Whatsapp [#1]✨ [Jesús Oviedo][editando jeje]

Veintidos🌻

Los días transcurrían bastante bien. Jesús y yo seguíamos quedando algunas tardes y de verdad que sentía que las cosas entre nosotros iban hacia delante, y eso me ponía bastante contenta. Ya podía visualizar una relación entre nosotros dos y os juro que es lo más bonito que he sentido en mi vida.

¿A vosotros no os pasa?, esa sensación cuando estás conociendo a alguien y sabes perfectamente que eso va a llegar a algo más. Es un tipo de ilusión diferente a cualquier otra. Y es que con Jesús sentía que podía ser yo misma, que hiciese lo que hiciese él no me iba a criticar ni decir nada malo, porque es que es tan buena persona. Doy las gracias a que me hablase por whatsapp, y eso que al principio no me gustara del todo la idea.

—¿Cuando se lo vas a contar a tu hermano? —preguntó Elena mientras mantenía la mirada en su móvil.

Estábamos en mi casa, Elena había venido para ver una película, pero como no siempre utiliza esos momentos en los que no puedo escapar de encerrona.

—¿Prefieres una peli de miedo o de romance? Ahora me he aficionado a las de miedo. —dije sin apartar la mirada del televisor.

—¿No vas a responderme? —apartó su mirada de su móvil y frunció el ceño mirándome.

Suspiré echando mi cabeza hacia atrás y me quedé mirando el techo un rato. A veces Elena podía ser una pesada de aquí a la luna.

—¿Tú te crees que es buena idea contárselo a Calum? —la miré. —No me deja ni dirigirle la palabra a un mísero hombre, ¿cómo crees que se pondrá si se entera de que estoy empezando a salir con su mejor amigo?

—Maya... él quiere que se lo digas. —me miró ella también.

—Ah tú lo sabes.

—Si, de hecho si. —Suspiró. —El otro día cuando os fuisteis a tomar algo al centro yo vine a verle. Él ya lo sabe Maya.

Mis ojos se abrieron más de lo normal debido a la sorpresa que sus palabras.

—¿Perdón? Vuelve a repetir eso que no te he escuchado.

—Yo no se lo he dicho, para tu sorpresa lo descubrió el solito. No es que os molestéis mucho en mantenerlo en secreto.

—No me jodas, Elena. —apoyé los brazos sobre mis piernas y sobre ellos mi cabeza. —¿Y ahora qué?¿Voy con cara de tonta a contárselo yo?

—Él quiere que lo hagas, quiere que confíes en él, aunque no le mole nada la idea de veros juntos.

Suspiré —Está bien, se lo diré. Pero dame mi tiempo, aunque él lo sepa necesito lo mío para pensarme cómo se lo diré.

—Está bien, solo me importa que se lo digas.

[]

Terminamos de ver películas y Elena se fue a su casa. Estaba ordenando un poco mi habitación cuando una notificación llegó a mi móvil. Sonreí al ver que se trataba de Jesús.

Jesús:

Tendrías una cita conmigo este finde?

¿Se podía ser más mono?

Yo:

Déjame que mire mi agenda...

Tardé unos segundos en volver a responderle.

Está bien, creo que puedo hacerte un hueco.

Jesús:

Me alegra oír eso.

Seguro eres una persona súper ocupada.

Yo:

Ser popular es agotador.

Jesús:

Ni que lo digas.

Te recojo mañana en tu casa, si?

Yo:

Aquí te espero con ansias.

De verdad que ese chico podía romperme el corazón a pedazos si quisiera. Y era muy pronto para decirlo, lo sé, pero Jesús tenía ese algo que hacía que en mi estómago revoloteasen mariposas. Desde que se declaró lo veo con ojos diferente, con ojos de una niña tonta enamorada. Y es que nunca me había fijado en cómo era Jesús en realidad. Sus ojos color miel, que cuando me miran juro por dios que pueden leerme el alma, y es que solo él consigue esa sensación en mi.