Hola otra vez. Perdón de corazón por haberte echado así. No era mi intención para nada parecer tan brusco. He actuado mal, peor incluso ignorándote tanto después. He me he portado como un completo idiota. No tengo excusa, eres tú el que está aquí voluntariamente para ayudarme, pero espero que en parte me entiendas; necesitaba desconectar de todo el asunto N por un tiempo. Esa es la razón por la que llevo tanto sin hablarte. Para compensar, te voy a poner al corriente de todo lo que ha pasado en este último mes, que no es poco.
(Sí, un mes; ¿a ti no te ha parecido tanto?. Es extraño. Quizás seas capaz de hacer que el tiempo pase más rápido para ti involuntariamente Bueno, da igual, ni creo que llegara a entenderlo. Ni siquiera tengo claro cómo hiciste para venir aquí... No importa, sigamos)
La cosa es que Talía y yo... Sí, estamos saliendo. Cada día la conozco más y más me gusta. Es atenta, divertida, inteligente, cariñosa... Se podría decir que es la novia perfecta. Todavía no me creo que se haya fijado en mí. Lo estoy pasando genial con ella; cuando quedamos o cuando estamos juntos me hace olvidarme de todo y centrarme sólo en disfrutar. Ella es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, y sin embargo...
Sin embargo, no todo es luz. Sé que esto va a sonar de completo capullo ingrato, pero todavía noto que me falta algo, aún no me siento entero. No tiene nada que ver con Talía, esa parte va genial, es sólo que... Sí, ella no es N. No es esa preciosa perla oculta y protegida que tanto llevo buscando. Y eso me hace sentir... extraño.
Alto, alto, no pongas esa cara de triunfo, que no he terminado. Es cierto que ese vacío en mi interior no se ha llenado del todo, pero está muy cerca. Talía me hace sentir especial, único, y eso es mucho más de lo que N ha hecho jamás por mí. Y aunque ciertamente quedan resquicios de mis sentimientos hacia ella en lo más hondo de mí, pienso sinceramente que en poco tiempo se acabarán extinguiendo, sin una emoción que los alimente.
Sí, es triste. Sí, a mi también me da pena, ¿qué crees? Después de todo lo que he vivido, todo lo que he sufrido por N, finalmente vamos a acabar en ese típico y odiado sólo amigos (y ni eso, porque como alcanzas a adivinar, todavía no me ha hablado. María me dijo hace poco que no quiere saber nada de mí, todavía no sé por qué). Pero, seamos sinceros, ella nunca quiso nada más, me lo ha dejado claro en multitud de ocasiones. Por más que lo intenté, nunca se abrió a mí, y ya sabes lo que dicen, ante la falta de noticias, ponte en lo peor. Qué le voy a hacer, no se podrá decir nunca que no lo he intentado, pero una retirada a tiempo es una victoria. Lo siento mucho por ti, te llamé para que me ayudaras a conseguir su amor y te sentirás terriblemente decepcionado. Pero no te des mal; has sido el mejor compañero que nunca podría haber tenido. Y mira el lado bueno, ya no vas a tener que aguantarme continuamente, que sé de buena mano lo pesado y cansino que puedo llegar a ser. Eso sí, no olvides visitar de vez en cuando. No quiero que lo que hemos pasado caiga en saco roto. Si lo mío con Talía sale bien, te la presentaré y podrás conocerla mucho mejor.
Pero sí, por desgracia, mi gran viaje, mi increíble aventura, mi hercúlea tarea en busca del corazón de N, ha fracasado. Quién me habría dicho hace un par de meses que, a pesar de todos los disgustos, todos los golpes y todos los llantos, sería capaz de dejar el tesoro sin (apenas) pensar en él. Pero está hecho. Odio las despedidas, así que, por favor, no lo hagamos más emotivo.
De nuevo, muchas gracias por tu ayuda. No sabes de qué manera tu apoyo me ha resultado útil. Que tengas un buen viaje de vuelta.
Y, lo dicho, nos vemos pronto.
¡Espera, no te vayas! No me lo puedo creer. ¿A que no adivinas quién me está llamando? Sí, N.
Esta chica tiene un increíble don de la oportunidad. Es como si nos hubiera estado espiando, qué raro. Vaya, parece ser que tu estancia aquí se va a alargar... o no. Después de todo lo sucedido estos últimos meses, no sé si coger el teléfono, y probablemente volver a la vida de desengaños y decepciones que he llevado por N; o dejar que suene y olvidarme de todo este tema de una vez por todas, y centrarme por fin en esta nueva opción que he elegido con Talía. Nadie podría reprocharme nada por dejar correr el asunto, ¿no?
Vale, vale, no hace falta usar ese lenguaje. Ya lo cojo. No te preocupes, que siendo sincero conmigo mismo no podría volver a dormir acordándome de que le colgué el teléfono a N sin saber que quería.
Veamos con qué nuevo desafío nos sorprende esta vez. Ahora te cuento.
Vale, ya está. Ella es realmente desconcertante, sin duda. Quiere quedar, vete tú a saber por qué. No me ha dicho nada, sólo que era importante. Tengo que admitir que N es fascinante. Espero sinceramente que podamos hacer las paces y, por lo tanto, mantener nuestra amistad, que la aprecio mucho. Pero eso, sólo amistad. Y, de paso, con esto podré al fin dar el carpetazo definitivo a este asunto de una vez por todas.
Pues nada, me voy a vestir y nos vamos. ¿Preparado para nuestra muy posiblemente última aventura? No, yo tampoco. Vaya par estamos hechos...
Genial, ya hemos llegado. Lo admito, estoy nervioso. Echémosle narices. Lo de siempre, quédate un poco atrás y veamos lo que nos dice. Estoy muy, muy intrigado.
- Hola, L.
- ¡N, no me lo puedo creer! Si casi ya no me acordaba ni de tu cara. Ha pasado mucho tiempo.
- Sí, demasiado. Demasiado...
- ¿Te pasa algo, N? Estás muy seria.
- No es nada. Vayamos al tema por el que quería hablar contigo.
- No me digas más. Quieres que nos demos una ducha. He acertado, seguro.
- Error. Es porque quería decirte algo importante, y no me parecía conveniente hablarlo por teléfono.
- Pues adelante, aquí estoy. Dispara.
- No me tientes. A ver, estos últimos días he estado pensando y me he dado cuenta que...
- ¿Tú, pensando? Eso si que hubiera sido digno de ver.
- Cállate. ¿Quieres hacer el favor de no interrumpirme?
- Vale, vale, ya me callo
-Mejor. A ver, la cosa es que he estado pensando mucho en nuestra situación y he llegado a una conclusión...
- ¿Que deberíamos dejar de hablar? Ah, no, que ya no hablamos.
- !No, joder! ¿Es que no lo has entendido todavía? ¿Cómo se puede ser tan sumamente lerdo? Tú... Tú... Tú me gustas, estúpido.
Te quiero, L.
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Ella
RandomUna historia para aquellos que conocieron a esa persona que nos fascina, que como una droga te hace dependiente de su contacto. Si sois uno de ellos, lo siento, pero bienvenidos