—Si compartimos mamá, entonces somos hermanos —dijo Tamaki.
¡Vaya que era simple ese chico! Me encantaba.
«Ojalá hubiera tenido un hermano como él... ojalá Anne Sophie de Grantaine hubiera sido mi madre... ojalá alguien me hubiera amado como Sophie amaba a Tamaki»
Esos pensamientos que iniciaron en cálida sonrisa terminaron en profundos sollozos.
Había sido un día difícil. Primero llegar a un lugar completamente nuevo a enfrentarme a personas que me odiaban, reencontrarme con Kyoya que me odiaba, caminar por calles desconocidas y recordar mi maldito pasado.
Yo no culpaba a Eclair por ser como era, nuestra vida no había sido nada fácil. Ambas debimos crecer al cuidado de un montón de nanas que no nos querían y que fingían que sí. Por eso, después de obtener a Sophie, lo último que queríamos era perderla.
Mi hermana se obsesionó con ella y con el chiquillo de las historias que Sophie nos contaba, haciéndole daño a Tamaki y al host club.
Pero ella no era mala, solo era caprichosa; siempre había sido así, siempre buscaba obtener lo que quería, así crecimos.
Aunque, a diferencia de ella yo no usaba nuestros contactos, yo lo hacía por mí misma y luego me metía en problemas. Me había pasado tantas veces y nunca aprendí.
Pero cada una tenía sus problemas, y cada una se había cargo de ellos. Yo no llegué a Ouran para remediar lo que mi hermana había dañado, fui a hacer lo que ella no supo hacer bien, a reencontrar a esa mujer que tanto amábamos con ese chico al que ella amaba, a nuestra ama de llaves con su hijo.
—¿Será que podemos ser tan valientes, como Sophie y Tamaki, tú y yo bebé? —pregunté al que acariciaba por sobre mi piel desnuda—. Quisiera poder protegerte de todo el mundo como ella lo hace con su hijo... pero soy bastante cobarde, ¿sabes?
»Tengo mucho miedo... mucho miedo... —dije sollozando y, girándome de lado, hundí la cara en mis rodillas que abrazaba para quedarme dormida sin darme cuenta.
Despertar a la mañana siguiente fue difícil, pues además del hecho de que odiaba levantarme temprano, estaba la somnolencia de mi embarazo y que la noche anterior había llorado hasta altas horas de la madrugada después de un desgastante y cansado día.
—Bonjour chère Mary —dijo Tamaki abrazándome por la espalda cuando nos encontramos en la entrada del instituto.
Suspiré con cansancio. Estaba tan cansada que su energía era demasiado para mí.
—Vaya que sabes de discreción —reclamé—. ¿No se supone que me odiarías?
—¿Cómo puedo odiar a mi hermanita? —preguntó con una enorme sonrisa, haciéndome completamente feliz.
Continúa...
ESTÁS LEYENDO
MON TONNERRE
FanfictionElla llegó, revolvió todo, hizo de la vida de él un desastre y luego desapareció, dejando todos los rastros que una tórrida tormenta deja en un indefenso campo, pero no estando más. Después de solo desaparecer sin decir nada, ella no puede pretender...