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Mi vida, básicamente, era terrible o eso creía yo. Tener tres hermanos en casa es una de las peores cosas que tengo, tener a mis padres como abogados... bueno, eso no es tan terrible que digamos.

Probablemente la nueva vecindad será buena.

Ahora me encuentro en un auto con los dos pequeños gemelos, mi otro hermano mayor sobre protector y mis padres.

— ¡Eso es totalmente absurdo! — gritó Nick. Uno de los gemelos que tiene más pecas que el otro.

— ¡Cállate, Nick! ¡Yo no tengo la culpa de ser el gemelo más guapo! — ahora gritaba Ricky.

— Ricky, sabes que los dos son gemelos, y que tiene la misma cara y culo ¿No? — dijo Luke y yo solté una carcajada.

Los gemelos tienen apenas 8 años, son de tes blanca con cabello marrón y ojos verdes, altos para su edad pero no tanto como yo.

Luke, el mayor, tiene sus 16 años ya cumplidos. Es alto de cabello castaño con ojos color caramelo y pecas cerca a sus ojos.

Y luego sigo yo, la no menos importante, apenas tengo 13 años. Ser la única mujer, a parte de mi madre, es totalmente incómodo.

¿Razón?

Dormir en la misma habitación durante 3 años, con mis hermanos.

¡Fue un infierno!

— ¿Cuántas habitaciones tiene la casa? — pregunté ignorando por completo lo que decían los gemelos.

— Lo suficiente para que cada uno tenga su propia habitación. — sonrió mi madre.

Mi madre es una mujer muy comprensiva, cuando apenas estaba en su penúltimo año de secundaria le otorgaron una beca para la universidad la cual ella deseaba tanto ir, así que lo aprovechó y ahora es una gran abogada.

Mi padre, a la cual es el segundo de sus hermanos, fue otorgado al trabajo más típico que puedes comenzar, pero él no se rindió, siguió hasta que conoció a mi madre y ahora ellos trabajan muy duro para sacar de la cárcel a los inocentes.

— ¡Llegamos! — gritó mi padre.

Cogí mi mochila, la cual llevaba mis artefactos tecnológicos, busqué en el bolsillo del auto y encontré mi móvil, salí corriendo como si eso dependiera mi vida.

Subí las gradas que separaban la casa con el patio y entré a nuestro nuevo hogar. Era grande y hermoso.

Tire la maleta que había cogido antes de entrar para poder subir a la segunda planta de la casa y poder ver mi nueva habitación.

De lo lejos vi una habitación que se encontraba la puerta abierta y corrí hacia allí, entré y observé que tenía una cama, estante, ropero, mesa de estudio y una televisión.

Me topé con dos puertas que dirigían al baño y el otro era... ¿Un cuarto? Esperen ¿Qué?

— ¡Genial! — Luke dijo frustrado, al ver que había llegado primero a la habitación más grande. — ¿Dónde te metiste ahora? — dijo buscándome.

— ¡Aquí! — grité y al escuchar entró a la pequeña habitación. — ¿Papá nos comentó que íbamos a tener otra habitación para nuestra ropa? — pregunté confusa.

— ¡Nopi! — dijo como un niño. — Pero no creo que todas las habitaciones tengan esto. — dijo observando las cajas que se encontraban en el suelo.

— ¿Qué tienes ahí? — dije acercándome a él. Tenía unas cuantas obras dentro. — ¡Oh Dios! ¡Son libros! — grité desesperada.

— ¡Hay no! ¡Más libros en casa no! — gritó saliendo de mi nueva y genial habitación.

Apenas Tengo 13 Años (I PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora