CAPÍTULO 3

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-¿Y tú no vas a decir nada? -preguntó Castle algo molesto por el comportamiento de Espo y Ryan. Los entendía pero esa era su decisión y debían respectarla.

-No -contestó secamente. -Ya lo has dicho tú todo. Adiós, Castle -se despidió pero antes de que pudiese salir por la puerta, el escritor la agarró del brazo impidiendo que se fuera.

-Tú más que nadie, sabes lo cansada que estás de que te siga a todos lados. -Dijo exasperado Rick.

-Puede ser, pero se suponía que éramos compañeros. Podrías haberme avisado antes, no sé. Habérmelo dicho primero a mí. Pero como tú has dicho, ya no tendré que ser tu niñera. -Kate intentó bajar el tono de su voz, que había subido considerablemente.

-Sí, es lo que esperabas desde hace años, que me fuera. Pues ya está. Me voy -Dijo enfadado. -No entiendo tú reacción entonces.

Con un "déjalo, tú no lo entiendes. Tú solo te preocupas por ti.", salió de la sala de descanso. Cogió su abrigo y se fue. Castle no tardó en hacer lo mismo. Total, ya no quedaba nada por lo que permanecer allí. Ryan y Espo se habían molestado y Kate se había enfadado.

Rick se limpió las lágrimas que le habían provocado los recuerdos. Castle suspiró. Se suponía que iba a escribir más de un libro por año ¡y ni si quiera había escrito más de tres capítulos! Su inspiración se fue el mismo día que su felicidad. El mismo día que su esperanza. Y el mismo día que su ignorancia murió. El día que descubrió algo que le rompió el corazón. El descubrimiento de saber que Kate le había mentido durante meses.

Ella sí recordaba. Recordaba su declaración el cementerio y le había mentido. Y él, como un tonto, había estado esperándola. ¿Esperándola para qué? Esperando una oportunidad ¿qué oportunidad? Ella no sentía lo mismo por él. ¿Por qué no le había dicho la verdad? ¿Por pena? Seguro que fue por eso, sentía pena por él.

Y por lo que veía, no se había equivocado marchándose. Ella no había perdido el tiempo. Tenía nueva pareja y un hijo. El hijo que siempre soñó tener con ella.

Lo suyo con Jacinda no duró más de un mes. A lo mejor, sí era lo que su cabeza necesitaba, como le había dicho a Kate, pero no lo que su corazón quería.

Se volvió a limpiar las lágrimas y se levantó. Era demasiado tarde, tenía que volver a su casa y dormir. Tal vez eso le ayudase a aminorar el dolor que sentía en su pecho. Tal vez mañana sería un día mejor.

XXX

Lanie tocó suavemente en la puerta, tal y como le había pedido Kate. Le había costado mucho dormir a su hijo.

-Katie -dijo Lanie cuando vio los ojos rojos e hinchados de la detective.

-Pasa -se limitó a decir, echándose a un lado para que la forense pudiese pasar.

-¿Qué ha pasado? -preguntó.

-Castle...

-Dios,... ¿lo has visto? -Kate asintió. -¿Habéis hablado?

-Sí, pero no de lo que pasó.

-Kate -la recriminó, pero vio que ésta comenzaba otra vez a llorar, la abrazó y la llevó con en ella al sofá.

Beckett entre lágrimas le contó todo lo ocurrido aquella tarde con Castle, todo lo que habían hablado.

-No me puedo creer que ninguno de los dos sacase el tema, aunque no me extraña, pensándolo bien. Os pasasteis 4 años sin deciros lo que sentíais. Y por idiotas, ¡mira cómo habéis acabado!

-Lanie, sabes que yo me decidí. Se lo iba a contar todo pero apareció la rubia y lo estropeó todo. Se cansó de esperarme, Lanie. -La forense la abrazó.

-Lo sé, Katie, pero tú también tardaste demasiado. No puedes culparlo solo a él.

-¿Crees que no lo sé? Tal vez si me hubiese decidido antes, si hubiese dejado a mis miedos de lados, ahora... -La detective no pudo terminar la frase por el nudo de su garganta.

-Kate, no te martirices pensando en el "y si". Lo hecho, hecho está. Por lo que sabemos Rick dejó a la tal Jacinda y no se le conoce ninguna novia. A lo mejor, todavía tenéis una oportunidad. -la intentó animar.

-No, Lanie. Castle no es el mismo. Estaba serio, incómodo. No ha hecho sus típicas bromas ni nada. Ya no hace fiestas ni sale en los periódicos con una rubia en cada brazo. Seguramente, encontró a la mujer de su vida y se centró.

-Eso es solo una teoría, no tenemos nada que nos lo garantice. -La forense le limpió las últimas lágrimas a Beckett. -¿Le contaste la verdad sobre Alex? -La detective negó. -Kate -la regañó.

XXX

Después del encuentro con la detective, Rick, decidió adelantar el viaje para ver a Alexis. Tal vez la distancia y esos días con su hija, hacían que se sintiera mejor.

Sin embargo, Kate, fue cada día, que su trabajo se lo permitió, al parque donde se encontró con Castle. Sabía que volver a verlo haría que su dolor se incrementase y más si sus sospechas de que había encontrado a la mujer de su vida, se hacían realidad. Pero por otro lado, necesitaba volver a verlo, a lo mejor, uno de los dos se animaba y aclaraban todo de una vez.

Tres semanas después, Kate jugaba con Alex. Ella estaba sentada en el mismo columpió en el que había estado Rick con Alex en su regazó. Se balanceaba suavemente mientras el pequeño reía por eso y por las carantoñas de su madre. Beckett estaba tan concentrada en su hijo que no se dio cuenta de que alguien se acercaba a ellos. Hasta que se alguien les tapó la luz del sol.

-Castle... -dijo sorprendida. Beckett ya había perdido las esperanzas de volverlo a ver.

-Beckett, Alex -saludó al mismo tiempo que acarició la cabecita del pequeño, obteniendo la risa como respuesta de éste. -¿Qué tal estáis? -preguntó sin desviar la mirada del bebé, de sus ojos azules que brillaban por la luz del sol.

-Estamos bien, ¿y tú? -contestó sin creerse todavía que lo tenía delante.

-Bien. ¿Día libre?

-Tarde libre. -corrigió.

-Eso está muy bien. -Kate sonrió tímidamente. Castle se sentó en columpio de al lado. -¿Qué tal Alex? ¿Le terminaron de salir los dientes?

-Sí -en ese momento el bebé sonrió y Rick pudo comprobarlo por él mismo. -Ya tiene sus 4 primeros dientes -dijo orgullosa.

Castle sonrió. Alex estaba muy gracioso con tan solo 4 dientes. Volvió a acariciar su pelo castaño.

-¿Quieres cogerlo? -preguntó, adivinando los pensamientos del escritor. Castle asintió y Kate le pasó a Alex.

Los siguientes minutos los pasaron jugando con el bebé. De vez en cuando, Kate miraba a Rick mientras evaluaba la posibilidad del sacar el tema. El tema que tanto temía. Más de una vez su mirada se cruzó con la de Castle. Y los dos se perdieron en la mirada del otro.

Una llamada al móvil de la detective rompió aquel momento. Kate se alejó y desde el columpió, Rick, vio cómo se alteró y cómo discutía con la persona que estaba al otro lado de la línea.

-Lo siento, Castle, me tengo que ir -se disculpó.

El escritor se puso de pie con el pequeño en sus brazos. -¿Pasó algo? -se interesó.

-Un asesinato. ¡Y nadie puede hacerse cargo! -exclamó enfadada. Kate bufó.

-Bueno, ya sabes cómo es esto...

-sí -afirmó interrumpiéndolo -pero le di la tarde libre a la niñera y aprovechando que es viernes debe de estar de camino a casa de sus padres en Boston. ¡Y ahora no tengo a nadie con el que dejar a Alex! -Beckett sacudió la cabeza.

REENCUENTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora