Una noche como cualquiera, o eso era lo que pensaba.
Ya que después de esas horas, nada volvería a ser lo mismo.
La fiesta había comenzado; llegamos con la única intención con la que se puede ir a una fiesta, divertirse.Comencé a bailar, noté raro a Saúl sin embargo no le tomé importancia; hacía señas extrañas con alguien no muy lejano a nosotros, se acerco a mí y comenzamos a bailar, me preguntó como me llamaba, Valentina le dije,que hermoso nombre dijo él, lo sé, que manera de comenzar un infinito.
Los nervios no faltaron, me invitó a bailar , no sabía que pensar o como actuar,las margaritas no faltaron esa noche y entre copa y copa, un suspiro, ya estabamos besandonos,allí donde cientas de vistas estaban puestas sobre nosotros.Y entonces al salir descubrí que él fué lo mejor de esa noche, pero que se puede esperar, esta no una novela de un principe y princesa, mi cabeza daba vueltas y sin darme cuenta perdí el equilibrio y cuando me dí cuenta estaba en el suelo. Al llegar a mi casa Carlos ese era el nombre de él, ese que hizo que mi noche se volviera perfecta, ese nombre nunca más me sería indiferente.