"Me han dicho que debo ser valiente, pero la cobardía siempre me ataca cuando estoy más débil."
Dos semanas antes...
Trato de alcanzar a mi padre quien huye enfadado por lo que dije hace unos minutos.
—Papá, por favor espera...— digo con la voz entrecortada.
—Ya escuché bastantes niñadas y tonterías por hoy, Peter— dice disgustado y serio, mientras baja por las escaleras de mármol de nuestro hogar.
No creí que se enojaría tanto con lo que le dije. Creí que la felicidad de su hijo significaba más que cualquier cosa. Un estúpido título significa más...
—No puedes obligarme, soy tu hijo, no obligarías a tu hijo a tener una vida infeliz— dije, tratando de retarlo.
—Precisamente, porque eres mi hijo es que harás lo que yo te diga.—dijo alzando la voz, mientras giraba para mirarme.—Me he esforzado demasiado para lograr pagar una buena universidad, eres tú quién no me puede pagar de esa manera. Irás a esa universidad y estudiarás lo que te ordeno.— dijo sereno, mientras se reincorporaba y arreglaba su corbata.
—¿Por qué tengo que hacerlo?— dije exigiendo una explicación.
—No sabes lo que es ser una completa decepción para tu padre, y perder todo solo por rehusarte a estudiar algo que él quiere. Tenía tu mismo pensamiento, quería algo distinto y no quise estudiar la carrera que mi padre anhelaba para mí.—Mientras avanzaba, soltaba algunos sollozos.
¿Mi abuelo? Nunca habíamos hablado de ese hombre; mi padre siempre evadía el tema, no le gustaba hablar sobre él, además podía ver amargura y tristeza en sus ojos cuando yo trataba de saber sobre el misterioso señor, por ello dejé de indagar.
—En un abrir y cerrar de ojos estaba solo, y tuve que comenzar de nuevo en este mundo de porquería, sin dinero, ni familia, ni hogar. He hecho todo lo que he podido hijo, para que tu puedas ser el orgullo de tu abuelo, pues yo fui un fracaso.—al finalizar su argumento, rompió en llanto.
Finalmente entendí. Quería tener una segunda oportunidad. Una segunda chance para demostrarle a su padre, que estaba haciendo realidad su sueño.
La verdad no me disgusta la carrera que mi padre escogió para mí, pues no me desagrada la idea de ser abogado, es solo que no quería hacerlo porque en ese tipo de carreras universitarias, es fácil volverse un ser codicioso y sin alma, y no me encanta la idea de usar un traje todos los días.
Calmé a mi padre, le ayudé a entrar a casa, mi madre no estaba, había salido a un corto viaje con sus amigas.
Una vez en casa, me dirigí a llevarlo a la sala y ayudarlo a sentarse para que descansara un poco, ya que el exaltarse es gigantescamente riesgoso para mi padre, pues tuvo un problema en su sistema nervioso y respiratorio, que no permite que se exalte, ya que podría causar un serios problemas sobre la salud.—De acuerdo, estudiaré lo que quieres, solo no me hagas usar traje todos los días.
Esbozó una sonrisa.
—Claro que no, hijo— decía mientras volvía a sus ojos ese brillo que siempre ha destacado en sus ojos verdes.
Pienso en porqué no pude tener unos ojos tan excepcionales, al contrario tengo ojos cafés, un tono tan oscuro que se podría comparar con el color de la noche, pero no sólo el color, también el ambiente, pues mis ojos no demuestran nada, se limitan a cumplir su función en mi organismo.
No me molesta esa frialdad,pues no me agrada que quieran saber de mi vida, y mucho menos que mi cuerpo refleje algo que no esté completamente seguro de demostrar.
Después de un abrazo, mi padre se fue a trabajar, pues ya iba muy tarde.
Mientras lo veía marcharse, pensaba en mi siguiente reto... Vencer mi timidez, para poder comenzar un ciclo con el pie derecho, y no dar algún paso en falso para no decepcionar a mi padre y por consiguiente decepcionarme a mí mismo.
Pienso que mi vida la he pasado jugando como una estrategia, ya que muestro lo que quiero, y oculto lo que deseo, lo que representa una ventaja ya que no hay espacio para la debilidad en mi existencia.
Una defensa férrea acompañada de espinas, cadenas y un fuego colosal; hacía el ingreso a mi vida y emociones, algo casi imposible y muy riesgoso, ya que quien intentaba encontrar algo de sensibilidad en mí, solo encontraba lo que parecía un corazón cristalizado y/o petrificado. Un corazón duro como el acero, que solo provoca decepción y miedo. Un corazón insensible ante cualquier situación. Mi corazón. O por lo menos el lado que permitía que los demás vieran.
Nunca he sido frío, pero a lo mejor era lo que quería mostrar, solo con el fin de no resultar herido, ya que creo que ese es mi mayor miedo: Ser herido.
Me aterra la idea de tener que entregarle a alguien mi manual de fortalezas y debilidades para que lo use a su parecer, no es más que una loca idea que algún estúpido sugirió sin hacer completo uso de su razón.
Ser herido... Es difícil pasar por la vida sin que esto suceda, pues el mundo está lleno de personas que te hacen creer que puedes confiar en ellas, aquellos individuos que te hacen creer que puedes superar el abismo, pero también son quienes pisan tu mano luego de haberlo cruzado.
Solo espero que mi corazón siga siendo esa piedra, que desilusiona y al mismo tiempo me aleja de mi peor pesadilla, sé que es malo engañar a las personas, pero es por un bien mayor: Yo mismo.
El día estaba llegando a su fin, pero seguía pensando en lo difícil que ha sido para mí vencer mi timidez; es complicado puesto que la armadura que construí, me inhibió demasiado como para entablar una conversación, y mucho menos considerar a alguien mi amigo.
Después de pensar por unos minutos, me resigné a ser alguien invisible en el ciclo que estaba por comenzar dentro de poco; no podría ser tan malo, igualmente el campus de la universidad era demasiado gigante, por lo tanto podría esconderme en cualquier lugar y evadir fácilmente a quien quisiera establecer alguna clase de conexión conmigo. Gracias a un campus tan exorbitante podía pasar desapercibido.
No estoy diciendo que ame ser invisible, también he querido ser como esos chicos de la escuela que pueden andar por cualquier parte saludando a una persona distinta, se les ve felices y rodeados de amigos, mientras que yo solo tuve un amigo y precisamente cuando se volvió alguien importante, días después lo encontraron en su recámara, muerto. Se había suicidado. Nunca lo había visto triste, pensaba que su vida era perfecta, pero después de aquel incidente, descubrí que a lo mejor sus sonrisas habían sido falsas. El hecho de no saber la razón, es algo que simplemente me espanta.
Sacudo la cabeza para dejar aquellos recuerdos atrás y me enfoco en esperar las dos semanas que me faltan para entrar a la lujosa y exclusiva "Kingsley University" y anhelo que suceda algo que tal vez me haga volver a ser una persona normal, no un loco que hace todo lo posible por no ser herido, incluyendo alejar a personas que me han demostrado ser incondicionales.
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Fuego Prohibido
Novela JuvenilDante Hughes; 22 años, estudiante de medicina, caprichoso, adinerado, sale con la chica del campus que desea, goza de popularidad en toda la universidad, el modelo de vida que cualquier joven desea. Peter Knight; 20 años, misterioso, rudo, atlético...