Pasamos el resto de la tarde viendo cómo los pequeños pintaban, todos sentados en la mesa del comedor. Yo ayudé a Izan a ponerle títulos a los dibujos. Siempre me decía que tenía una letra muy bonita y que era por eso por lo que quería que se los pusiera yo, pero estaba segura de que la verdadera razón era que temía equivocarse al escribir si lo hacía él.
Ashton llamó cuando estaba anocheciendo para avisarnos de que no llegarían para cenar porque la cosa se había alargado, y que nos preparásemos nosotros la cena. Jake y yo optamos por bocadillos para todos. Poco después de ellos, los pequeños se tumbaron en los sofás y se quedaron dormidos viendo Bambi, a pesar de que no serían ni las diez.
Cogí en brazos a Izan para llevarle a la cama y Jake vino detrás con Liv. Me adentré en la habitación con la poca luz que llegaba del pasillo y dejé cuidadosamente al pequeño en la cama, arropándolo después. Deposité un beso en su frente y sonreí.
—Buenas noches, peque.
Izan subió la manta hasta su nariz y respondió con voz del que se acaba de dormir.
—Adiós, mamá.
Me dio un vuelco al corazón. Suspiré y me di la vuelta, encontrando a Jake mirándome en la puerta, aún con la pequeña en brazos.
—Le pasa a veces... No hace tanto desde que no está.
No dijo nada, lo cual agradecí. Pasé por mi habitación, me puse las gafas y bajé al piso de abajo sin esperar a Jake, aunque tardó poco en bajar él también. Me fijé en que había un par de estanterías con libros, así que decidí ojear los que había allí. La voz de Jake sonó detrás mía mientras sacaba el lomo de un libro de la estantería.
—¿Te vas a poner a leer ahora?
Volví a meter el libro en la estantería y me di la vuelta.
—No tengo nada más interesante que hacer. Y tú qué, ¿hoy no sales?
Sonrió negando y se sentó en el sofá.
—No, hoy no. Ven, podemos charlar. Hay miles de cosas más interesantes que leer Romeo y Julieta.
Eché una mirada al libro que acababa de dejar: la adaptación de Romeo y Julieta. Levanté una ceja mirando a Jake y me senté a su lado.
La pequeña lámpara que había encendida en el salón daba una luz amarillenta al lugar. Los ojos de Jake eran más color miel que de normal. En ese momento me di cuenta de que llevaba puestas las gafas, y dado que ya no iba a leer, hice amago de quitármelas.
—Déjatelas puestas. Te quedan bien.
Le hice caso y sonreí. Sentía que me había puesto roja, por lo que agradecí que en ese momento todo se viera en colores ámbar.
Pasaron unos segundos hasta que decidí hablar.
—Oye... lo de esta tarde... Siento haberme enfadado. No tenía derecho a ponerme así.
Me coloqué en frente de él, con las piernas cruzadas.
—No tienes que disculparte. Tenías razón. A veces me comporto como un capullo.
—¿Solo a veces?
Sonreí y él levantó una ceja mientras reía.
—Bueno, muy a menudo. Es que no le doy tanta importancia a las cosas, no me lo pienso demasiado y lo hago. Y sé que es estúpido intentar escudarme después, pero bueno, es algo que no puedo evitar hacer. El orgullo delante siempre, ya sabes.
Supuse que esa era su forma orgullosa de decir 'me he equivocado'. Decidí no hablar más de ello, ya que podría molestarle. Pasamos unos segundos en silencio, observando la casa con detenimiento. Al fin sonreí y miré a Jake.

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Tripping Hearts
Teen FictionLa vida de Alice Howliac no podría haber ido peor estos últimos años. Tras la muerte de sus padres y el abandono de su hermano mayor, tiene que encargarse ella sola de su hermano pequeño Izan y de ella. Pero todo cambia cuando habla con el señor Jer...