CAPÍTULO 4

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-Yo... yo puedo cuidarlo -se ofreció el escritor dubitativo.

-¿De verdad? -Preguntó -¿No sería una molestia?

-¿Una molestia? Qué va. Si nos caemos genial, nos lo pasaríamos bien. ¿Verdad, campeón? -el niño rio. -¿Lo ves, Kate? No tienes por qué preocuparte.

-Gracias, Castle. Te debo una.

-No me debes nada -contestó suavemente.

Kate sonrió. -Aquí tienes todo -señaló el bolso que colgaba de la sillita de Alex -¡Oh, mierda! -exclamó.

-¿Qué pasa? -inquirió el escritor.

-No hay suficientes pañales, ni cambios de ropa por si se mancha, ni leche, ni...

-Kate -Rick puso una mano sobre el hombro derecho de Beckett -no te preocupes, miraré lo que hay y compraré todo lo que necesite. Sabes que para mí eso no es un problema.

-Gracias, Castle, yo no sabía...

-Lo sé, -la cortó. -No te preocupes, te esperaremos en mi loft.

-Yo no sé cuánto tardaré.

-Sé cómo va esto. Lo cuidaré el tiempo que sea necesario. Tú cuando termines, sea la hora que sea, ve. -el escritor sonrió.

-Gracias, Castle.

-No hay de qué y ahora vete tranquila. Estaremos bien. ¿Sigues teniendo mi móvil? -Kate asintió. -Llámeme, si quieres, para saber qué tal estamos, si eso te tranquiliza.

-Gracias.

-No me digas más gracias -dijo con el entrecejo fruncido y con un tono en voz fingiendo estar enfadado.

Beckett se despidió de su hijo y después de un "hasta luego" con Castle, se fue a buscar su coche.

Rick se quedó un rato más jugando en el parque con Alex. Cuando vio que ya era una hora adecuada para ir a comprar todo lo que el pequeño necesitase e irse al loft, lo hizo.

Compró tantas cosas que tuvo que contratar a alguien para que se las llevase en ese mismo instante a su casa. No se conformó con comprar la papilla, la leche en polvo, ropa (de todo tipo), una bañera para bañarlo con seguridad, pañales, toallitas, juguetes, mantas pequeñas, baberos que, también, compró una cuna. Sabía perfectamente como era el trabajo de Kate, y tal vez, ésta llegase de madrugada y el bebé dormiría mejor en una cuna que el carrito.

Rick aprovechó que el pequeño estaba entretenido viendo los dibujos que le había puesto, mientras mordía uno de sus nuevos juguetes. Era un juguete para la boca, así que no había problemas. Castle se fue a la cocina y comenzó a prepararle la cena. Troceó una gran cantidad de zanahoria que coció antes de triturarlas para dárselas a Alex.

En el momento que apagó la trituradora su móvil sonó. Era Kate. Sonrió al volver a ver la foto de Kate en su móvil. Hacía demasiado tiempo que no aparecía en el identificador de llamadas.

-Castle -contestó en modo de saludo.

-Soy yo, Kate -dijo en un tono en el que Rick pudo observar que estaba nerviosa.

-Todo bien, supongo que en unas cuantas horas más podremos cerrar el caso y podré irme -dijo alargando la última palabra. Rick rio. Nunca la había visto tan desesperada por salir de comisaría. -¿Qué tal está Alex? ¿Se está portando bien?

-Está viendo la tele mientras juega. Acabo de prepararle la cena. ¿Le gusta el puré de zanahoria? Y no te preocupes, se está portando estupendamente. -Castle miró al pequeño, que seguía entretenido con los dibujos.

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