Twelve.

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Cada uno tiene su lugar en el mundo. Y el mio está en este sitio. Hoy es domingo y mañana ya empezaría el instituto. Tenía que colocar todo aquella noche para que por la mañana no se me hiciera tan pesado todo. Eran las 6 de la tarde y me dispuse a ir al parque de al lado de mi casa. Me vestí con lo primero que pillé del armario, unos pitillos ajustados, una camiseta negra, una sudadera color azul marino y mis converse negras. Me arreglé el pelo con un moño y me lo despeiné un poco. Me puse un perfume con un olor dulce, cogí las llaves de casa, mi móvil, la cámara de fotos y fui directa al parque.

Me dispuse a caminar y mi intención era descubrir algo allí. Había un estanque enorme en el que encontré una familia enorme de patos, y encendí mi cámara para hacer unas cuántas fotos. Estaba encima de un puente que estaba construido por encima del estanque, para cruzar de una parte a otra. Era realmente precioso ver el atardecer, así que me quedé a verlo.

Se hacía tarde ya, y tenía que llegar temprano a casa. Miré hacia el frente y vi unos deslumbrantes ojos verdes... No podía creer que era Derek.

-Hola chica a la que me encuentro en todos lados.
-Hola chico al que no paro de encontrarme.
-Jajajajajaja, esto ya no es casualidad. Te has convertido en la chica a la que me encuentro siempre que quiero despejarme. No es justo eh. Para nada.
-Bueno no es mi culpa, también me pasa lo mismo contigo.
-¿Te apetece sentarte conmigo en aquel banco?

No podía creerme que Derek me hubiese invitado a tal cosa. Supongo que tendría novia y habría que
respetar eso.

-Claro, ¿por qué no?

Caminamos hacia aquél banco de madera ya desgastada y nos sentamos.

-Bueno,¿cómo te llamas? Es que el otro día te dije el mio, pero tú ni mú eh, eso no vale.
-Te lo dije, pero saliste tan disparado que parecía que tenías un cohete en los pies.
-Jajajajajaja, ahí te has pasado eh. ¿Cómo que un cohete?
-Jajaja, lo siento pero no puedo evitar mi peculiar sentido del humor. Y me llamo Alice.
-No pasa nada, mi novia me estaba llamando, ya llevamos nueve meses y creo que es el amor de mi vida, pero...
-Oh... Bueno, yo no quiero ser una molestia ni nada parecido.
-No, tranquila, no lo eres, es sólo que, necesito hablar un poco... 

 -Claro, puedes contarme lo que quieras. Aunque... Lo único que conozco de ti es que te llamas Derek.

-Mi madre se muere...
-¿Qué?
-Sí Alice. Tampoco sé que le pasa últimamente a mi novia Sarah, pero está muy distante conmigo.
-Bueno... Desde mi punto de vista, aunque casi ni te conosca, tienes mi apollo incondicional en todo lo que pueda ayudarte, soy así. Me presto a los demás sin que ellos me den nada a cambio. Lo he heredado de mi madre. Por otra parte creo que, deberías de hablar con tu novia. El diálogo es muy bonito en una pareja. Yo no te puedo decir nada más de eso, ya que, nunca he tenido novio.
-Gracias Alice, yo tampoco te conozco de nada, pero quizá esto sea un comienzo muy bonito.

No dije nada sobre eso. Simplemente oía los latidos de mi corazón, cada vez más acelerados. Me fijé en el color rosa de mis mejillas. Nos intercambiamos los teléfonos y me fuí a casa.

Aquella noche tenía más sueño de lo normal, mi estómago estaba algo cerrado de los nervios de aquella noche y de los de mañana. De repente, mis ojos se cerraron.


Sueños IncomprendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora