♱Capítulo 3.♱

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—Pruébala-Insistió Len—Se que te gustará.

Luego de haber aceptado a voluntad aquel apetitoso fruto prohibido. Lo llevo a sus labios, y le dió una mordida. Le supo verdaderamente dulce, pero algo la estremeció de pies a cabeza y aquel deleite se tornó en un sabor fuerte a veneno.

—¡Ah!- El grito de Rin venía cargado de agonía. No fue capaz de seguir comiendo y dejó caer la manzana, que hasta ese momento había sostenido.

—¡Rin!- La mencionada se dió cuenta de las intenciones de su anfitrión.

—No, por favor. No te acerques más- Suplicó.

—¿Estás bien?, ¿Qué ocurrió?- Había clara preocupación en su tono de voz. Pero respetó lo que Rin le había pedido.

—No lo sé. Perdóname- Enseguida sintió náuseas.

—Me ha quedado claro que no te gustan las manzanas- Aquel intento por sonar gracioso solo provocó que Rin lo mirara con desaprobación—No ha causado gracia, me queda claro, por favor recuéstate.

Ella asintió levemente a la vez que tomaba lugar en la suave cama de Len, al menos ahí podía reposar. Cosa que nunca antes pudo hacer. Su existencia había siempre sido complicada, fue creada para servir y no para vivir ni muchos menos descansar.

—Te voy a dejar dormir un poco.

—No necesito dormir- Realmente, la primera vez que ella se había desvanecido fue cuando llegó con los mortales. Y al parecer su cuerpo se estaba adaptando  a las necesidades de aquel nuevo ambiente.

—Inténtalo, Rin. Te hará bien.

Dicho aquello, Len le dedicó una tierna sonrisa antes de dirigirse a la salida. Y desaparecer de su vista.

Los humanos nunca dejaban de sorprender a los ángeles. Rin lo comprendió en ese momento.
Realmente creía que mi fin iba a ser justo en ese lugar. Luego, él apareció.

Rin no era capaz de comprender del todo los sentimientos humanos. Era muy confuso, ni siquiera en el cielo estaba segura de lo que sentía por aquel arcángel complice de su huida. Ella simplemente no podía negarse a sus superiores, y cuando se dió cuenta de lo hondo que habían caído. Simplemente decidió aceptar el castigo que le impusiesen. Pero, jamás hubiese imaginado que su existencia se prolongara. Debía ir con cuidado, sabía bien que su estadía sería corta.

Recordó entonces que le había dado una probada a la fruta prohibida del pecado.

Curiosa decidió buscar con la mirada la manzana que había mordido. Cuando la ubicó , la fruta que hace unos instantes era tan jugosa y apetitosa se había tornado de un color oscuro. Parecía haber estado ahí desde hace meses. —Repulsivo.
Aquello era lo que ocurría cuando algo puro hacía contacto con el pecado. —Se pudre.

Estaba perdida en sus pensamientos. Hasta que la puerta de la habitación comenzó a abrirse nuevamente, provocando un agudo chirrido. Rin se asustó.

—¿Len?

Su vista se fijó en el umbral de la puerta. Estaba esperando la silueta de Len. Pero, lo que halló fue la delicada figura de una joven dama. Portaba un vestido de época color negro con detalles verdes. Lo que más le llamó la atención fueron sus cabellos que hacían juego con el bordado de su vestido.

—Me alegra tanto que te encuentres bien- La dama se le acercó, sentándose al borde de la cama.Trató de sujetar el rostro de la convaleciente, pero por instinto la rubia se alejó.

♱ Alluring Secret ~Black Vow ♱ (Rin x Len) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora