Sensaciones

Miedo

Tengo miedo, sí, miedo. Miedo de que un día alguien me mire a los ojos y sea capaz de ver a través de ese cristal que, de forma consciente o inconsciente, puse un día para tapar el enorme desastre que se había generado.

Tengo miedo de que vea esa espesa niebla negra, o peor, vea a través de ella. Vea a esa niña pequeña e indefensa que en su día sólo supo hacer una cosa:llorar.
Llorar... parecía buena solución,¿verdad? Al fin y al cabo cuando de pequeña te caes y lloras vienen a ayudarte, pero sólo es porque lo ven claro, te has hecho una herida, sangra, duele y por tanto lloras. Todo es muy sencillo cuando lloras por un dolor físico, pero cuando no lo es...todo cambia.

Nadie entiende nada, ¿por qué lloras? Nadie lo entiende o no quiere entenderlo. Va, deja de llorar, sólo eres una llorica. No es para tanto. Llorando no vas a solucionar nada.
Y ella sólo sabía llorar, porque hasta entonces siempre le había funcionado, pero un día dejó de hacerlo y ella no sabía qué hacer más que llorar.

Un día de su interior nació una nena más grande, que la abrazó, le dijo que todo estaría bien y que ella se encargaría de que pararan esas malas palabras, esas miradas indiferentes y esas risas. La nena grande se puso delante, tomó el control y decidió proteger a esa niña lo mejor que podía. Si ella moría, todo el sistema moriría.
Una vez consiguió estabilizar la situación se preocupó en ocultar a la niña lo mejor que pudo,nadie debía encontrarla, nadie debía acercarse a esa niña aparte de ella.

Desde ese día la niña está oculta, rodeada de niebla espesa, cristales, barreras...toda seguridad es poca. Ni el exterior debe saber de la existencia de la niña, ni la niña del exterior. La nena que la protegió en su día creció, pero la sigue cuidando con el mismo cariño del primer día. Sabe que sin ella, ni ella ni otras muchas cosas que había allí, existirían.

La niña no debe ser dañada, la niña no debe ser encontrada y nada ni nadie debe acercarse a ella. La existencia de todo aquello pende de un hilo que tiene su origen en ese pequeño y débil corazón dentro de un cuerpo que sólo supo hacer una cosa en su día: llorar