Iota

1.5K 226 32
                                    

Luke observa la pizarra mientras muerde su lápiz y mueve su pierna de adelante hacia atrás provocando, inconscientemente, que su falda se levante levemente.

El timbre anuncia el final del segundo bloque de clases y el rubio es uno de los últimos en ponerse de pie, toma sus libros y se dirige a los casilleros.

-Creí que no vendrías hoy.-escucha a sus espaldas.

-¿Por qué?-se gira, encontrándose con los reconocidos ojos color marrón oscuro.

-Pensé que el dolor de cabeza no te dejaría levantarte.-dice, riendo un poco.

-Tuve que tomar prácticamente todas las aspirinas de mi casa, pero lo logré.-dice, riendo-¿Qué ha pasado con Joy?

-Nada, insiste en que deje de estar encerrado en mi habitación, ya sabes, cree que me la paso ahí todo el día.

-Andrew y Liz piensan lo mismo.-dice el rubio, riendo por la inocencia de sus padres.

-Te debo una, hoy me hicieron el examen de Historia y sabía la mayoría de las cosas.-sonríe.

-Dios, me alegro.-responde el rubio, rodeando al moreno en un abrazo.

Calum ríe levemente.

Ambos chicos se conocían hace mucho tiempo, Liz y Joy siempre han sido amigas, por lo que la amistad de los chicos también nació de forma temprana, compartiendo incluso gustos musicales y orientación sexual, Calum y Luke han sido prácticamente inseparables, siempre estando el uno para el otro, aunque ahora que eran adolescentes aquello había quedado un poco de lado, especialmente cuando el moreno le presenta su pareja, Joel, al rubio. Al principio Luke insistía en que él era una mala influencia para Calum, hasta que conoció a Ashton. Momento en el que comienza a compartir el mundo del moreno.

-Tienes que decirme dónde compraste esa falda.-dice el rubio, apuntando la prenda de vestir que poseía Calum.

-Si quieres vamos mañana, ¡están en oferta!

-¡Oh por Dios!, ¡claro!-.exclama Luke, adoraba el gusto del moreno a la hora de escoger la ropa, era bastante similar al suyo.

▲ ▲ ▲ ▲

La jornada escolar termina y el rubio emprende camino a su hogar al igual que todos los días.

-Hola, Liz.-saluda una vez que entra, pasando directamente a las escaleras.

-Lukey, deja de llamarme Liz.

El rubio ignora olímpicamente a su madre y comienza a subir a su habitación. Una vez que llega arriba tira la mochila en su cama y se recuesta exhausto. Tenía que levantarse todos los días a las seis de la mañana para alcanzar a estar listo a las siete y media, -hora en la que su madre preparaba el desayuno- ligando casi siempre con resaca y observando, antes y después de salir del baño, a Ashton durmiendo plácidamente en su cama. Sinceramente, era una rutina agotadora considerando el hecho de que generalmente llegaba alrededor de las tres de la mañana a su hogar y que salía de fiesta por lo menos tres veces por semana, sin considerar el fin de semana.

Abre los ojos sabiendo que no puede descansar aún, debía estudiar, el primer lugar no se mantenía solo y eso el rubio lo sabía desde pequeño.

Se levanta para poner algo de música en su parlante color rosa pastel, Lana del Rey suena en toda la habitación y Luke se sienta nuevamente en su cama, abre su mochila dispuesto a sacar las cosas para estudiar, encontrándose, como siempre, decenas de cartas de amor que dejaban compañeros de la escuela esperanzados en tener algún tipo de relación con el rubio. Ríe levemente mientras las toma y las guarda junto con las otras, en una -no tan- pequeña caja que guardaba debajo de su cama. Comienza a estudiar, cantando poéticas estrofas de vez en cuando.

Michael sonríe al escuchar la melodiosa voz del rubio.


Dolls.《Muke》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora