3. Primer contacto

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¡Por fin es viernes! Últimamente, me alegra incluso más que llegue este esperado día, pues es el único de la semana en el que no tengo entrenamientos, y además, tampoco hay instituto al día siguiente. Perfecto para coger el autobús e ir a verla.

Estoy deseando llegar ya. Parece que el conductor esté frenando con la intención de retrasar nuestro encuentro. Pero claro, son imaginaciones mías. No puedo parar de repiquetear los dedos contra la ventanilla. Como siempre, estos encuentros me alteran considerablemente. Mira, ya estamos llegando. ¡Sí, allí la veo esperando en la parada! Creo que ella también me ha visto. Por fin vas a conocerla. Se me olvidaba, es muy importante que no intervengas en nuestra conversación. No es por nada, sólo que tenerte a mi lado hablando hará que me comporte de forma rara (más de lo normal). Así que puedes escucharlo todo, pero no trates de hablar conmigo.

- ¿Cuánto tiempo, eh N?

- Que va, si te tuve aquí el fin de semana pasado, como todos. Mira que puedes llegar a ser pesado.

- Y lo que te alegras de verme, no lo niegues.

- Una cosa... Bueno, hoy tengo preparada para ti una sorpresa.

- ¿Ah sí? ¿Qué es?

- Me apetece darnos una ducha juntos. ¿Te gustaría?

-Mucho, como siempre.

-Ya no caes en las mismas. Tendré que buscar nuevas formas de engañarte.

- Desde luego, N, ya no caigo en aquellas que implican contacto íntimo entre nosotros. Lo aprendí hace mucho.

- Es verdad, antes eras más divertido...

- No mientas, que te gusto más así. Te resulto más fascinante.

- Venga, andando, Hombre Fascinante. Esa película no se va a ver sola en mi casa.

[¿Entiendes ahora lo que te decía? Hablar con ella es un continuo reto. Nunca sabes cuando está de broma y cuando quiere hablar en serio. Y eso de darnos una ducha juntos... Me ha tentado aceptar, pero sé que era otra de sus pruebas y diciéndole que sí solo habría conseguido sus burlas. No, el día que de verdad lo diga en serio (si es que llega) lo sabré, y me daré el gusto de hacerla sufrir un poco. Algún día...]

Ya he vuelto a casa. La película no estaba mal, pero con N apoyando su cabeza en mí no podía concentrarme. Su pelo olía genial, además. Pero lo más importante: ¡le he pasado un brazo alrededor de los hombros! Puede parecer una nimiedad, pero está el hecho de que ella no se ha burlado de mí, como siempre hace cada vez que tengo un gesto cariñoso con ella. ¿Significará esto que finalmente le gusto, no, que le he gustado todos estos años? Alto, L, no te emociones. Estás sacando las cosas de contexto. Puede que solo le apeteciera un poco de contacto humano. Aunque siempre existe la otra opción.

Son las cuatro de la mañana y sigo sin poder dormir. No dejo de darle vueltas a lo que ha pasado esta tarde. Y es que, si te soy sincero, nunca hemos hablado seriamente de qué clase de relación tenemos. Siempre hay pullas y falsas sugerencias subidas de tono. Pero quizás, si me abriera a ella, descubriría que el sentimiento es mutuo. Y entonces, podríamos incluso empezar a salir y...

No, para, ya lo estás haciendo otra vez. Deja de ilusionarte con falsas esperanzas. Ya sabes lo que dicen: mejor malo conocido, que bueno por conocer. Además, es mejor estar cerca de ella como amigo que alejarla de mi tratando de ser algo más. Por ahora, lo dejaré correr.

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