CAPÍTULO 4

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Jack entro sin pensar en la habitación y ante el grito de Katherine se quedo petrificado mirándola en bragas y sujetador, su cuerpo todo curvas, todo sensualidad, le hizo sentir una oleada de deseo tan intensa que lo dejo sin aire. A pesar de que ella se había tapado rápidamente, él tenía su imagen fija en la mente, cada curva, cada centímetro de piel estaba grabado en su retina como fuego.

Saliendo del trance, Jack le pidió disculpas y le dijo que cuando estuviese lista le avisara para que el pudiese entrar. Sin esperar respuesta cerró la puerta y se fue al pequeño salón, se sentía inquieto y nervioso; hacía tiempo que ninguna mujer le ponía así y esa sensación no le gustaba nada; él lo controlaba todo y sentía que esta situación se le escapaba de las manos.

En la habitación, Kathy estaba sentada en la cama aun con la manta sobre los hombros, intentando recuperarse y dejar de temblar. Jack la había mirado con fuego en los ojos, ella aun sentía esa mirada ardiente, que parecía tocarla. No sabía cómo reaccionar; lo mejor sería no darle más importancia de la que tenia. Se levanto y se puso un pijama de algodón que la abrigaba del frio, aunque en ese momento sentía de todo menos frio.

Cuando se sintió lista para enfrentarse a él, salió de la habitación y se lo encontró en el salón sentado frente a la chimenea, parecía perdido en sus pensamientos.

—Jack, ya puedes pasar a la habitación. Yo voy al servicio antes de ir a dormir.

Él se giro al escuchar su voz, la miro a los ojos y sin decir palabra asintió con la cabeza. La vio mientras ella se dirigía al baño. No entendía que le estaba pasando con ella, en ese momento en el que la acababa de ver con un pijama de todo menos sensual, se había excitado; era ese halo de inocencia mezclado con sensualidad que la rodeaba. O quizás sería por el hecho de encontrarse en un ambiente diferente al de las oficinas, lo que sea, le estaba afectando como nunca le había afectado.

Se fue a la habitación, se cambio rápidamente y se metió en la cama. Intentaba relajarse pero no podía, presentía que esa iba a ser una noche muy larga.

Kathy salió del baño y al pasar por el salón noto que Jack ya no estaba, en ese momento se puso nerviosa, aunque era una tontería porque solo iban a compartir la habitación no la cama, pero no podía evitarlo. Estar con él en una habitación la dejaba indefensa, porque temía no saber disimular o decir cualquier indiscreción que la delatara ante él.

Entro en el dormitorio que estaba en penumbras, enseguida noto un calor en todo su cuerpo y supo que Jack la estaba mirando, su mirada era ardiente. Sin decir nada fue hacia la cama y se acostó, se tapo hasta la barbilla; pensaba no decir nada, pero le parecía de mala educación.

—Buenas noches Jack. —dijo en un susurro.

—Buenas noches Kathy.

Ella se quedo callada de la impresión que le dio escuchar por primera vez a Jack llamarla por el diminutivo de su nombre. Él nunca la había llamado así, siempre había sido Katherine para él; sin poder evitarlo le pregunto.

—¿Por qué me has llamado Kathy?

—No lo sé.

Sentía el corazón desbocado; porque le decía que no lo sabía, ella no entendía nada; pero sabía que algo había pasado en ese momento cuando se encontraron en la habitación. Algo en su mirada había cambiado, él;  la había mirado como un hombre mira a una mujer, había dejado de ser invisible para Jack Donovan.

— ¿Te ha molestado que te llame así? —dice Jack

—No es eso, es… me ha sorprendido, tú siempre me has llamado Katherine y nunca espere otra cosa de ti. Parecía que no querías pasar de esas formalidades, no sé qué pensar Jack. —Kathy, lo sintió moverse en la cama, ella se giro hacia él y se lo encontró mirándola fijamente.

AMOR SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora