Eleven.

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Quedaba una semana para empezar las clase y me encantaba el olor a nuevo.
Fui con mi madre a dar una vuelta a comprar a una librería cercana, y me sorprendió lo grande que era. Se llamaba "WeLoveBook" y sólo por el nombre se había convertido en mi tienda favorita. En ella, no solo se vendían cosas de papelería o libros, también discos de vinilo, CDs, películas, y series en DVD. Era algo que nunca había visto y me llamaba la atención bastante.
Cogí un libro, "Buenos días princesa" de Blue Jeans y un CD de mi grupo de música favorito, Pignoise.
Mi madre me lo había regalado como premio para que tuviera un curso con buenas notas y le di las gracias dándole dos besos en las mejillas.
Cuando terminé de coger el CD me dí la vuelta tan bruscamente que me tropecé con alguien más, hasta que vi mi libro y mi CD en el suelo y yo tirada del impacto. Tenía alrededor de mis manos otras que las rodeaban y me ayudaban a recogerlo. Eran unas manos suaves y estaban algo frías, me di cuenta de que tenía algunas heridas en sus nudillos y eran recientes.
Me quedé estupefacta al ver semejantes ojos verdes, mirarlos te producía una sensación algo extraña en el estómago, pero eran tan dulces... Tenía una nariz fina, y unos labios enormes, realmente sexys.
-¿Estás bien? Te has dado un golpe fuerte.
-Sí, perdón es que soy un poco bruta.
-Perdóname a mi también, tampoco sé por donde iba.
-Nada, es igual. No te preocupes.
-Oye, ¿eres nueva por el vecindario? No te había visto nunca por aquí.
-Si me he mudado aquí hace una semana o por ahí. Vivo a una manzana aquí.
-Yo vivo a dos. Que casualidad.
Yo no podía dejar de mirar sus hermosos ojos verdes. Me había fijado en su pelo negro y alborotado, de tamaño medio. Su piel era blanca, se podía destacar su sonrisa alineada y sus grandes colmillos muy bien pronunciados. Y algo que me sorprendió bastante era que tenía una caja de cigarrillos en la parte trasera de su pantalón.
Llevaba puesto unos pitillos, una blusa negra en forma de V y unas converse negras. Era bastante alto, aún mas que yo y muy musculoso. Me pude fijar en un lunar que tenía en el pecho, y el un tatuaje de una calavera en llamas que le asomaba del brazo derecho.
-Bueno, me tengo que ir, me urge algo. Encantado, me llamo Derek. Ya nos veremos.
-Igualmente. Yo me llamo Alice. -dije, cuando él se alejaba.
Ese chico era muy misterioso. Pero algo... Me parecía familiar. En seguida caí en quién era él. Era el chico del parque.
Me había dejado algo impresionada su presencia, pero...
"Encantado, me llamo Derek".
Esa frase no dejaba de sonar en mi cabeza, ni yo misma entendía el por qué, pero ese chico tenía un "algo" que me gustaba. Tal vez sea casualidad o simplemente, nunca más volviera a encontrarme con él.

Sueños IncomprendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora