Dos años habían pasado desde que había decidido dejar la 12th y alejarse de todo lo que consideró dañino. Había viajado. Había pasado temporadas con Alexis en Londres. Había disfrutado de la soledad de su lotf, o más bien, eso lo había atormentado. No le gustaba la soledad. La odiaba. Le recordaba a su infancia. Demasiados momentos solo. Demasiados momentos dolorosos.
Por eso, había salido de su loft y caminaba sin rumbo por las calles de Nueva York. Necesitaba huir del silencio que lo rodeaba y acobijarse en el barrullo de la ciudad.
Rick, miraba para todos lados. Intentando prestar atención a la conversación de todo aquel que pasase por su lado. Y, luego, trataba de imaginarse la historia del porqué de esas palabras. Todo tenía una historia detrás. Más de una locura apareció por su cabeza. Ideas descabelladas. Y sonrió. Algunos recuerdos pasaron por su mente. Pero pronto esa sonrisa se vio embargada por la tristeza y la melancolía. Ya solo eran eso, recuerdos.
Siguió caminando hasta llegar a un parque. Sin pensárselo dos veces, entró. Añorando todos los momentos que había vivido en esos sitios con Alexis. Alexis, ¡cuánto la echaba de menos! Tendría que viajar pronto. Necesitaba verla y alejarse un poco de esa soledad que lo carcomía.
Llegó hasta las zonas de juegos. Sonrió al ver a todos aquellos niños jugando. Su inocencia. Sonriendo, caminó hasta uno de los columpios, y se sentó. Se sentó a observar a esos niños. Al reflejo vivo de la felicidad y la ignorancia. Cuan cierta era la frase "La ignorancia da la felicidad". Él había sido feliz mientras ignoró la verdad, pero, desde ese día, desde el día que se enteró de la verdad su vida cambió. Sus esperanzas se vinieron abajo y toda la felicidad que le producía fantasear y soñar con el "algún día" se desvaneció. Ya no habría "algún día" ni una oportunidad. Ya no habría nada. Y él lo sabía. Y, saberlo, era lo que más le dolía.
Habían pasado casi dos años ya, pero su corazón aún no se había recuperado. Pensó, que, con tiempo y distancia, todo pasaría y todo volvería a su lugar, pero no. Parecía que, dos años, no había sido el tiempo suficiente para que todo se enderezara.
Exhaló un suspiró, vaciando todo el aire que había contenido en sus pulmones mientras recordaba. Retiró la vista de aquellos niños y la fijó al frente.
Una madre regañaba a su hijo por haberse manchado los pantalones de barro. Más hacia su derecha, una chica joven leía un libro. A la derecha de ésta, un grupo de señoras hablaban animadamente. Volvió a dirigir su atención a madre e hijo y miró hacia el otro lado.
Sus ojos se abrieron más de lo normal, al igual que su boca por la sorpresa. ¡No lo podría creer! ¿Era ella? ¿De verdad, era ella? Después de dos años la volvía a ver. Había pasado, exactamente, 20 meses desde su último encuentro. El día que se despidió de todos. El día que dijo adiós a todo lo policial. Incluido a sus libros. No había vuelto a escribir.
Ahora, la tenía allí. Delante de él. A tan solos unos pasos. Y se sintió perdido. Kate Beckett estaba sentada en uno de los bancos con un bebé en brazos. Había sido madre. Y aunque le pareció una imagen hermosa. Se sintió morir. Él había soñado ser el padre de sus hijos. Y no. Ahí, estaba ella con un bebé, con su hijo en brazos, sonriéndole y diciéndole, intuía, palabras cariñosas. Y él, no era el padre de la criatura.
Por un momento pensó en levantarse de ese columpio e irse, pero justo cuando lo iba a hacer sus ojos se cruzaron. Ella también lo había visto. Ahora tenía dos opciones: ser un maleducado e irse de todos modos o acercarse a saludarla. El pensamiento de volver a cruzar unas palabras con ella, hizo que se estremeciera. Ellos no habían acabado de la mejor forma.
Con paso dubitativo se acercó hasta donde la inspectora estaba. Ésta se levantó rápidamente con el bebé en sus brazos cuando lo vio caminar hacia ella.
-Beckett -fue lo único que el escritor logró decir.
-Castle...
-¿Qué tal? -preguntó intentando controlar todas las emociones que lo embargaban en ese preciso momento.
-Bien, ¿y tú?
-Bien -respondió.
Kate se fijó más en él. Se veía bien, físicamente. Se notaba que había perdido peso y había hecho deporte. Su rostro estaba serio, como muy pocas veces lo había visto. Supuso que era la incomodidad del momento. Ella también estaba nerviosa.
-Veo que has sido madre -puntualizó. -Enhorabuena, es un niño precioso.
Beckett asintió. -Supongo que para todas las madres su hijo es el más guapo, así que ¿qué te puedo decir? -la detective sonrió tímidamente.
-Supones bien, pero, de verdad, es un bebé muy guapo. -El escritor hizo una mueca parecida a una sonrisa. -Te queda muy bien un bebé en brazos. -Se sinceró.- ¿Cuánto tiempo tiene? -preguntó.
-6 meses, casi siete. -Contestó con media sonrisa.
-Está grande. -Kate asintió. Castle alargó el brazo para tocar la mejilla del bebé, pero justo cuando sus dedos iban a tocarlo, el niño rio, haciendo un pequeño ruido, y escondió la cara en el cuello de su madre.
-A veces, extraña - Rick murmuró un "entiendo" al mismo tiempo que el niño clavaba su mirada azul en la de él, sin levantar su cabecita del hombro de su madre. Éste sonrió y el bebé volvió a reír. El niño hizo un movimiento tan rápido y con tanta fuerza que Beckett tuvo que agarrarlo con la otra mano rápidamente para que no se cayese hacia atrás.
-Cuidado, loquito -regaño Kate a su hijo. Castle sonrió. Nunca había escuchado a Kate Beckett hablar de esa forma tan cariñosa. El bebé sonrió, llevándose su puño derecho a su boca.
-¿Los dientes? -preguntó Castle.
-Sí, los dos superiores -aclaró. -Hay días que no deja de llorar, como hoy. Por eso lo he traído aquí. Parece que ha funcionado.
-Tienes suerte, con Alexis no funcionaba nada. Me acuerdo de una vez que me tuvo casi dos días sin dormir. Supongo que, al final, el cansancio pudo con ella. Y conmigo, claro.
-Esta noche casi no hemos dormido. Menos mal que hoy tenía el día libre. -Kate limpió la baba de la mandíbula de su hijo con un pañuelo. -¿Qué tal Alexis? -preguntó la detective rompiendo el incómodo silencio que se había instalado en ellos.
-Bien, ya sabes, estudiando. Sigue en Oxford. Ahora tiene un nuevo novio de allí, así que es más difícil que decida cambiar de universidad. -Dijo con tono triste que intentó disimular con una sonrisa daleada.
Y Kate lo notó. Notó un deje de tristeza en su voz. Sabía lo protector que era Castle con Alexis. Habían sido demasiados años trabajando juntos para no conocerse. Y ahora que ella era madre, comprendía perfectamente al escritor. -Supongo que te debe ser difícil estar separado de ella.
-Pues sí. Pensé que con el tiempo me acostumbraría. Pero, la verdad, es que cada día la echo más de menos. -En escritor se encogió de hombros para restar importancia, o más bien, para disimular lo solo que se sentía -Pero bueno, es ley de vida, ¿no?
Kate asintió. Rick sacó su móvil y miró la hora. -Será mejor que me vaya ya. Supongo que tendrás cosas que hacer.
Salvo el pequeño Alex los personajes no me pertenecen
Espero que te guste y lo disfrutes :)
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REENCUENTROS
Fiksi PenggemarDos años habían pasado desde que había decidido dejar la 12th y alejarse de todo lo que consideró dañino /Sus ojos se abrieron más de lo normal, al igual que su boca por la sorpresa. ¡No lo podría creer! ¿Era ella? ¿De verdad, era ella? Después de d...