Capítulo 11.

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Me faltaba el aire, el dolor era sumamente insoportable, cerré los ojos lo más fuerte posible para evitar las náuseas y dolor.

—ya vete, me haces daño —digo en susurro mientras gimo de dolor —es el punto —. Dice quitando sus asquerosas manos de mi.

Suelto un suspiro de alivio mientras el se aleja de mi, lo miro con odio y fastidio.

—¿ya entiendes Natale? Aquí harás todo lo que yo diga —dice serio —no haré nada de lo que tu digas, no me importa si me torturas, si me matas no me importa —. Digo con los dientes apretados y mis manos convertidas en puño.

Matthew levanta una ceja divertido y niega con la cabeza.

—serás mía Natale, no importa a que costo —dice con malicia.

—no pienso ser tuya nunca —digo secamente —lo harás si no quieres que le haga daño a tu familia t amigos —. Dice complacido, yo abro los ojos como platos y niego con la cabeza asustada.

—mi familia y amigos no tienen nada que ver —digo angustiada
—si te portas bien no les haré daño —ojala pudiera tener fuerzas para borrar su maldita sonrisa de la cara, desvío mi mirada hacia la ventana y me pregunto donde estará Leonardo.

—vendré después —dice Matthew seriamente, yo no digo nada así que se marcha.

Suelto un suspiro aliviada, toco mi herida y esta muy lastimada hago una mueca de dolor al querer levantarme pero no tengo alternativa tengo que encontrar la manera de salir, me levanto torpemente y me arrastró hasta la ventana, veo a través de ella y hay un amplio bosque frente a mi, la casa está en medio de la nada ¡genial! Digo en mi mente sarcástica, no tengo idea de donde puedo estar, la ventana esta sellada no puedo abrirla, si quiebro el vidrio Matthew me escucharía y sería peor.

—tiene que haber otra salida —me susurro a mi misma, camino con dificultad al baño y me miró en el espejo, estoy demasiado pálida mi herida esta sanando pero esta muy lastimada, tengo raspones por todo mi cuerpo, lavo mi cara y mis dientes torpemente, observó alrededor y veo una ventana es pequeña pero creo que podría salir en ella, el problema es que esta muy alta, salgo del baño y busco alguna silla y para mi suerte la encuentro.

Sonrió satisfecha y trato de llegar a ella, pero caigo al piso gracias al dolor, no puedo moverme todo me duele demasiado a este paso no podría salir nunca estoy demasiado débil.

Entonces entra una mucama y corre a levantarme y llevarme a la cama.

—¡pero que hacía señorita! —me riñe preocupada
—quería ir al baño —digo en tono arrepentido.

—esta muy débil, no puede levantarse aun —yo solo asiento y la mucama me dedica una sonrisa, se ve amigable es alta con piel bronceada, cabello rubio y ojos azules a de tener 25 años.

—aquí está un poco de comida para que poco a poco te sientas mejor —dice dulcemente, yo asiento y comienzo a comer, tengo que recuperar fuerzas  y largarme de aquí.

—gracias —digo con una sonrisa sincera.
—de nada —dice la mucama y se va dejándome sola, terminó la comida y término el jugo de naranja, dejó todo a un lado y me dispongo a dormir, pero Matthew entra a la habitación.

—creo que llego la hora —dice con una sonrisa siniestra
—¿de que hablas? —pregunto asustada.
—te marcare como mía. - dice acercándose a mi con paso decidido, yo abro los ojos como platos y mi corazón se detiene, si me marca rompería el vínculo que tengo con Leonardo y nunca lo permitiría pero estoy tan débil que no puedo pelear.

—no Matthew por favor, aun no —digo suplicante, el sueltan una pequeña risa y camina hacia mi.
—no tienes opción Natale, serás mía —dice complacido.

¿Clare? Necesito tu ayuda —digo desesperada.
no puedo Natale estamos muy débiles, la plata —dice preocupada.

Matthew queda frente a mi y muestra sus afilados colmillos dispuestos a marcarme.

—no... —digo en susurro y con voz quebrada.

Extinción De MatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora