Inesperada Coincidencia

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Despierto, gracias a la luz del sol que atravesaba el ventanal de mi cuarto. Morgan y Thomas siguen dormidos, igualmente todos comenzamos clases en tres horas. Mis compañeros me agradan, son buenas personas.

Fui a bañarme, y cuando salí Morgan estaba hablando con Thomas acerca de lo sucedido la noche anterior.

—¡Cómo te digo! ¡Lo golpe...—dijo Morgan emocionado, hasta que me vio e inmediatamente se quedó callado.
—Fuiste valiente Peter, te felicito.— dijo Thomas.
—Gracias.

Me vestí, al estilo elegante de mis nuevos compañeros, después de todo no está mal vestir así, me siento poderoso e influyente. Arreglé mi cabello; suelo tardar mucho haciéndolo pero esta vez, logré terminar en pocos minutos.

Tengo clase a las 9:00 am, los veo luego.—dije mientras abría la puerta.
—Pero Peter, falta una hora...— dijo Morgan, interrumpiéndome.
—Lo sé, solo saldré a conocer un poco más la universidad.— dije mientras me giraba y cerraba la puerta.

No tenía un rumbo y para ir a cualquier lugar, debía pasar por la plazoleta central. Me sorprendió ver el lugar tan lleno, teniendo en cuenta la hora. Mientras caminaba mirando el mapa en la app, varias chicas me saludaban, algunas coqueteaban, y otras me pasaban su número en un papel. Era inusual, pues no entendía porqué lo hacían; seguí caminando y vi en el mapa un "Mirador de ensueño". Ese nombre me parecía intrigante, por lo que me dirigí allí inmediatamente.

Llegué al mirador, y cuando subí entendí porqué el nombre. Desde allí se veía todo el campus, y a esta hora con el sol apenas acariciando las copas de los árboles, desde el mirador tenía una vista que cualquier persona envidiaría.

Nunca me han encantado las cosas lujosas, prefiero algo real y sencillo que llena más que una vida con tecnología y presión de la sociedad. En el mirador solo habían unas cuantas personas, algunos hipnotizados por sus móviles, mientras yo solo quería contemplar aquel paisaje.

—Es una hermosa vista ¿no crees?— dijo una voz que me resultó familiar.
—Si, es hermos...— dije, hasta que vi quien lo había dicho.

Era Dante, el chico que golpeé la noche anterior, tenía una parte de su rostro morada. Mi culpa, pues le dejé una herida a un rostro por el que cualquier chica moriría.

—¿Qué quieres?— dije cortante.
—Tranquilo, creo que no iniciamos bien. Lo sé, soy un idiota, estaba acostumbrado a hacer bromas, pues nunca me demostraban que les desagradara.— dijo Dante mientras se acercaba a mí y me acompañaba a ver el paisaje.
—Creo que exageré un poco, lo siento, en ocasiones no me controlo— dije un poco apenado.
—En serio, me lo merecía— dijo mientras trataba de sonreír, pues su herida se lo impedía.—No recuerdo tu nombre, el golpe habrá afectado mi memoria— dijo Dante mientras apenas podía reírse.
—Peter. Peter Knight.
—Un gusto conocerte Peter, soy Dante Hughes y espero que podamos ser amigos. Viniste a mi lugar favorito ¿sabes? Vengo aquí cada vez que puedo, en especial en la mañana. Esa es una vista que muy pocos valoran.— dijo mientras señalaba el campus, alumbrado por un sol suave.
—Tienes razón, aquí predomina la tecnología, mientras que yo ni siquiera sé si ir a clase; no me quiero perder esta vista.
—Peter, se le dice Mirador de ensueño, porque en cualquier momento tendrás una vista especial, pero te recomiendo el amanecer y el momento en el que el sol se oculta.

Después de todo, no resultó ser un completo imbécil. Me agradaba y cambié mi opinión hacia él en cuestión de minutos.

—Bueno, debo ir a mi cuarto por algunas cosas que necesito para mi clase. Y si en algún momento necesitas un recorrido por la universidad, no dudes en hablarme.— dijo mientras me entregaba una tarjeta con su número.— No creas que es algo extraño, lo tienen muchos amigos del campus.
—No pensé nada,— dije sonriendo— creo que en serio necesito ese recorrido.
—Ok. Entonces escríbeme cuando estés libre, esta universidad es demasiado grande para alguien nuevo. Ah, se me olvidaba ¿qué estudiarás?— dijo interesado en mi respuesta.
—Derecho ¿y tú?
—Medicina. Ya debo irme, el edificio 17 no es muy cerca de aquí y no traje mi auto.— dijo mientras comenzaba a bajar las escaleras.

Fuego ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora