5. ¡Puso una mano en mi seno!

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-¿Se puede saber qué está pasando aquí? ¡mira este desorden! Y... -me miró fulminante -hace unos minutos estabas a punto de llorar y ahora estás muerta de la risa, ¿quién te entiende? -espetó mi madre.

Really men? Con suerte te conoces a ti misma.

Mi padre a quien no le he dado importancia, dio un paso hacia adelante haciendome temblar. Si hay algo que recuerdo perfectamente es que es celoso. Muy celoso respecto a los chicos.

-¿Quién es Aiden? -preguntó inmediatamente.

-No es nadie -suspiré pesadamente. Tampoco tengo por qué darle explicaciones.

Suspire profundamente para luego botar el aire de mi boca en un intento de relajarme; pero seamos realistas, ¿podria yo estar relajada estando Aiden el-chico-periodo, mi padre-un-abusador-detras-de-esa-cara-angelical y mi madre, cuya mujer cambia estando con el fenómeno de hombre con el que está? No, claro que no.

O al menos haré el intento.

-¿Estás negando lo nuestro? -vi de soslayo a Aiden con la mano en su pecho negando con la cabeza. Me dieron inmensas ganas de reir ante su expresión e inevitablemente hice una mueca rara.

-¿Te estás riendo? -habló mi madre -Dios, Jade, quien sabe que tienes oculto a nuestras espaldas.

¿Nuestras? ¿tiene el coraje de meter al caballero que tengo como padre cuando nos dejó sola por años?

Abrí la boca para reclamar pero fuí interrumpida nuevamente por mi "padre".

-No quiero saber que estás con algún chico -fruncí el ceño -no tienes edad ni permiso para estar con alguien.

Dios, en este momento lo sacaría a patadas de aquí, no tiene por qué meterse en mi vida privada.

-¡Pero si no estoy con nadie! -reclamé-. Ni tengo que darles explicaciones de quién es Aiden ni lo que hago o no -mi madre intentó acercarse a mi enfurecida pero mi padre la detuvo. Obviamente con mi respuesta la dejé más que enojada pasando por su mente quien sabe que cosas.

-¡No vuelvas a decir eso! -sus ojos se volvieron brillantes a causa de las lágrimas.

-No me dirás que hacer -espeté molesta.

-Somos tus padres, y mientras vivas en nuestro techo harás lo que nosotros te digamos porque no te mandas sola.

¿Con qué cara se atreve a decir nuestro techo cuando ha vivido en otra casa por siete años?

Sin más decidí quedarme callada para no crear más escándalo.
Sintiendo impotencia y amargura en mi les di la espalda sentada en mi cama esperando que se vayan. Lágrimas salieron descontroladamente de mis ojos sin poder evitarlo.
Cuando sentí la puerta cerrarse me limpié la mejillas con mis manos. Obviamente no lo iba a hacer cuando estaban mis padres, se darían cuenta de que estoy llorando.
Otra cosa que odio es que mi madre-por lo que recuerdo-cambie tanto su manera de ser estando con mi padre.

Me levanté directo al pequeño baño de mi habitación para ponerme mi pijama, que consiste en unos pantalones de tela delgada blanca y una remera que que me llega hasta el trasero color azul.

-Eso fue... fuerte -habló Aiden una vez que sali del baño dándome un susto al encontrarlo en mi cama ¿Aún las pastillas tienen efecto en él como para que no haya interrumpido la discusión?

-Ni que lo digas -me estiré boca arriba en mi cama con los brazos extendidos. Cerré los ojos y suspiré profundamente intentando calmarme, pero sin duda las lágrimas siguieron cayendo, rodeando mis mejillas y perdiéndose entre mi cabello.

Maldito periodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora