Whatsapp [#1]✨ [Jesús Oviedo][editando jeje]

𝑶𝒏𝒄𝒆🌻

𝑭𝒐𝒕𝒐𝒈𝒓𝒂𝒇𝒊𝒂: 𝑴𝒂𝒚𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒇𝒊𝒆𝒔𝒕𝒂.

—Ya sabéis, cuidad la casa y... —mamá nos cogió a los dos por los hombros —no hagáis nada de lo que los arrepentiréis luego, hacedme el favor.

—Mamá tranquila, dejas a Maya en buenas manos —dijo Calum y yo rodé los ojos.

Mama rió —Cuidaros, los dos.

Les ayudamos a subir las maletas al coche y dijimos adiós con la mano cuando se estaban alejando.

—¿Has comprado las bebidas Calum? —le miré.

—Le pedí a un amigo que lo hiciera, te recuerdo que nací el mismo día que tú y aun no tengo dieciocho. —dijo apartando la mirada del coche para dirigirse a mi.

—Bueno, ¿y cual es el plan? —pregunté.

—Son las... —miró el reloj digital de su muñeca —seis, tenemos cinco horas para preparar todo antes de que la gente empiece a venir. —asentí con la cabeza. —Manos a la obra.

Entramos en casa y la decoramos un poquito para que diera un toque más a fiesta y no a casa de familia feliz.
A eso de las ocho, apareció el amigo de Calum con las bebidas, que además de ofreció una pequeña bolsa con cinco gramos de Maria por casi treinta euros, a lo que Calum dijo, no, gracias.
Cuando todo estuvo preparado los dos subimos a nuestras respectivas habitaciones a vestirnos.
La verdad es que yo quería ir guapa, no sabía si Bieber iba aparecer por allí, pero por si las moscas...
Me puse un vestido corto de color negro que se estrechaba a la forma de mi cuerpo y recogí mi pelo en un moño. No me maquillé mucho, solo un poco de corrector, sombra y rimel.
Decidí preguntarle a ese chico con el que llevaba meses hablando si iba a venir.

Yo:

Vendrás a la fiesta en mi casa?

Bieber:

Alli estaré.

Sonreí un poco ante la respuesta que me proporcionó y decidí bajar al salón donde ya todos empezaban a llegar. La música sonaba y las botellas de alcohol ya iban bajando.

—¡Maya! —escuché la voz de mi mejor amiga llamándome desde la puerta, yo reí y me acerqué a ella —¿Tú sabes la cantidad de gente que hay, y la que está viniendo? ¿Queréis hacer un pequeño Project X?

—Mis padres me matarían —dije mirando a toda la gente que estaba llegando.

—¿Dónde está tu hermano?

Me encogí de hombros —Estaba intentando buscarlo pero... bueno ya ves que no es fácil.

—Voy a buscarle, te aviso si le veo, —me miró —y anima esa carita, estás muy guapa —dejó un beso en mi mejilla y se fue entre la gente.

Poco más tardaron en llegar los universitarios, en compañía de mi primo mayor, Kian.
Kian era alto, moreno, de ojos azules. Y muy guapo. Siempre me decía que yo era su prima favorita, y la verdad, no me extraña nada.

—¡Kian! —grité para luego echarme en sus brazos a abrazarlo.

—¿Como está la pequeña de casa? —rió.

—Creciendo, Kian. —volvió a reir.

—Siempre serás mi pequeña.

—Solo me llevas un año, real, contado. —le miré.

Miré a los demás chicos y allí estaba, Javi, su mejor amigo, y el chico más guapo que yo había visto nunca.

—Hola —saludé tímidamente.

—¿Que hay, Maya? —saludó sonriente.

—Bueno, por allí están las bebidas y... divertíos. —sonreí y me alejé antes de que mi estómago diese más vueltas.

Volví a girar la cabeza para mirarle otra vez y mi cuerpo chocó con otro.

—Oh lo siento... —le miré. —Jesús —sonreí —que sorpresa.

Rió —Hola, Maya. —dio un pequeño beso en mi mejilla. —Busco a Calum.

—Todo el mundo está buscando a Calum —me encogí de hombros.

—Bueno, espero que me guardes un baile. —me guiñó un ojo y se alejó.

—¡Eso haré! —grité.

¿Y si Javi era Bieber? ¿Os lo imagináis? Sería un maldito sueño. Pero eso nunca pasará, porque él es el dios del olimpo y yo solo soy... Maya.

—Ei —alguien dijo detrás mía haciéndome girar, oh Dios mío —¿bailas señorita?

Javi me tendió su mano la cual cogí sin pensármelo.
Me llevó al pequeño rincón donde todo el mundo estaba bailando y yo, mierda, estaba muy nerviosa.
Cogió mi mano y empezó a darme vueltas sobre mi misma.

—Estás muy guapa, Heaslip —confesó, yo solo sonreí.

Me apegó a él y empezamos a movernos al ritmo de la música. Posicionó sus manos en mis caderas y las movió de un lado a otro al compás de la suya.

Todo el mundo nos miraba, pero poco nos importaba la verdad, ese momento era simplemente perfecto. Su respiración chocaba contra mi hombro y su nariz rozaba mi cuello, dejo un pequeño beso en este y mi cuerpo se estremeció por completo.

—Me gusta como te mueves —susurró a mi oído.