Adelanto I. Monsters and angels.

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Nos acomodamos en el mantel de cuadros naranjas que él había traído.

Después de un rato de mirar las sorprendentes estrellas en silencio, el comenzó.

— ¿Sabes que creo? Creo que existen los monstruos. —dijo mirando las constelaciones.

— ¿Por qué crees eso? —pregunte algo aterrada.

— Si, los monstruos están en muchas partes, he llegado a la conclusión de que los mismos humanos podemos ser monstruos aunque no todos, solo algunos... tal vez la mayoría. —contesto con la mirada fija en algún punto en el cielo.

— No es posible, los monstruos son cosas horribles y malas.—dije inquietada por la conclusión de el chico.

— Entonces... ¿Qué crees que somos nosotros? —pregunto mirándome por un segundo y luego volviéndose al mar lleno de luces incandescentes que estaba frente a nosotros.

— No lo sé, solo personas supongo. —conteste sin una respuesta exacta, tampoco tenía ese tema muy claro. Nunca había hablado de eso con nadie y bueno, tampoco lo pensé si quiera.

— Bueno, pues te equivocas, muchos somos monstruos aunque parezcamos humanos, algunos monstruos se vuelven personas de nuevo. —contesto.

Me parecía interesante su forma de pensar.

— ¿Somos? —pregunte.

— Sí, somos. Hablo de mí, soy un monstruo o al menos eso era antes de tu llegada. —contesto mirándome, sus ojos brillaban como estrellas fugaces.— Los monstruos, la mayoría de las veces son personas heridas, muy heridas. Ya han dejado de fingir que son humanos. —continuo, ya había dejado de mirarme y ahora veía el cielo de nuevo.

— ¿Entonces estabas herido? Muy herido. —pregunte de la nada.

— Sí, herido, roto...—contesto

— ¿Por qué? —pregunte dolida, él no se merecía eso, era y es una buena persona.

— Porque... —dijo en un suspiro, me incorpore para poder mirarlo mejor.— porque...—repitio. — Todos, esta ciudad me rompió.—dijo.— Sus críticas, sus estúpidos estereotipos, sus palabras, sus malditas palabras. Alguien debería hacerlos saber que sus malditas palabras duelen. No se si es sólo a algunas personas, no se, pero el mundo te golpea, te golpea tanto que ya no puedes más, y algunos acaban con eso, otros sólo tratan de intentarlo, de probarse a si mismos... Y aquí estoy yo, intentándolo, aún cuando el dolor y el vacío no se vayan.

— Lo siento.—dije avergonzada de que mi gran raza humana fuera tan despreciable. 

— Yo también lo siento. —contesto.— Aunque, también he llegado a la maravillosa conclusión de que también existen personas buenas, les he llamado ángeles, estas personas son los que ayudan a los monstruos a ser mejores.—continuo y volví a recostarme para ver las luces incandescentes frente a nosotros.— Ayudan a los monstruos a ser humanos.

— ¿Y que soy yo? —pregunte intrigada, lo mire de reojo mientras el miraba el cielo y volvia la mirada hacia mi.

— Eres un ángel, solo hasta que encuentre un término mejor y yo soy un monstruo.

Me beso, sus besos eran extraños, eran realmente buenos y eso me encantaba pero siempre sentía algo extraño cuando me besaba.

Busque su mano a tientas, la encontré y la tome para luego entrelazarla con la mia.

A dark secretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora