1. Los comienzos

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Para empezar, tienes que tener claro que ella no es una chica normal.

No, ella es la típica chica que no tiene nada de típico. Hablar con ella, quedar con ella, simplemente estar con ella, hace que tu actitud cobre un nuevo sentido. No vale con ser el más gracioso, el más guapo, el más sincero; vamos, el chico perfecto.

No, el proceso para llegar a ella es mucho más complejo que todo eso. Y sumergirse en este proceso implica cambiar completamente de mentalidad. Da igual la experiencia que hayas ido adquiriendo por el camino. Todos, sin excepción, nos encontraríamos en la misma situación al comenzar este arduo viaje. Tendrás la misma sensación que si exploraras un nuevo planeta, misterioso, excitante y en ocasiones hostil. Te sentirás como el primero de los colonos que pisó América, como el primer hombre en la Luna.

Sin embargo, has de tener muy clara una cosa: si te internas en esta realidad desconocida, no habrá vuelta atrás. Tu vida quedará irremediablemente trastocada; de la mejor de las maneras, si eres lo suficientemente habilidoso y, seamos sinceros, la fortuna así lo decide o, como en la mayoría de los casos, conseguirás salir a duras penas de este extraño elemento, pero con las manos vacías, e inexplicablemente sentirás un vacío en tu interior, y deberás vivir tu vida, con la desagradable sensación de quienes han estado lo suficientemente cerca de una estrella como para tocarla, pero en el último sprint las fuerzas les han fallado y han iniciado un abrupto descenso, cual Ícaro moderno. La desagradable sensación de quien descubre un fabuloso tesoro oculto, pero la falta de pericia le hace resignarse a esperar que otro más apto lo descubra y se quede con el premio.

¿Que qué opino yo?

Sinceramente, tras años (sin exagerar) de haber tenido el placer o la desgracia de haber sido absorbido por este universo paralelo, tengo que declarar que, pensándolo objetivamente, no merece la pena.

Seguro que estás pensando ahora: "Claro, esto lo dices porque quieres quedarte el tesoro para ti sólo". De entrada, si eres de los que está pensando eso ya has perdido muchas posibilidades de lograr este objetivo, pues no tienes la actitud necesaria.

Sin embargo, si tras haber leído esto continúas pensando que tienes posibilidades adelante, inténtalo con todas tus fuerzas. Y cuando te hayas convencido de que es imposible, serás capaz de ver las cosas a mi manera.

Si por el contrario eres de aquellos que cuentan con el tristemente escaso sentido común, la pregunta lógica que te surgirá será la siguiente: ¿Si realmente es imposible, para qué nos hablas de este hecho? Mi respuesta es porque yo, a pesar de todo, continúo incansable con esta tarea semi-divina. ¿Que si soy un estúpido por seguir? Seguramente. Pero, en mi caso, llegué tan cerca de este tesoro como para ser capaz de resignarme con contemplarlo desde lejos. Se ha convertido en mi objetivo principal, mi proyecto de vida, mi alfa y mi omega.

Sí, leyendo esto realmente hasta yo mismo me considero un estúpido, pero, si quieres conocer realmente mi situación, acompáñame. No te preocupes, no tendrás que hacer mucho. El peso de esta tarea recaerá sobre mi. Sólo te pido que me escuches, cuando no pueda más, cuando esté exhausto, cuando, incluso después de todo lo vivido, me plantee seriamente rendirme. Y, en esos momentos que tanto necesite a alguien, estés tu allí, escuchándome, comprendiéndome e infundiéndome el valor necesario para superar los obstáculos y continuar con la aventura.

Sí, puede ser que haya sido eso aquello que me haya hecho fallar hasta ahora: la falta de compañía. En mi prepotencia, pensé que podía triunfar en esta hazaña yo sólo, pero el tiempo me ha demostrado lo equivocado que estaba a base de golpes. Espero sinceramente que esta oportunidad sea la buena. Porque si no...

[Se acabó, L, no pienses en eso ahora. Seguro que, contando con un compañero como éste, las tornas han cambiado completamente]

Es cierto, no me había presentado. Puedes llamarme L. Obviamente no es mi nombre real, pero todavía me da un poco de corte decirte algo tan importante como mi nombre (sí, le doy mucha importante a algo sin sentido, lo sé) Quizás con el tiempo, cuando las dificultades nos unan, me sienta con la confianza suficiente como para decírtelo. Por ahora, con L bastará.

Pero basta ya de cháchara. Si has llegado hasta aquí y realmente estás dispuesto a acompañarme, no quiero aburrirte con más palabrería.

Dame tu mano y respira hondo...

Eso es, notas como te relajas, ¿verdad?

Tranquilo, no es para nada doloroso.

Sólo relájate y déjate llevar.

Allá vamos...

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora