1. Cabeza de ovario

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Un infierno. Así describiría mis dos últimos meses junto a este chico, mi periodo. Bueno... en realidad dos semanas. Ya me he metido en varios problemas y siempre que estoy con él no hace más que joderme la vida. Aparte de negar decirme su nombre, se niega a aclararme el como es posible que él sea mi periodo.

cuando él está conmigo evito hablar con alguien, o las cosas se ponen feas. Dos veces han citado a mi madre en la escuela por meterme en una pelea, en la que obviamente es culpa de él.

Ahora estoy alegre, ¿Saben por que? Dormí jodidamente bien. Los días en los que el chico periodo no está conmigo es realmente un alivio, puedo sentirme segura y mi humor está por arriba.

Caminé por los pasillos con uno uno que otro estudiante en ellos dirigiéndome a mi locker para sacar mis libros de la clase que me toca, cuando sonó el timbre.

Me sobresalté, pero no por escuchar el timbre, sino por escuchar una voz, su voz.

—¡Al fin te encuentro! —mi sonrisa desvaneció y cerré la puerta de mi locker poniendo mi cabeza en ella —¿me has extrañado?

Me giré hacia él, aún apoyada en el frío metal rojo. Su cabello como siempre, está despeinado. Sus ojos brillan como la luz del sol y sonríe con esa característica sonrisa burlesca que tanto odio -¿No podías llegar la próxima semana? -bufé.

—Sabes que soy puntual —me guiñó un ojo.

empecé tan bien la mañana...

Lo Ignoré y caminé hacia mi clase de lenguas, con este chico detrás mío. Aun no me acostumbro a estar con él, ¡mis días son realmente gloriosos estando sola!

—¿Sabías que caminas como recién violada? Ya sabes, con las piernas separadas y un poco coja -se burló el cabeza de ovario.

—¿Sabes que me estas poniendo de mal humor? —rodé los ojos. A pesar de que me estoy haciendo la indiferente con su comentario, por dentro quiero morirme de vergüenza y saber si es verdad, o si alguien notó eso.

Muchas gracias, cabeza de ovario.

—La gente te mira mal, ¿lo sabias? —me giré para comprobar si era verdad y encontré a un grupo de tres chicas mirándome.

Odio, odio con mi vida que hablen a mis espaldas, que se burlen de mi o inventen rumores míos.

Paré y las quedé mirando mal —¿Qué tanto miran, eh? ¿Les debo algo? —me giré sin esperar respuesta y me dirigí hacia mi locker para dejar los libros allí y sacar los de la clase que me toca ahora, a mis espaldas oí una risa que supongo que es del chico del cual no sé su nombre.

—¡Jade! Pensé que no vendrías—. Se acercó Mila, mi compañera de Física y Química.

—¿A caso no quería verte? —no hace falta decir quien lo dijo.

—Aquí estoy, si vine. ¿Qué quieres? —respondí de mala gana.

—Uy, parece que andas con el periodo.

Abrí mi boca para reclamarle pero ella en un abrir y cerrar de ojos se encuentra en el piso. Abrí mis ojos como platos al darme cuenta de quien lo hizo.— ¿Qué acabas de decir, estúpida? Conmigo nadie se mete, vayámonos Jade —cerré el locker con los libros en mis manos aguantando una carcajada.

—¿Qué fue eso? —Mila se levantó del piso —¿me has empujado?

—Ojalá —murmuré sólo para mí, y sin darle respuesta me fui a mi clase dejándola con la palabra en la boca.

—¿Cómo estuve? —preguntó el chico.

—Sonaste como una chica a la que le acaban de quitar su maquillaje —me burlé.

Maldito periodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora