009. Fiesta de soltería

922 92 80
                                    

Claire en multimedia.

—Pásame el queso—arguyó la mujer sentada enfrente mío. Fruncí el ceño dándole a entender que no quería hacerlo, hizo un puchero y profundizó su mirada severa—. Qué me pases el queso.

Sí una mujer de treinta y tantos te dice que le pases el queso como si de alcohol o vicio se tratase, mejor huye de ahí.

Deslicé la bolsa de queso mozarrella que se encontraba sobre mi lado de la mesa, frunció los labios, tomó la bolsa y prosiguió con su propósito ponerle más queso al queso que ya se estaba comiendo.

Cream quién acababa de llegar desde Lordesville me preguntaba con señas qué había sucedido con la tía Claire; quién repentinamente nos había convocado a todas las mujeres de la familia a su casa ubicada en un terreno de Titaniumville, no era una mujer totalmente adinerada sin embargo tampoco sufría en sus propios aposentos. Cream y yo habíamos sido las únicas que le dijimos que vendríamos al ser una invitación tan repentina.

Abracé a mi hermana quién recién llegaba con un par de roles de canela de Blusters. Llevaba su cabello ondulado suelto, ligeramente despeinado; apreté su cabeza como un gesto de cariño que solíamos tener cuando nos abrazábamos después de un tiempo sin vernos.

—Desgraciada, llevas una semana en esta ciudad y ya no pareces la misma—sonsacó Cream con una sonrisa traviesa en sus labios—.

Cada vez me acostumbraba más a Titaniumville y todo lo que simbolizaba, también a las personas que la habitaban aunque en mi opinión seguían siendo un poco extrañas. Durante los tiempos libres que tenía solía juntarme con Lydia Griffin, aquella chica un poco fuera de sí que todo lo que decía lo ponía en post its. Era cansado comunicarme con ella, no obstante no había hecho otra amistad en la semana que había pasado que la sentía eterna.

Y Lydia era agradable, mucho para ser franca.

—Chicas—llamó nuestra atención Claire dándole golpecitos a su copa de jugo de naranja con el tenedor de su comida—. Seguramente querrán saber porque les he llamado.

—La verdad...

—Sí—completé lo que quería decir Cream. Nos giramos a verla fijamente, la tía Claire se veía apagada, cuerda y tranquila pero sin luz. Como si no tuviera ya ninguna clase de propósito para vivir, para levantarse por las mañanas, para luchar por seguir adelante.

La tía Claire era una mujer muy guapa, llevaba encima unas ojeras que parecían permanentes y de tanto cargar con los problemas de los demás no me sorprendería que tuviera mucho dolor de espalda. Verla triste me sienta extraño.

Se aclara la garganta, le da un trago a su copa y nos mira con semblante serio.

—Cómo sabrán la historia de Edward y yo...

Ay no, ya va a empezar a hablar de su ex matrimonio.

—Me ha dolido que antes fuéramos todo y ahora no seamos nada, sin embargo he decidido verle el lado positivo a mi situación, de dolor y mucho dolor y sufrimiento y pesimismo y...

—Sí, entendemos tía—mencionamos Cream y yo interrumpiéndola con un par de sonrisas inofensivas.

—Yo quise hacer algo fantástico.

—¿Y qué es eso, tía?—preguntó Cream—.

Claire sonríe como si hubiera estado esperando a que se lo preguntaran, se termina su copa de un trago y lo estrella en la mesa causando que se rompa en mil pedacitos y que estos mismos brinquen por culpa del impacto. Cream y yo soltamos un chillido de sorpresa y Claire se sube a la mesa de un salto sin importarle los vidrios que están esparcidos por todo el lugar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 27, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fotógrafa de Sonrisas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora