MICHAEL
Cuando se disipa la negrura, me encuentro rodeado de gente. Intento recordar lo que pasó y de pronto caigo en la cuenta de que intenté suicidarme de nuevo. Cuando me fijo en las personas de mi alrededor me doy cuenta que hay algunos paramédicos, policías y algunos curiosos. Los policías me están rodeando con algo amarillo, espera es una cinta policial. Me sobresalto, me intento levantar pero me doy cuenta que estoy en una bolsa de lona que me limita mucho los movimientos. Lucho por abrirla y me doy cuenta de que ninguno de mis músculos me responde, entro en pánico, cierro los ojos para tranquilizarme. De repente algo en mi mente se desconecta, me siento libre.
Me levanto y dejo mi cuerpo atrás. Entro en shock unos instantes hasta que me recompongo. Por fin he conseguido mi propósito. Observo todo a mi alrededor, no esperaba que morir significara esto, creía que cuando moríamos íbamos al cielo o al infierno. Durante toda mi vida he sido católico, ahora entiendo que no hay ningún Dios. Después de la muerte hay otra vida, sí, pero no como la pintan en la biblia, en el cielo rodeado de ángeles, sino que sigues en este mundo rodeado de gente sin escrúpulos, corruptos y demás.
Tras esta pequeña reflexión me levanto del suelo, no me había dado cuenta de que me había sentado. Veo pasar a una mujer con 3 hijos pequeños y pienso en mi madre, Grace, años atras muerta por un paro al corazón en su cama, y en mi padre muerto también en la misma casa. Desde la muerte de mi padre no pisaba la casa ya que me venían momentos muy dolorosos, decido ir a su casa para el tan ansiado reencuentro.
Al entrar en la antigua casa me llegan a la mente recuerdos de mi niñez, el olor de la tarta de manzana que hacía mi madre y la risa contagiosa de mi padre.Me dirijo al salón donde me encuentro a mi amada madre tejiendo en la mecedora. Corro a abrazarla y se me saltan las lágrimas. Cuando le pregunto por papa me responde con una media sonrisa que no me preocupe, que papa había muerto en paz y que no necesitaba nada más de este mundo. Cuando le pregunté que hacía ella, me respondió con una palabra, esperarte, y acto seguido se desvaneció poco a poco, mas antes de que lo hiciera por completo me dijo que para reencontrarme con ellos debía comprender que no estaba solo en este mundo, de otro modo no conseguiría ser feliz y poder descansar en paz, porque toda persona busca la felicidad.
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Abrir los ojos
Genel KurguMichael es un hombre que lo ha perdido todo en la vida, se suicida, pero este es el comienzo de su lucha por abrir los ojos y darse cuenta de que no estaba solo