Treinta y dos.

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Todo lo que alguna vez habíamos llamado hogar, estaba destruido. Lo único que quedaba de mi casa era el piso de abajo, y casi ni eso. Corrí desesperada hacia adentro en busca de respuestas.

—¡Maya! —gritó Jesús.

—¡Mamá!¡Papá! —fui pisando por donde pude, pero los escombros me jugaban una mala pasada. —... ¿Calum?

—Maya... no... no hay nadie... —dijo Jesús a mis espaldas.

—¿Y dónde están? —le miré, con lágrimas ya recorriendo mis mejillas. —No pueden haberse ido, no sin mi.

—Vámonos de aquí, lejos, te lo digo enserio.

—¿No te preocupa tu familia?¿Ni Dani?

—Claro que me preocupa, pero lo que más me preocupa ahora es ponerte a salvo, Maya.

Whatsapp [#1]✨ [Jesús Oviedo][editando jeje]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora