Capítulo 11

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*Evadí su mirada, volteando a ver la taza de té. Él levantó mi rostro con su mano e hizo que lo viera a los ojos.*

X: Eres muy linda.

Caroline: Basta por favor...

X: Esta bien, disculpa no quise incomodarte.

Caroline: Descuida, no hay problema.

X: Bueno Caroline verás... No pude contestar tus preguntas porque yo he perdido la memoria.

Caroline: Pero, como?! Qué fue lo que te sucedió?

X: No sé con seguridad que fue lo que pasó, sólo sé que un día desperté en él hospital. El doctor que me atendió me dijo que había sufrido un accidente cerca de un barranco, al parecer me caí y golpeé mi cabeza tan fuerte que entré en estado vegetativo. También me dijo que en los 3 meses en los que no despertaba, me investigaron con el fin de encontrar un familiar, pero ni siquiera supieron mi nombre.
El doctor corrió con todos los gastos y yo seguí buscando información mía pero sin resultado alguno.

Caroline: Oh, cuanto lo lamento. De verdad me gustaría ayudarte, porque no vamos a mi casa y buscamos a alguien que te pueda ayudar a recuperar tu identidad?

X: No tiene caso, seguramente no encontraran nada.

Caroline: No seas tan negativo, ven vamos.

*Dije levantandome del asiento*.

X: Te dije que no!!!

*Gritó y me sostuvo del brazo fuertemente.*

Caroline: Sueltame!!! Me lastimas.

*De pronto su mirada se tornó agresiva y el color de sus ojos cambió, de igual manera que como había pasado con Sebastian. Comencé a temblar, mientras que el sonreía burlona y sarcásticamente.*

X: Vaya, ahora entiendo el porque ese estúpido cuervo te aprecia tanto. Irradias pureza, el mas exquisito manjar para un demonio.

Caroline: Tú... tú también eres...eres...

X: Si querida yo también soy un demonio. Y ahora eres mía.

*Me jaló hacía él y comenzó a oler mi cuello, yo no sabia que hacer, era demasiado fuerte como para safarme, hasta que escucho el sonido de la puerta caer.*

Sebastian: Claude Faustus!! Quita tus asquerosas patas de ella repugnante araña. Ella es y siempre será mía.

*Claude me soltó y volteó a ver directamente a Sebastian.*

Claude: Vamos Sebastian, no hay que ser envidiosos. Podemos compartir a la dulce damita, al final de cuentas ambos tenemos lo mismo en mente.

Sebastian: He dicho que ella es únicamente mía, así que ahora apartate no deseo hacerte daño.

Claude: Vaya, vaya veo que sigues igual de prepotente. Al parecer aún no devoras a Ciel cierto? Has tardado tanto en comerlo que se a pudrido, es por eso que has buscado una nueva presa? Y como aun no terminas tu contrato por eso la enamoraste, para mantenerla cerca de ti. No sabes como te envidio, siempre consigues lo mejor, pero esta vez no dejaré que te lleves esta deliciosa comida, estoy seguro que la echaras a perder.

Sebastian: Pero donde quedó tu caballerosidad? Estas hablando tan vulgarmente enfrente de una dama, eso no es apropiado. Oh... ya sé, seguramente se la llevó Alois el día en que murió, dejándote hambriento y con un enorme coraje, no es así?

Claude: Coraje, porque? Él simplemente no servía...

Sebastian: Vaya que has cambiado, y es una decepción. Aunque debo admitir que tu forma de enredar a Caroline en tus patrañas, fue estupenda no esperaba menos de ti. Fue digno de la asquerosa araña que eres.

Claude: Gracias, pero tus halagos no servirán de nada. Sé lo que intentas y no me dejaré caer para que me arranques los ojos como el repulsivo cuervo que eres.

Sebastian: Bueno, como veo que no estas dispuesto a ceder, tendré que utilizar la fuerza. Lo lamento pero la señorita debe llegar a su casa a descansar.

*Sebastian sacó de los bolsillos internos de su saco cuchillos que parecían ser de plata, mientras que Claude sacó unos de oro. Ambos salieron de la casa y yo atrás de ellos. Ví como en el aire peleaban, saltaban de un lugar a otro, corrían a gran velocidad; pero todo eso de una manera perfecta. De un momento a otro los perdí de vista, quedando sola afuera de la casa. Comencé a correr, no sabía bien a donde iba pero solo quería alejarme y encontrar un camino que me llevara a casa, hasta que alguien me impidió el paso.*

Un Amor de Inframundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora