Capítulo 3: Un sueño raro

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Capitulo 3

Un sueño raro, un recuerdo triste y un despertar de porqueria

Jane casi nunca soñaba, pero cuando lo hacia lo hacía en grande, en el sueño ella era una doncella medieval.

Estaba en alguna clase de torneo con caballeros derivándose con sus lanzas a caballo, al parecer eso lo encontraba extremadamente aburrido ya que podía sentir las ganas de dormir (valga la redundancia), un par de tipos se mataron y ya al parecer lo consideraba muy aburrido y monótono. Nada interesante, hasta que llegaron a la competencia con arco y flecha, entonces lanzaron flechas a blancos de espiral un par de veces hasta que un tipo con cabello naranja alto, flaco y de cara torpe se convierte en ganador de 1000 dragones de oro, sea lo que sea eso. Entonces todo mundo se prepara para irse pero antes el flaco anaranjado dice -acepto cualquier reto, cualquiera que se crea mejor que yo y esté dispuesto a perder dinero- a ella no podría importarle menos. Se levanta para irse pero el hombre que estaba sentado en las gradas junto a ella se levanta de un salto y dice -aquí- lo cual llama la atención de ella pero no lo suficiente para verle la cara, entonces continua diciendo -apuesto 1500 dragones de oro a que pierdes- Lo cual si logra sobresaltarla, se acerca al hombre y le susurra -es todo lo que tenemos- a lo que él le responde igual en susurros -confía en mi-para luego gritar a todo pulmón -apuesto a que mi sobrina puede vencerte- mientras la señala. Al parecer eso causo mucha gracia a todo mundo ya que desde las gradas de los pobres, hasta el pabellón donde se hallaban unos tipos con corona que obviamente eran el rey y la reina, se oyó una gran carcajada ella no pudo dejar de notar que su cabello era de oro y plata y tenían ojos morados. Ella responde aun en susurros pero obviamente enojada -tío, no he lanzado una flecha en mi vida- a lo que él le responde feliz -tranquila, confía en mí, conozco mejor tus capacidades que tu- . Ella lo mira indecisa pero aun así ante las risas de todos camino hasta estar alado del arquero, el cual al parecer estaba a punto de desmayarse de risa, aun así le ofreció su arco y una flecha y le dijo -es lo mínimo que puedo hacer, mañana estarás mendigando en la calle o en algún burdel ofreciéndote...... procura avisarme en cual- mientras le dedicaba una mirada muy insana. Ella le arrebato el arco y la flecha, tensar el arco resulto ser mucho más fácil de lo que en un principio supuso, entonces apunto, el arquero había sido el mejor de cerca de 200 otros, su flecha cayó a tres o cuatro centímetros del blanco, ella dudaba poder superarlo pero no tenía opción. Calculo la distancia, el viento, el brillo del sol y justo cuando iba a disparar oyó el grito de un ave, rápidamente se dio vuelta y apunto directo al pabellón real sin techo, soltó la cuerda y la flecha voló, directo a la cabeza del rey que hace unos segundos se burlaba de ella, la flecha le atravesó la garganta. Le atravesó la garganta al ave que estaba a menos de cinco centímetros de clavar sus gigantescas garras en la cabeza real. Durante tres segundos todo el mundo quedo en silencio, luego al ver al ave (la cual por cierto era el doble de grande que cualquier águila que haya visto) muerta a los pies del rey, pero el silencio fue interrumpido por el grito de alguna de las doncellas de cuna muy alta (ya sabes los que están entre la realeza y los nobles normales) un tipo de alrededor de unos 17 años con armadura negra le dedico una mirada de odio, a juzgar por su cabello y sus ojos se podría decir que estaba emparentado con el rey y la reina, levanto un dedo y dijo -arréstenla-. Los caballeros de armadura plateada y capa blanca que estaban detrás del rey rápidamente desenvainaron sus espadas y se acercaron a ella, pero entonces el rey se levantó de su trono y dijo -alto- él y el hombre que la mando arrestar discutieron en silencio durante unos momentos al final el rey se levanto y dijo -mi lady usted me ha salvado, tiene desde ahora mi agradecimiento y la declaro ganadora de esta competencia, ¿podría por favor decirnos su nombre?- el otro tipo se veía de verdad muy enojado y talvez un poco ofendido, entonces ella dice en voz alta -mi nombre es....-

El legado del olimpo: hijos de GreciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora