Incertidumbre

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Estaba rodeada de oscuridad, podía oír sus voces, se reían de mí mientras la lluvia y el viento me azotaban día tras día sin descanso porque si paraba mi fin habría llegado.

Un día me desperté y vi que no era negro y era gris. Agradecí al autor del cielo ese cambio, conforme pasaban los días el cielo tenía cada vez un tono más claro.

No entendía nada pero aceptaba gustosa esos cambios hasta que un día una enorme esfera de luz me demostró su autoría acariciando suavemente mi piel.

Lloré, era una sensación muy cálida y reconfortante para mí. Los días de frío, oscuridad y lluvia habían pasado,ahora estamos él y yo para acostumbrarnos al otro.

Han pasado meses desde entonces pero yo me acostumbré desde el primer día a él y él no a mí.

Porque soy un juguete roto que cuesta reparar; el frío y la lluvia aún habitan dentro de mí y por eso no puede terminar de acostumbrarse a mí.

La lluvia y el frío poco a poco desaparecen, él lo nota pero no sabe lo que le costará hacerlos desaparecer por completo.

Sólo el tiempo podrá decirlo aunque muchas veces las estrellas van en contra de mi camino.

Porque... Y si un día el Sol ya no me vuelve a ver a mí? Tal vez sea su fin, tal vez deje de ser Sol y se convierta en tormenta, condenándose a vagar entre oscuridad y llantos hasta el fin de sus días porque así funciona esto, vas a vagar eternamente pero tú puedes decidir cómo.

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