Estaba cuestionándome acerca de la misión. ¿Qué estaba pasándome? Los ángeles no pueden cuestionarse, ni pueden olvidar. Pero yo lo estaba haciendo. Han pasado 72 horas y los sentimientos desconocidos aun seguían abrupta-mente en mi. "Talvez me acostumbre"
A mi y a Ryaneles?. Bueno a mi y a Ryan nos han estado asesorando. Y la verdad, cada vez que me muestran gráficos y las llamadas guerras y personas. El sentimiento desconocido se intensifica en mí.
--Aquí estas--Se acerco Ryan--Te estaba buscando--Dice.
--¿No querrás seguir viendo esto cuando estemos en la tierra?--Le pregunte admirando colinas fucsias y verduscas.
--No lo había pensado--Dice moviendose en sincronía.
--Pues hazlo--Le respondí--Se escucha.....La tierra es....--No logré encontrar las palabras, últimamente no lo hago.
--Lo se, pero lo haremos por Gunzo--Respondió.--Nos esperan--Terminó de decir.
Que está pasandome...
(...)
El gran día~así lo llamaban todos~habia llegado.
Hoy por primera vez tocaré la tierra y no voy a omitirlo pero de pensarlo me sentía...Extraña.
Estuve cuestionandome acerca de qué ángel soy...Porque puedo olvidar, tener sentimientos humanos.
Mis superiores anunciaron que lo único que debería llevar era a mí.
Las últimas horas las había pasado con mis amigos y tampoco voy a omitir que los voy a extrañar y mucho.
Una parte de mi extraño ser estaba empezando a adaptarse a este manantial de cosas nuevas y talves yo hubiese querido decirles que les extrañaria. Pero ellos no entenderían eso en absoluto. Además, las palabras de Zeta fueron sumamente claras.
~Ánelisse y Ryanolds...Una ultima cosa. ''Nadie'' a nadie deben de contarles estas cosas. Ni aquí ni mucho menos a algún humano en la tierra. Si lo hiciera eso seria....''Malo''Sí, por primera vez habia escuchado el término malo.
--Ánelisse--Escuche una voz y deduje que era Zeta.
--Señor--Le respondí
--Sé que extrañaras estas cosas--Me dijo, cómo el lo sabía?--Es normal y te prometo que cuando estes en la tierra no será fácil, te escribire para darte ánimos. Pero te acostumbrarás. Todo el paraíso confía en tí y yo Ánnie, yo también.Todo el paraiso, es demasiado.
--Sigueme--cantó mientras se levantaba del suave cesped en el que yo yacía--Hora de irse--terminó de decir en cuanto vio que me levante.
El sentimiento se apoderó más de mí, pero como me dije en horas pasadas. No puedo controlar lo que siento, pero lo puedo esconder.
Empezé a moverme y ver cada una de estas cosas para que quedaran guardadas en mí.
En un segundo luz Ryan estaba a mi lado y Zeta seguia adelante.
La sinfonia celestial empezó a tocar y era maravilloso.
Todos nos veían agradecidos a nuestros alrededores.
--Ryanolds y Ánelisse--Gritaban, cantaban. La felicidad se podia respirar en este lugar.
Un buen adiós.
Los gritos de los seres de luz se fueron alejando porque debiamos seguir avanzando~incluso cuando yo me hubiese quedado ahí por siempre~.
Grandes rejillas de oro y torres a sus costados empezaron a abrirse.
El sentimiento se intensificaba una y otra vez en mí. Pero no me detuve. Ahora en mí veía el rostro de cada ser de luz de este lugar sonriendome y confiando que traería a Gunzo devuelta.Luego de pasar por la rejilla y registrarnos. Nos encontramos con una gran nave~que reconosco por mis asesorias~Era exactamente como los gráficos que nos habian mostrado. Negra y con muchas ventanas.
Zeta se detuvo en la escalera. Ya era mi hora. El extendió sus grandes brazos y nos abrazó a ambos.
--Ustedes pueden...Ahora suban las escaleras.--Dijo con todo su amor hacia nosotros.
Ryan empezo a subir las escaleras y yo le seguí.
Fueron 39 escalones para ser exactos--Los conte--
La puerta se abrió automaticamente al igual que cuando se cerro una voz dijo--Ryan y Ánelisse--y las luces se encendieron una por una. Dandose a ver cada uno de los superiores sonrientes.
--Ya hemos dicho adiós, estamos listos para nuestra transformacion--Dije antes de que entrara en un cilindro al lado de el de Ryan.
La nave empezaba a despegar y nosotros empezabamos a alejarnos.
Una cosa sabía...Todos creyeron que habia dicho adiós al paraíso y a mis amigos.
La realidad es que yo había dicho adiós a mi ser. Adiós de ser un ángel.