—Rin, amada mía. Pronto estaremos juntos de nuevo. Y ya no nos volveremos a separar.
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Aquella tarde, Kaito se encontraba tranquilo. Era casi imposible lograr sacarlo de aquel estado. Sujetaba entre sus manos un libro de bordes dorados, mientras su cuerpo se recargaba contra el tronco de un árbol de oro. La brisa alborotaba un poco sus cortos cabellos. Y así se mantuvo un buen rato, hasta que notó una presencia que lo estaba observando en silencio, pero al contrario de molestarle, quedo fascinado, puesto que se trataba de la mujer que tanto quería.—Rin...
—Lamento tanto la tardanza, el gran maestro nos estaba dando la eucaristía de hoy.
—No debes disculparte, mi niña. ¿Has recibido como se debe el cuerpo de Cristo?
Pese a que Rin no cambio su expresión, su acompañante pudo notar que ella trató de desviar la mirada. —No me la han dado.
—¿Qué dices?– Dijo Kaito cerrando de golpe su libro.
—Me han dicho, que no estoy en condición de recibir al señor. No me quejaré, están en su derecho de negarme o concederme el derecho de comulgar. Ellos sin dueños de mi total existencia.
Kaito no pudo soportar escuchar aquello. Se puso de pie lo más rápido que pudo, y sujetó de la muñeca a Rin, obligándola a seguirle el paso. Ella estaba muy confundida, pero no dijo nada.
Todo cobró sentido en el momento que ambos llegaron a una hermosa iglesia dorada. Los asistentes de la misa ya se habían retirado, solo quedaba el encargado de aquel sitio, que se encontraba limpiando el cáliz con un pañuelo blanco.
—Arcángel Kaito, me es un honor tenerle aquí, en la casa de nuestro supremo señ...
—Mi presencia aquí se debe a una enorme inconformidad, puesto que no posee el derecho de negarle el cuerpo de Cristo nuestro señor a ninguno de sus fieles servidores, y Rin es una de ellas. Quizás la más devota de todos.
Aquella interrupción claramente molestó a aquel hombre, de largos y platinados cabellos. —Mis disculpas señor, pero me temo que su condición de mujer le impide recibir la comunión.
El rostro de Kaito se ensombreció.
—Está bien, Kaito. Lo entiendo bien. –Susurró la joven chica.
—¿Acaso Dios le negó la comunión a su primogénita en el jardín del Edén? –Al parecer había ignorado a la joven.
—Eva al igual que todas las mujeres, son pecadoras. Por ella fueron desterrados de los aposentos del señor y luego vivieron eternamente en pecado. Son seres débiles que no poseen la capacidad de resistirse a las tentaciones.
—Si es del modo que usted afirma, ¿por qué Adan se dejó seducir ante las provocaciones de la mujer? Al igual que ellas el hombre es débil de cuerpo y mente. Y aunque ambos dejaron las tierras sagradas, el señor cuidó de ellos siempre. Él jamás se negaría a estar en quienes lo aceptan en su ser. Por lo tanto, lo que usted hace va en contra de los ideales de nuestro supremo Dios.
Hubo un devastador silencio durante al menos un minuto. Rin estaba muy asustada y temía a la represaría de sus superiores. Y aquello Kaito lo notó.
—No temas, yo jamás permitiré que nada te pase. Aunque me cueste la vida, ten por seguro que estarás bien. –Le susurró Kaito lo más bajo que pudo.
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♱ Alluring Secret ~Black Vow ♱ (Rin x Len)
Fanfic"-¿A dónde vas?, ¿Te puedo ayudar? " "Sin saber por qué su mano aceptó." En la tierra no existía amor más inmaculado. En el cielo no había romance más impuro. Ella era una servidora de Dios.Él un simple humano. Nunca debieron encontrarse. Al hacerl...