Capítulo 5

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—¿Necesitas un padre para tu hijo? —preguntó Tamaki.

Pero eso no era lo que yo necesitaba. Mi hijo tenía un padre.

—No —dije—, lo que necesito es reconciliarme con el padre de mi hijo.

—¿Y yo puedo ayudarte con eso? —cuestionó intrigado el rubio.

—Eso es lo que espero —dije y suspiré.

No estaba segura de que la intercesión de Tamaki fuera a serme de mucha ayuda.

—Eso significa que yo lo conozco, ¿cierto? —preguntó y asentí.

—Eres su mejor amigo, según me contaron —dije.

—¡Kyoya! —gritó poniéndose en pie.

—Aja —dije y Tamaki abrió ojos y boca tan grane como estos le permitieron.

Estaba súper sorprendido según pude ver.

Y, aunque esperaba su ayuda me facilitara las cosas, en el fondo sabía que las cosas no irían muy fácil. Kyoya me odiaba.

Le conté a Tamaki mi historia, ahora que el chico confiaba en mí me sentía un poco fuerte para contar eso que también a mí me lastimaba.

»El verano pasado, esperando obtener un poco más de información de ti, me acerqué a él fingiendo ser alguien que no soy, Fui cocinera en su casa de verano —dije y sonreí—. Pasaron un montón de cosas y un día solo me fui, sin decirle nada, pues yo sabía ya todo lo que necesitaba.

»Hace un par de meses me enteré del embarazo y... —suspiré— no es como que pueda llegar a decirle: «Hola, ¿te acuerdas de mí?, soy Anne Faire, la cocinera con la que pasaste el verano, Adivina, esa vez te mentí, en realidad son Mary Tonnerre y me acosté contigo porque quería información de Tamaki, pero estoy embarazada, así que quiero casarme contigo»... Yo no creo que funcione bien.

»Además ya sabe que lo engañé, cuando me vio entrar en el Host Club casi me mata con la mirada; aunque eso lo hicieron casi todos —señalé—. Sé que ninguno confiará fácil en mí, sobre todo porque no podemos explicarles esto, pero con Kyoya será peor, ¿verdad?

Tamaki asintió a mi última pregunta y yo suspiré; más que no ir fácil, parecía que sería extremadamente difícil.

No podía culparlos, ellos no tenían más que una mala referencia de mí, y ahora les ocultaba un gran secreto. Iba a ponerse bastante feo.

»En realidad no quiero casarme con Kyoya —expliqué—, solo quiero que sepa la verdad y saber si me apoya o no; y tampoco estoy esperando eso de él. Gracias al cielo tengo todo el apoyo que requiero —dije tomando la mano de la rubia mujer que me sonreía.

—Voy a intentar ayudarte —dijo Tamaki—, te lo mereces después de entregarme a mi madre.

—¡No te la estoy entregando! Voy a compartirla contigo, pero ella es mía —dije y sonreí a un rubio que hacía un puchero.


Continúa...

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