Capitulo 3

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Aquí estaba nuevamente en esta horrible aula de clases con mis asquerosas compañeras, sinceramente no las odiaba, tampoco odiaba la escuela, me odiaba a mi y a mi horrible vida, mientras pasaban las horas intente concentrarme en clases para así evitar mis pensamientos que cada vez me absorben un poco más. Luego de unos minutos tocaron el timbre del beack "ya era hora" dije en un susurro, Andrea no quería salir pero se lo suplique y fue así que finalmente logre que saliéramos y caminamos por todo el recinto, mientras pasaban los minutos (que se me hacían eternos) Andrea saludaba y saludaba chicas (ya que nuestra escuela es solo de niñas). Finalmente vamos al baño y tocan de nuevo el timbre que indicaba el regreso a el aula, el día se paso como cualquier otro, sin mucho que hacer, con tonterías y clases que definitivamente no me interesaban pero valía la pena, ya que, prefería estar escuchando a estúpidos maestros que a mi maldita familia.
El día ya acabo y ya eran las 20:00hrs, estudio en horario de tarde, era hora de ir a casa, como odiaba este momento, como odiaba volver a "casa" como odiaba que nuevamente mis pensamientos y emociones me absorvieran haciéndome entrar en pánico, llanto y temor.
Fue así que me fui a esperar el bus que me dejaba tan solo a una calle de mi "casa", normalmente me iba con mi compañera que se llamada Estefani Aravena, realmente era una chica sencilla, alegre, sociable, tímida, morena y muy inteligente podría llamarse una "matea", fue así que mientras esperabamos ella saco de su mochila unos cigarrillos y mientras esperábamos fumábamos y conversábamos un poco de como fue su día, sinceramente me agradaba oírla, ya que, si habláramos de mi día seria espantoso recordar cada segundo y peor aun recordar que sigo viva. Cuando finalmente tomamos el bus, seguiamod hablando, hasta que me toco bajarme, ella debía seguir en el bus porque vive unas cuatad calles más allá, me baje y camine con mis audífonos esta vez mi mirada dejo de sentir cualquier emocion, simplemente escuchaba música y caminaba para llegar a mi "hermoso hogar" con mi "hermosa y fantástica familia".
Camino unos cuantos minutos con mirada baja, sin sonreír ni fingir nada, ya estoy a pasos de entrar y siendo todo un nudo en mi estomago, miro al cielo esperando que la noche pase rápido y finalmente abro la puerta, no saludo a nadie solo me encierro en mi habitación y me recuesto en mi cama. Mi madre sube, golpea mi puerta y pregunta si deseo comer algo y yo simplemente le digo con una voz que a penas es audible:
"No, solo estoy cansada"
Ah decir verdad odiaba comer y sentía que hacerlo era innecesario, fue así que ella se marcho, mis hermanos estaban cada uno en su mundo, ellos eran muy unidos y bueno, ser la menor no implica tener "preferencias" muchas veces es ser la que nadie quiere, la sola, la rechazada, bueno esa soy yo.
Mientras las horas en mi habitación avanzan decido irme a bañar, tome mi pijama, ya que, no tenia ánimos de nada más que estar acostada como es de costumbre, entre al baño y lo cerré con pestillo, Prendí el agua caliente y la deje tibia, ya que me gustaba ducharme con esa agua, me comencé a sacar el uniforme y comencé a mirarme, me coloque una toalla sobre mi, comencé a mirar mis brazos, era deprimente ver que simplemente un día, una noche, una tarde! Todo, absolutamente todo cambio, todo! Era deprimente ver en que me había transformado, en un muostró, un fenómeno, decidi dejar de mirarme y meterme a la bañera, me recoste sobre la tina dejandome caer suavemente, dejandome libre y sin sentirme tan horrible o tan extraña como siempre me sentía.
Ya eran las 10 de la noche, estaba ya vestida con mi pijama, pero de un momento a otro sentí como mis pensamientos me amenazaban nuevamente no dejando me libre de culpa, sin poder arrancar. Otra vez, otra noche sin poder salir de mi oscuro pasado, como dolía recordar aquella noche donde ese hombre al cual muchos llaman "héroe" fue capaz de arruinar mi historia, mi felicidad y mi niñez, los recuerdos cada vez se hacían mas dolorosos, podía oír su voz llamandome "hija, juguemos un momento" aun no puedo comprender como mi mamá nunca lo notó, tampoco puedo entender porque cada vez que intentaba gritar mis cuerdas vocales parecían irse de mi y abandonarme justo en aquel momento. La noche cada vez se hacia más larga, más oscura y más deprimente, odiaba tanto este dolor emocional que me consumía poco a poco, que me mataba cada noche, que me pedía a gritos poder ser liberado, ya no podía seguir pensando, estaba desesperandome y simplemente busque aquella cajita en la cual dejaba mis fieles compañeras, mis navajas, tomo una sin mirarla y subo mi manga izquierda de mi pijama y comienzo a deslizar aquella navaja, comienza a fluir la sangre de mi brazo, pero eso ya no duele, ya simplemente es un dolor más, pero sin dudar menos fuerte que el dolor interno que acumulaba, fue así que otra vez caía sin pensarlo, sin dudarlo, sin luchar, simplemente me rendía nuevamente.

Mi historia suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora