Capitulo 11 : Rocadragon

24 3 35
                                    

Capitulo 11

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capitulo 11

Rocadragon, una daga de hierro y un gran excremento de bronce

Jane no se sentía asustada en el bosque como la mayoría de la gente normal lo haría. 

Vivió toda su vida a orillas de uno, paso casi toda su infancia perdiéndose en él, de hecho su padre llego a considerar seriamente convertir la antena de su casa en un faro gigante para que supiera por donde volver, aunque los imbéciles de los guardabosques no lo dejaron por una tontería sobre la migración de los animales. 

Así que ella estaba bastante tranquila corriendo por el estrecho sendero del bosque oscuro oyendo a las criaturas de la tierra devorándose entre ellas, eso la ayudaba a relajarse. 

Noto que mientras más caminaba el sendero se volvía cada vez más y más angosto, hasta que llego un punto en que desapareció por completo, Jane se dijo a si misma –mierda, ¿y ahora qué?- 

Se giró para volver por el sendero cuando lo noto, entre los árboles, era ahí, era exactamente el mismo lugar que ella soñó el primer día de clases, era exactamente el mismo. 

Jane sabía que tal vez su mente le estaba jugando alguna broma pesada, pero si no era así era demasiada coincidencia, así que sin mirar atrás abandono el camino y se internó en medio del oscuro bosque. 

Camino en dirección hacia donde ella recordaba que había volado en sus sueños, o lo mejor que lo recordaba al menos, eso fue hace una semana después de todo, tardo unos veinte minutos, y llego a la cueva, comprobó el área y noto que más o menos a medio kilómetro había una enorme montaña. 

Jane no era geógrafa pero estaba bastante segura que cerca de nueva york no había ninguna montaña así, al parecer su padre tenía razón de nuevo, el planeta tierra era mucho más grande de lo que todos querían creer.

Jane decidió respirar hondo, aclarar su mente y entrar a la cueva, eso se veía mucho más fácil en su sueño cuando volaba que ahora, no dejaba de golpearse y rascarse con las malditas estalagmitas y estalactitas mohosas. 

Aunque debía admitir que tal vez una pequeñísima parte de ella tenía un pelín de miedo de llegar al final de la cueva y encontrarse con esos enormes, monstruosos y brillantes ojos dorados, solo un pockys. 

Llego hasta el final de la cueva y preparo su lanza y escudo, se dijo a sí misma "bueno Jane tranquila, la maldita hija de su perra madre de Jennifer te mando aquí por alguna razón". 

Se aseguró que el arma siguiera en el bolsillo de su traje táctico, talvez este era el momento en que debía usarla, lo más sigilosa que pudo (en vista de que cargaba un escudo gigante) se escabullo y escondió. 

Entonces entro a una enorme caverna, se quedó asombrada, Jane nunca fue una persona de paisajes pero debía admitir que ese lugar era hermoso, toda, absolutamente toda la caverna estaba hecha de alabastro puro, pero en las paredes había incrustadas enormes cristales de colores sin tallar que parecían brillar con luz propia. 

El legado del olimpo: hijos de GreciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora