calentura por ella, Lauren. Sí que lo vale...


Photograph || Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora