Six.

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Estábamos en la habitación de Amy, ella no paraba de lisarse su pelo hasta las puntas, las tenía demasiado quemadas, ya que, siempre se lo lisaba y no salía a algún sitio sin su pelo extremadamente liso.
A mi por lo general me gustaba, pero me daba mucha pereza tener que plancharme mi pelo, por que tengo el pelo rizado y cuesta algo, o quizá bastante. A si que, prefiero dejarmelo a lo natural, que es mucho más bonito que liso. O eso opino yo.
Amy insiste en que me ponga rimel, pero ami no me gusta el tener que sentir algo pegaso en los ojos por que, tengo la extraña manía de estar siempre tocandomelos. Pero al final le digo que sí para que se calle ya.
-Wow...
-¿Qué?¿Qué es lo que pasa?
-Estas preciosa solo con rimel Alice, por favor suéltate el pelo. -Dijo Amy rogándole de rodillas.
-Bueno, esta bién, sólo esta noche.
Me suelto el pelo y no puedo evitar reirme ante la cara que se le puso a Amy al verme así.
-Nunca te había visto asi Alice, deberias de soltartelo más. Prométeme que cuando te vayas te lo soltarás mas.
-Ya sabes que me da mucho calor el tener que estar con este pelo suelto. Me incomoda bastante, pero lo haré por tí.
-Gracias, ya empiezas a hacerme caso.
-Bueno, ¿nos vamos?
-Vamos.
Cojemos un taxi y le decimos al taxista que nos lleve a GreenSleep en la misma puerta.
-10,40€
-Gracias, quedese el cambio.
-Muchas gracias y que pasen buena noche.
-Gracias.
Entramos. Y sonaba una canción de salsa y cómo no, era mi Marc, Marc Anthony y su canción Valió la pena.
-VALIÓ LA PENA LO QUE ERA NECESARIO PARA ESTAR CONTIGO AMOR TU ERES UNA PERDICIÓN, LAS HORAS Y LA VIDA A TU LADO NENA, ESTÁN PARA VIVIRLAS. - Cantaba y bailaba como una loca y Amy me seguía a mí. Bailando salsa no me ganaba nadie.
-Alice paremos para beber algo por favor, el Marc este me agota y tú aún mas. -Me dijo sonriendome más de lo normal.
-Esta bién.
Amy y yo estubimos un rato en la barra, pedimos una coca-cola y una piña colada. Nos reíamos sin parar, y nos abrazábamos cada vez más. Asi hasta que Amy me dijo que si nos podíamos ir ya, porque se encontraba algo cansada. Yo obviamente le dije que sí.
-Alice, cambiate. No vayas a dormir con olor a piña colada.
-JÁ. Me meo con tu sentido del humor tan desarrollado, ¿dónde lo has comprado en los chinos?
Amy enseguida me dió con la almohada en la cara y empezemos a luchar con nuestras almohadas.
-Amy, ¿paramos ya?
-Sí, claro. Vamonos a dormir ya. Estoy cansada de tus golpes de niña chica de parbulitos.
-Ya, pero, ¿sabes lo que pasa? Que al ser una niña puedo morderte en un brazo y hacer que te duermas instantániamente.
Amy al oír lo que dijo rió a carcajadas. No tardó en dormirse, al igual que yo. Mañana sería otro día.

Sueños IncomprendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora