¿Qué es lo que haré?

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Yugi-oh! Duelo de Monstruos! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, yo solo los utilizo en mis locas ideas.

Un poco de Angstshipping, Puzzleshipping, Bronzeshipping y Tendershipping.

Malik.

Esperaba a Ryou bajo la sombra del gran roble en el parque de siempre. Reposaba en mi regazo una pequeña bolsa de regalo en color blanco con celeste. El día de hoy Ryou y yo cumplíamos tres meses de estar saliendo oficialmente e íbamos a dar un paseo en la zona recreacional del puerto Domino.

A los dos minutos diviso una brillante y sedosa cabellera blanca, esponjosa como una nube, Ryou venía corriendo hacia mí.

Sonreí sin poder evitarlo así que me puse de pie para recibirlo, Ryou llegó hasta mí y me abrazó, enterrado su rostro en mi pecho con mimoseria. Le regresé el abrazo de inmediato.

Aunque a ser sincero no podía decir que lo amaba sí le tenía cierto cariño a Ryou, estar con él era agradable, me hacía sentir feliz, tranquilo y en paz conmigo mismo. Cuando estaba con Ryou era el único momento del día en que podía estar sin pensar en él.

Ahhh Marik, realmente lo extrañaba. Sí, puede que no fuese el mejor sujeto del mundo ni que se llevara el premio al mejor yami pero era mi otro yo y realmente lo extrañaba, además yo era totalmente responsable de él.

─ ¿Malik?

─Oh, lo siento Ryou ¿Qué decías?

─ ¿Qué si estás listo? ¿Nos vamos? ─me sonrió, poniéndose en puntillas para darme un beso en la mejilla.

─Sí, claro... por cierto, te traje esto ─le tendí el paquete.

─Oh Malik, cariño, no debiste ─me miró conmovido, pasándome un brazo por el cuello y acariciándome la mejilla con la otra mano.

─Pero tu organizaste el paseo de este día, quería darte algo especial ─rebatí.

─Eres encantador, muchas gracias ─tomó el paquete de mis manos y lo abrió ─ ¡Malik me fascina! ─dentro había un mediano peluche de Kuriboh blanco ─eres el mejor ─me dio otro beso en la mejilla.

Le sonreí, él sí que era encantador, era como un lindo niño inocente.

─Bueno ¿vamos?

─ ¡Sí! ─me tomó de la muñeca y me jaló con él hacia una parada de autobuses cercana, tomamos el transporte que nos llevaría a la zona puerto y nos acomodamos en una asiento doble. Ryou se acurrucó a mi costado, recostando su cabeza en mi hombro; yo simplemente sonreí recostando mi cabeza devuelta contra la suya, viendo como él suspiraba feliz poniendo una mano sobre la mía.

Creo que ya me acostumbraba a esto.

A los quince minutos bajamos del autobús y nos dirigimos a la entrada de la zona de entretención para tomar una lancha de pedal y así, nos adentramos en el agua.

─ ¿Qué fue lo que te pidió el profesor de Deportes ayer que te hizo quedarte después de clases? ─consultó el albino.

─Quería que me uniera al equipo de futbol de la preparatoria ─explique.

─ ¿En serio? ─él me miró sorprendido ─no sé si decirte que es fantástico o un fastidio ─se rió y yo con él ─ ¿qué le dijiste?

─Que no, por supuesto ─le respondí ─me agradan los deportes pero de ningún modo voy a comprometerme en algo con Karita-sensei. Ver a Joey y Tristán ya me queda de escarmiento... Además, no podríamos ir juntos a casa después de clases si entrara al equipo ─le sonreí.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora