Aiden.
Oh Jade.
¿Es que no podía quitarse la ropa cuando yo no esté? ¿y como es que no pude reaccionar?
Estoy mal de la cabeza.
Sigo estupefacto ante su palidez, como se retorcía en la cama por el dolor, y todo por mi odio y enojo, soy un completo imbécil. Olvidé cuanto le afecta a Jade lo que hago.
¿Pero es que no podía salir con otro chico? No. Tenía que ser el rubio oxigenado de Adam. Estoy pensando seriamente en darle un buen susto para que se aleje de Jade.
¿Pero qué rayos digo? ¡soy su periodo! Digo, sólo tengo que hacer que se sienta confundida, esté de mal humor y todas esas tonteras, lo cual es fácil de hacer, ¿pero por qué de un momento a otro intento ser un galán con ella, que se sienta atraída por mi? ¡he incluso intento captar su atención! Nunca me ha importado lo que piensen de mi. Nunca. Si alguien me va a querer, que acepte lo estúpido e imbécil que puedo llegar a ser. Pero a veces pasan por mi mente pequeños fragmentos de como sería si actuara de forma cariñosa con Jade, poder abrazarla todo el tiempo... Es inevitable.Doy vuelta por su habitación y me acerco a un cuadro puesto en la pared, en donde se encuentra una fotografía suya de cuando era pequeña, y la verdad es que me ha costado reconocerla, siempre vi esa fotografía pero nunca me detuve a verla con más detenimiento. Era muy rellenita, pero aún así se ve linda. Sonríe desmesuradamente provocando que sus gordas mejillas se eleven y sus ojos se vean alargados, muy tierno a decir verdad.
Luego hay otra en donde hay muchos niños ordenados uno al lado de otro y otros parados arriba de sillas, me doy cuenta de que es una foto de su salón de alguna escuela en la que estuvo. La busco entre la multitud y la encuentro en una esquina con la mirada perdida, y labios rectos, ni siquiera está mirando la cámara, ¿es que acaso siempre ha sido insegura? Y luego miro su cama. La asquerosa chaqueta de Adam, luego le echaré cloro, alcohol y desinfectante.No me doy el tiempo suficiente de poder seguir hablando mal de Adam porque oigo pasos aproximándose, haciendo que me alarme.
Irónico, nadie me puede ver.
Excepto mi pequeña e insegura Jade.
Dios, puedo ser un completo desgraciado cuando abro mi boca, pero si tan sólo leyera mis pensamientos...
¡Pero que digo! Jade no me importa en lo más mínimo.
-¡Jade! -sale ante mi punto de vista la madre de Jade, viéndose completamente mal, como si acabara de despertar. Pero hay algo que hace que caiga toda mi atención en ella.
-¡Suegris! -espeto riendo.
Jade no está aquí, tal vez puedo darle un pequeño empujón para que vaya al otro baño.
-¡Jade! -vuelve a gritar con voz desgarradora y la mirada perdida. Esto no me pinta para nada bien y de verdad que me estoy preocupando. Corre ahora hacia afuera, al otro baño.
¡Tú no te preocupas por nada, imbécil!
-¡Ya salgo, ya salgo! -seguramente está bufando, o rodando los ojos.
Frunzo el ceño y sigo a su madre, justo en ese momento sale Jade sólo con una toalla rodeándola, sus ojos se encuentran con los míos por un mini segundo para luego fijarse en su madre con aspecto infernal. Su rostro se alarma y sus ojos se abren más de lo normal, su madre intenta hablar pero se escucha algo romperse, como una botella de vidrio. Jade capta lo que pasa pero yo no, no tengo idea de lo que está sucediendo, ojalá pudiera leer mentes en vez de ser el periodo de alguien.
Que injusta es la vida.
Las dos corren desesperadas por la habitación sin una idea de que poder hacer, sólo diré que es muy divertido ver correr a Jade con sólo una toalla...