6.

57 2 9
                                    

¿Sabes qué? Qué estoy harto. N sigue con su especie de guerra psicológica / vacío hacia mí. Y ya me he cansado de esperar. Siento que llevamos siglos sin hablar. Por aquí no tienes muchas cosas que hacer, así que te tienes que aburrir tanto...

Pero bueno, que ya me he cansado. A lo tonto, con ésta situación copando toda mi atención he descuidado otras partes de mi vida, como los estudios, que seamos sinceros, no me interesan demasiado; pero sobre todo mis otros amigos.

[Sí, sí, tengo más amigos. No me calientes ya más de lo que estoy]

Resulta que te he llamado porque mi amigo Alex celebra una fiesta en su casa, y me ha invitado. Va a ir gente de mi instituto, pero también gente nueva, y tengo la sensación que debería cambiar de aires, darle un nuevo enfoque a la situación. Quién sabe, quizás me aporte nuevos puntos de vista. El caso, que llevo rechazando salir muchas veces ya desde el comienzo de la Gran Ignorada [te ha gustado el nombre, admítelo], y considero este un punto de inflexión. Se acabó el rayarme la cabeza con este tema. Esta noche solo quiero desconectar y cambiar de aires.

Será mejor que empiece a prepararme, que solo queda una hora para la fiesta y tengo que vestirme y arreglarme (más bien poco, no tengo ningún motivo, ya sabes) y llegar a la casa de Alex, que está bastante lejos. Y vale que todo el mundo esté acostumbrado a que llegue tarde, pero no abusemos.

[Ahora, si me dejas un poco de intimidad. Sí, había carraspeado por algo, no te tomes tantas confianzas, que no tengo muy claro quién eres exactamente y... ¡Bueno, que fuera de mi cuarto, que al final vamos a llegar tarde!]

- ¡Hombre, L! Si has decidido salir de tu cueva. Casi ni me acordaba ya de tu cara.

- Qué gracioso, Alex. Tampoco llevo tanto sin salir...

- ¿Qué no? Por los mensajes y porque te vemos en clase, que si no igual pensábamos que te había pasado algo. Admítelo, llevas mucho tiempo distante. Tienes algo que te ronda por la cabeza.

- No se te puede ocultar nada, tío. Sí, llevo bastante tiempo dándole vueltas a un asunto.

- Es la chica esa, seguro. ¿Cómo se llamaba? Algo empezado por N. No me acuerdo. Es igual. Mira por donde, si te ha cambiado la cara. ¡Sabía que era algo así! No me puedo creer que lleves tanto tiempo rayado por una chica. No lo puede merecer tanto.

- Si la conocieras...

- ¡No digas tonterías! ¿Cómo es posible que alguien como tú, que lleva loquitas a la mitad de las chicas del curso, decida dejar de vivir por una chica? Mira, L, si ligara la mitad que tú, ahora mismo no sabría a quién elegir.

[Me da vergüenza admitirlo, pero tiene razón. Me suelo machacar bastante haciendo ejercicio. Me distrae de mis elucubraciones existenciales. Olvida lo que acabo de decir. El caso es que para mí el físico no es importante; pero no soy tonto, se que para el resto de la gente sí]

- Calla, Alex, que me vas a poner rojo. Sí, ya me has demostrado que eres muy listo. Ese es justo mi problema: el no saber qué hacer para atraer a esa chica. Y estoy seguro de que hoy no encontraré la solución, así que dejemos el tema, por favor.

- Claro que soy muy listo. Creía que ya lo sabías. Y por supuesto que vamos a dejar el tema, porque hoy tenemos aquí mismo otro problema mejor. Ha venido una amiga mía, Paola, que me gustaría que fuera más que amiga, tú ya me entiendes. Y se ha traído a una amiga que, ¡madre mía! Paola me gusta de verdad, pero tengo que admitir que la otra es... No tengo palabras para describirla.

- Pero mira que puedes llegar a ser exagerado. ¿No puedes decir la verdad, que es que quieres que la entretenga mientras tú le tiras ficha a la Paola esa?

- Vale, pillado. Se veía muy claro. Pero en serio, cuando veas a la otra chica lo entenderás.

- Lo que tú digas... Voy a saludar a todos y me reúno contigo.

- Vale, colega. Lo vamos a petar, ya verás.

-Sí, sí...

[Tengo que admitir que todos se han alegrado pero también sorprendido de verme. Creo que sí que he estado ausente bastante tiempo. Bueno, es igual, voy a reunirme con Alex, que ya está de los nervios]

- ¡Cuánto has tardado!

- Alex, han pasado diez minutos. ¿Quieres hacer el favor de relajarte?

- Perdona, tienes razón. Es que estoy un poco nervioso.

- No te preocupes. A ver, ¿dónde está tu princesa azul y su fiel escudera?

- Sentadas en el sofá de la bodega. Vamos.

[Sí, ya te habrás fijado, pero la casa de Alex la verdad es que impone bastante. Es un chalet realmente grande de dos pisos que, por si fuera poco, está relativamente cerca del centro. Sí, un poco de envidia sí que me da, sobre todo cuando pienso en mi apartamento de cincuenta metros cuadrados... Pero da igual. Atención, que nos acercamos. La verdad es que Alex me ha intrigado con el tema de la amiga. Vamos a ver si es digna de tantos elogios.]

- ¿Qué tal, Paola? Cuánto tiempo.

- Si quedamos ayer, tontorrón. ¿Quién es tu amigo?

- Es L, del instituto.

- Encantada, L. Vaya, Alex, podrías presentarme amigos así todos los días.

- Si los tuviera lo haría. Por cierto, ¿has visto lo bonita que ha quedado mi habitación con la pintura nueva?

- No. Podríamos ir a verla. Solo hay un problema. L, Talía, una amiga mía, ha ido al baño un momento. ¿Puedes esperarla aquí y contarle a dónde me he ido?

- Claro, sin problema.

-Eres muy amable. Entonces, ¿cómo dices que ha quedado tu cuarto, Alex?

[Se han ido. Este Alex, siempre tan a lo bestia. Pero parece que le funciona. Mejor que a mí, desde luego. Pero oye, parecían bastante felices, cosa que me parece ge...]

- Perdona, ¿has visto a mi amiga? Estaba aquí hace un segundo.

- ¡Vaya, que susto me has dado! ¿Tu amiga es Paola?

-Sí. No me digas más. Ha ligado, ¿verdad? Siempre me hace lo mismo. Da igual. Soy Talía, ¿y tú?

-Yo... Yo soy L.

[He titubeado porque acabo de fijarme bien en ella. ¿Cómo decirlo?
Es... preciosa. Pelirroja natural, creo, unos ojos verde esmeralda preciosos, la nariz salpicada de pecas... Realmente, se acerca mucho a mi ideal de belleza. Me ha descolocado; la verdad es que esperaba a la típica amiga fea (sin intención de faltar).]

- L, me gusta. Es bonito. Eres amigo de ese tal Alex del que tanto habla Paola, entonces.

- Sí y tu la amiga de esa tal Paola de la que tanto habla Alex, parece.

- Correcto.

- Dime una cosa; ¿por qué es Paola la que siempre se va acompañada si tengo enfrente a una chica que le da mil vueltas?

[Alto, alto, alto, L. ¿Qué diablos te crees que haces? Has venido para despejarte y aclararte respecto al tema N, no para ponerte a ligar con la primera que pasa.

Pero Talía se ha sonrojado con el cumplido; no es cosa mía, la tengo en el bote. Y además de preciosa, la chica parece divertida e inteligente. Me está haciendo dudar...

Bueno, dejaré que la conversación siga su curso, a ver que pasa.

¿Cómo que no debería hacerlo? Yo creo que no estoy haciendo mal a nadie. Está claro que a N no le importo, tendrías que estar de mi parte...

No, ahora me he enfadado de verdad. Voy a hacer lo que me parezca más adecuado, así que por favor, vete. Más tarde te contaré lo que ha pasado. Lo siento, yo tampoco quiero, pero me gustaría poder hacerme una idea de esta chica sin una especie de subconsciente externo diciéndome lo que hacer.

De verdad, márchate. Por favor]

- Qué tonto, L. ¿De verdad te parezco...

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora