IV. Pesadillas y belleza

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Me levanté con una pesadilla, soñé que mis padre y mi hermano morían, una bruja malvada me castigaba dando el elixir de la vida eterna, era inmortal. Me casaba un par de veces, tenía hijos y todos morían... Así pasaba todos los años, veía morir a todos a los que me llegaba a apegar. Así que, comencé a alejar a todos, todos a los que les interesaba los ahuyentaba... muchos me reclamaban y odiaban, pero no me importaba, saber que les salvaba la vida me daba porque levantarme todos los días, el riesgo que corrían acercándose a mí era demasiado, mientras más se acercaban más probabilidades tenían de morir. Me lamentaba todos los días por el momento en el que había recibido la inmortalidad. Era horrible, aunque un día encontré al rubio, el chico borde de Nueva York, no se porque no era borde, ni grosero, era totalmente lo opuesto, era romántico, tierno, tan sensible pero a la vez tan fuerte; me enamore, bueno... nos enamoramos. Al final, él comenzó a morir, era mi culpa y me aleje de él, lo malo era borde que él no quería y se acercaba cada vez mas cuando yo me alejaba. Entonces, supe que no iba a lograr alejarlo, hice algunos acuerdos con... La muerte y esta me dejaría morir, pero necesitaba algo para él, necesitaba un acuerdo, yo moría pero debía darle algo a cambio, el alma inocente de alguien. El siguiente año, entre Agosto y Diciembre debíamos pactar lo acordado y cumplir cada uno con nuestra respectiva parte del trato; debía pensar en que alma inocente le regalaría a la muerte. No quería tener que robar un bebé o un niño, pero necesitaba a alguien, hable de eso con el rubio... Ryan, él me dijo que quería ir conmigo, quería que yo regalara su alma a la muerte, me negué incontables veces, pero al final paso, morí... no tan rápido, pero morí, sólo fue un poco de sufrimiento para todo lo que he vivido todos estos años. Ryan pasó y los dos nos veíamos en un lugar negro, caminamos a la luz juntos y supongo que al fin morimos. Me desperté de golpe, una simple pesadilla, seguía debajo del edredón, volví a mirar el pequeño castillo, mi castillo.

- Bueno, es hora de levantarse. -me alenté, me quite el blanco y suave edredón de encima, me senté y parpadee un par de veces, salí de la cama, organice mis maletas, la ropa en el armario y la caja musical en la mesita de noche. Cuando termine salí del cuarto a buscar el recogedor, botaría los cristales rotos que aún permanecían en el piso, compraría una cúpula de cristal nueva para ponérsela a la base. Camine por el pasillo a las escaleras, al bajar no encontré a nadie en ninguna parte, no había rastro de nadie.- ¿Donde están todos? -me pregunté buscando con la mirada a cualquier persona. Encontré el recogedor y una escoba en la cocina.- Bueno, los buscare cuando termine de recoger los cristales.-subí de nuevo, y limpie el desastre que permanecía en el piso, tire todo en la basura y puse el recogedor y la escoba en el lugar donde los había encontrado. Busque en todas partes.- ¿Dónde están? -mire el reloj de la sala, 3:32 pm

«¿Que? ¿He estado durmiendo por tres horas?»

- ¿Donde estarán? -me pregunte. - ¿estaré en un sueño? -volví a preguntarme, me pellizque para saber si estaba en un sueño o no. - Ay. -exclame sobando el lugar que había pellizcado y que ahora estaba rojo.- No, no es un sueño. Subí de nuevo al segundo piso, me lavaría la cara. Entre al baño, había una figura saliendo del mismo, que luego reconocí, el rubio, estaba desnudo... de nuevo.- Ay dios.-articule cerrando los ojos para no ver nada.- Dios, dios, dios, dios. -susurre avergonzada.

- Ya puedes abrir los ojos ¿que coño haces aquí? -pregunto molesto, abrí el ojo derecho primero asegurándome de que podía abrir los dos.

- Yo solo venia a lavarme la cara.-conteste abriendo los dos ojos.

- Pues, aprende a tocar. -dijo quitándome de la puerta.

- Lo siento.

- Solo aprende a hacerlo. -suspiro, abrió la puerta y salió.

- ¡Espera! ¿Donde están todos? -pregunte acercándome a él.

- Salieron a comprar algunas cosas para organizarte una fiesta de bienvenida. Pensaron que estabas triste por dejar a tu familia, así que, para alegrarte un poco van a hacerte una bienvenida. En cualquier caso, yo no te he dicho nada, no me metas en problemas. -dijo.

A dark secretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora