Pesadillas Aureas

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POV Guille

Sentía como mi corazón se quebraba poco a poco, como si la respiración me hiciera falta y mis ojos se inundaran al grado de no dejarme ver. Todos estos sentimientos acumulándose dentro de mi cabeza, no tenía suficiente de verlo besando a ese chico mucho más delgado que yo, con ojos más grandes y azules. Era como una daga en mi corazón, enorme y filosa, partiéndome en dos partes. Abracé mi cuerpo y me dejé caer al vacío.

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POV Samuel

Sentí como el cuerpo acostado a mi lado se removía inquieto, abrí lentamente los ojos y vi como Guille temblaba ligeramente. Hace mucho que no sentía un cuerpo junto al mío, tan unidos, tan cerca. Respire su olor por unos segundos antes de acariciar su rostro para despertar.

- Chiqui- besé su frente- despierta.

Sus ojos se abrieron asustados, como si un monstruo lo hubiera atacado, besé sus labios. Seguía temblando, sólo me quedaba abrazarlo y darle el calor. Parecía que no quería contarme, se acurrucó más  junto a mi y comenzó a llorar.

- ¿Qué pasa?- alcé su rostro- ¿Qué soñaste?

- Que te perdia- las lágrimas bajaban por su rostro- mejor dicho... que nunca te había tenido junto a mí.

- Chiqui, eso nunca pasara- lo abracé más fuerte, pensé inmediatamente en Abel, debía de ser yo quien temiera a perder a Guille- Nunca te dejaría por nadie.

Creo que haber estado enamorado de él durante tanto tiempo había servido de algo, siempre verlo salir de su departamento, admirar eso ojos chinitos y sus enormes mejillas. Me había vuelto tan adicto a su físico, y ahora a su manera de ser. Era especial, de una forma tan única e inocente. Sentí como sus lágrimas dejaron de salir y sus manos apretaban ligeramente mi pijama. 

- Sólo fue una pesadilla- besé su cabello - No tienes porque preocupar, fue sólo una pesadilla. Te prometo con mi alma que nunca te dejaré.

Tomé su mano y besé sus nudillos, nuestras miradas se cruzaron, como por arte de magia una sonrisa apareció en su rostro. Me encantaba que esos labios formaran una bella sonrisa.

- ¿Por qué siempre tienes que decir lo que quiero escuchar?- me abrazó- te odio.

- ¿¡Por qué!?- besé su nariz- no es mi culpa ser tan perfecto.

- Joder chaval, también presumido- rió y luego se volteó para darme la espalda- castigado.

- ¿Seguro?- abracé sus caderas.

Mordí ligeramente su nuca, y lo apreté hacia mi, sentí como sus manos acariciaban las mías y fui dando besos por todo su cuello, escuchando sus ligeros jadeos. Giré su rostro para besarlo más cómodamente. Luego de unos minutos, nos separamos por falta de aire, pero algo quedaba ahí; una sensación de necesidad. Pasé mis manos por su estómago hasta llegar a su cuello y lo acerqué más a mi, con la luz de la luna pude ver que sus mejillas se colorearon ligeramente. Con mucho cuidado metí mis manos debajo de su camisa, buscando su mirada de aprobación. 

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POV Lana

Toqué preocupada al departamento de Luzu, era mi amigo desde hace unos días, pero tenía miedo de dormir sola en mi nuevo dormitorio. La gente que pasaba me miraba extraño, tal vez era porque traía encima mi peluche de conejo y  mi manta llena de gatitos, y creo que mi pijama con short de animalejos no ayudaba a socializar mucho. Volví a tocar a la puerta. Tal vez me había equivocado, era 776 según yo, y vivía con su compañero. Una vez más y un chico con ojos enormes me abrió la puerta, parecía cansado y que iba a caer dormido justo sobre mi.

- ¿Quién eres tú?- me preguntó en un bostezo.

- Eh... supongo que eres el compañero de Luzu...- me mordí el labio inferior- ¿puedo hablar con él?

Su rostro cambio repentinamente, como si tuviera duda sobre lo que le estaba hablando.

- ¿Para que buscas a Luzu?- me dio una repasada a mis ropas y frunció el ceño- ¿qué haces vestida así?

- Necesito hablar con él- me temblaban las manos, no quería que otro más me mirara raro.

Se escuchó el sonido de una puerta abrirse y de pronto vi a Luzu detrás del chico, sus ojos reflejaba sorpresa, le dio una palmadita en la espalda y me hizo una señal para que pasara. Había sido amable conmigo desde el primer día y me ayudó mucho a ubicarme pero yo seguía sintiéndome fuera del lugar. 

- ¿Qué pasa Lanita?- me sirvió un poco de café- ¿Está todo bien?

No lo pude contener, las lágrimas rodaron por mis mejillas y solté accidentalmente la taza, el compañero de Luzu me miró sorprendido y luego a mi amigo, como buscando respuestas.

- Mis compañeras de piso se siguen burlando de mi por los conejos- me limpié la cara pero seguían saliendo más- me llaman inmadura, ayer encontré un peluche de conejo decapitado enfrente de mi puerta.

Me sentía como una niña, tan pequeña que no podía defenderse sola de unos Bullies, me miré completa en el reflejo del refrigerador, parecía recién salida del kínder. Me incliné para recoger la taza rota y limpiar el café del suelo pero una mano me detuvo, era el chico de ojos enormes.

- Déjalo, mañana lo limpio yo- me ayudó a levantarme- ven, puedes dormir en la habitación de Guille.

Me guió a la habitación más grande del departamento y me mostró donde estaba el baño.

- Soy Frank- sonrió- y sé por lo que estás pasado, a mi me ocurrió lo mismo.

- Gracias, soy Lana- lo abracé y con timidez me acerqué a la cama- ¿Nadie dormirá aquí?

- No, Luzu duerme conmigo- lo dijo con tanta tranquilidad que me pareció normal.

Me acosté en la cama, y rogué porque nunca llegara la mañana, abracé a Hiro y cerré los ojos con calma.



Entre La Sombra y El Sol (Wigetta, Rubelangel, Lutaxx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora